-Conozco a Rubén desde que nací.
-¿Desde qué naciste?.
-Cuando te conocí, no pretendía involucrarme contigo de ninguna de las formas. No quería hacerte sufrir. Ya sabes lo de Liana. Tampoco quería confesarte algo que a Rubén y a mí nos incumbía. Por eso cuando preguntaste, omití un leve detalle contándote la versión oficial.
-¿Un leve detalle?.
-Rubén es mi padre-dijo después de dar un suspiro-.
¿Cómo?.
-¿Eres hermano de mi hermano?-miré a Únax-. ¿Le pusiste los cuernos a mi madre a la primera de cambio?-recriminé a Rubén-.
-¡No!. ¡Joder, Haya!. Siempre le he sido fiel a tu madre en todos los años que pasé escondido por el mundo. Nunca toqué a otra mujer desde que la conocí en Oviedo hace ya tanto tiempo que ni me acuerdo.
-No entiendo esa línea de parentesco entonces.
-Después de recuperarme de mis fiebres, no me dediqué a matar a gente para absorver su energía, tampoco fuí extraordinariamente fuerte de la noche a la mañana. Estuve una semana más en la aldea sonriéndome extraño pero con las mismas ganas de desenmascarar a quiénes envenenaban a la gente.
Estaban haciendo un complot contra mí, para matarme, para silenciarme. Yo permanecía ajeno a ello, evidentemente, pero la noche antes de huír. La mujer que me había salvado la vida, se puso de parto. Yo fuí el encargado de atenderla, se lo debía pero en aquellas condiciones, el parto se complicó y tuve que hacerla elegir entre ella o Únax. Eligió a Únax por supuesto pero antes de morir, me pidió algo:
"Tú y mi hijo corréis peligro Únax. A tí quieren silenciarte y están esperando a que llegue el momento idóneo para matarte, no quieren que destapes la trama que hay en este poblado, en toda África. Y mi pequeño será fruto de la experimentación de esas vacunas, crecerá sin estar sano, sufriendo. Ambos debéis huir lejos. Antes de qué os pongan el microchip que os mantendrà siempre localizados.
-¿Por qué sabes eso?.
-Porque el hombre que me dejó embarazada es uno de los responsables. Lo descubrí hablando con otros médicos y amenacé con denunciarlo. Después me violó y ne dijo que si me atrevía a decir algo, mi hijo sería el primero con el que experimentar.
-¡Qué horror!.
-Huye, Rubén. Huíd los dos por favor. Y sácale a mi hijo toda la mala energia que lleva dentro, sufrirá por el mal karma de su concepción si no lo haces.
-¿Cómo voy a hacer eso?.
-Eres un vampiro energético ahora. El chamán te convirtió. Tú sabrás como hacerlo".
Únax y yo huímos de la aldea tan pronto su madre expiró. Llevé conmigo sólo lo indispensable y puse rumbo a China. Por suerte, aún no habían lanzado ninguna orden contra mí así que una vez allí, conseguí pasaportes falsos y nos refugiamos en una aldea cercana a las karst mountains.
Fueron tiempos duros, yo no sabía como criar a un niño, siquiera como sacarle aquella maldad que su madre me había pedido que hiciese. Así que, los primeros meses, estuvimos en la aldea. Únax se alimentó de una nodriza y yo intenté con todas mis fuerzas entender lo que estaba pasando conmigo.
Fue cuando él tenía casi tres años cuando descargó su ira contra un niño. Vi como salía energía roja de sus manos, con las que se disponía a azotar a aquel inocente. Ahí entendí lo que su madre me decía. Únax tenía poderes, grandes poderes pero en su interior albergaba la maldad de su propio padre. Si no absorbía eso, sería un ser extraordinario pero malvado. La primera vez que me alimenté, fue de Únax, de mi propio hijo. Sentí como toda aquella maldad se convertía en bondad dentro de mí y como volvía de nuevo a él depurada. Estaba feliz, había cumplido mi misión pero al no poder controlar ninguno de los dos nuestros poderes, la gente empezó a hablar.
El instinto de supervivencia me hizo coger nuestras pertenencias y cruzar hasta la frontera con Vietnam. Lo hicimos a pie o más bien lo hice. No quería que un niño de tres años desollara sus pies por el monte.
Después de eso, fuímos de poblado en poblado, cambiándonos de residencia y de nombre cada vez que algo nos decía que estábamos en peligro o no éramos capaces de controlarnos y nos trataban como brujos. Así es como llegamos a Estambul
Ya había decidido, cuando Únax cumplió diez años que aquello no era vida para un niño. Debía escolarizarse, tener contacto con otros niños y niñas de su edad, ser feliz y no huír cada año, cada mes o cada semana. Estando en la ciudad, me encontré con Rober. Se había casado con una mujer turca y quería empezar a ejercer como médico. Estaba cambiado, sin pizca de rencor hacía mí por haberlo amenazado el día que casi viola a tu madre en Oviedo, es más, se sentía incluso culpable.
La pareja buscaba tener hijos pero, al parecer, les estaba costando mucho. Una noche en la que nos invitaron a cenar, hablé con Rober y le conté toda la verdad. Le prometí ayudarlo con su clínica y su deseo de ser padre a cambio de que cuidaran a Únax. Así es como empezó a ser hijo de Rober, como empezamos a forjar una mentira que sólo tú, él, tu madre, Rober y yo sabemos.
Creí morir cuando me despidió desde la casa con su manita diciéndome adiós. Sólo pude ir a visitarlo tres veces desde aquel día. Al contrario que con tu madre y tu hermano, a los que nunca visité, me resultaba más fácil ir a Turquía. Allí no tenía matrimonios que poner en peligro, sólo la ilusión de ver como crecía aquel niño que había pasado tanto tiempo a mi lado y que me había llegado del cielo.
Me levanté del sofá tan pronto Rubén cesó de narrar su historia. ¡Joder! Era muy fuerte todo aquello. Describía a Únax como un regalo venido del cielo pero, sin embargo siempre estaban como el perro y el gato. Miré por la ventana. En Roma había un gran ajetreo, una gran cantidad de gente tomando spritz y demás cocktails en sus bares. Necesitaba uno a toda costa. Toda esa gran cantidad de información que estaba recibiendo era como una antena 5G taladrándome el cerebro y envenenándome.
-Me voy a la calle-anuncié-.
-¿A qué?-preguntaron ambos a la vez-.
-Quiero un spritz. Sí, ya lo sé. Mi vibración bla, bla, bla. No os quito la razón pero vuestra historia es difícil y yo necesito alcohol para sobrevivir.
-Iremos contigo-dijo Únax-.
-¿Vendréis conmigo para discutir, llevaros mal y todo eso por qué tu padre te dejó en Estambul por tu propio bien, Únax?. ¿Por qué tú, Rubén, quieres aprovechar el tiempo perdido sobreprotegiéndolo por un error que tuvo hace años?. ¿Acaso ninguno de los dos os estáis dando cuenta de que vuestro estúpido ego está dificultando vuestra relación?. ¿La qué en un principio fue buena?. Ambos os salvastéis la vida, estúpidos. Arreglad vuestras cosas. Vengo en una hora.
Los dejé boquiabiertos, por supuesto, pero es que yo quería estar sola y ellos necesitaban arreglar aquella idiotez de odio que se habían montado en la mente.
En vez de salir a la calle, fuí al bar del hotel. Era más tranquilo que el bullicio de la calle y, en realidad, poca gana tenía de encontrarme con algún imbécil que me amargase la copa.
Me relajé en los amplios sillones con vistas a la ciudad. Apenas había tomado dos sorbos del delicioso spritz cuando encontré a Únax sentado a mi lado.
-¿Qué haces?. ¿No tienes cosas pendientes con tu padre?.
-Haya, desde que te conozco, has sido todo un espiral de emociones para mí. Al principio, no queria verte ni estar en contacto contigo. Mi dogma lo impedía pero también mi corazón roto, no podía amarte y aunque lo evité a toda costa, acabé ingeniándomelas para estar a tu lado, para mostrar mi verdadero yo. Ahora me doy cuenta de lo confundido que estaba. Nadie como tú hubiese sido capaz de darnos a mi padre y a mí una bofetada de realidad tan grande como la que nos has dado hace apenas media hora. Gracias de corazón, Haya. Gracias.
¿Se habrían reconciliado?. ¿Realmente había sido yo, con mis palabras la que había quitado tanto rencor de en medio?.
Me abrazó tiernamente, sus ojos tenían lágrimas pero no eran de tristeza sino de felicidad. Después me besó en los labios y yo me entregué al beso. Estaría confundida en muchos aspectos pero, en lo referente a Únax, sabía que lo amaba de corazón. Él no me lo había dicho pero sí demostrado pero, al fin y al cabo, tampoco yo se lo había dicho.
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Soy tu Oscuridad #4
RomanceEsta historia pertenece a una saga. Se recomienda leer en este orden. *Atrapada *Y entonces llegó ella *Más que hermanos *Soy tu oscuridad Muchos conocéis a mis abuelos, padres e incluso a mis bisabuelos pero esto va más allá del apellido Alfasi. Au...