Confundida y cansada de esperar, me dormí un par de horas más tarde. En ningún momento olvidé el roce de sus labios.
¡Joder, Haya¡. ¡La estás liando!.
-Haya.....
Una voz sibilina me llamaba en sueños. El dueño, sin embargo, se mantenía oculto. Como siempre.
-Haya, sabemos què es lo que tienes.
-No tengo nada para tí-contesté-.
-Yo creo que sí y lo conseguiré. Hoy puede ser un gran día para ello. Parece que no tienes la compañía del caminante.
-¿Caminante?.
-El caminante de sueños que te protege cada día. Llevo muchos años detrás de tu poder.
-No lo tendrás.
No tenía ni idea de cual era mi poder, ni la más mínima pero traté de mantener mi mente hermética tal y como mi madre me había dicho que hiciese. Me protegí con los símbolos del reiki y visualicé el poder en mis manos lanzando toda la energía contra él.
Funcionó durante unos segundos que parecieron horas pero el ser era màs poderoso que mi inestable energía de principiante. Aún me costaba controlarla y en un momento de despiste, sentí unas manos frías sobre mi cuello. Ahogándome.
-Ni toda la luz del mundo podrá separarme de mi objetivo, Haya. Tendré tu poder ahora.
Era consciente del sueño, sabía que mi cuerpo físico estaba ahogándose al igual que el onírico sin ser capaz de hacer nada. ¿Cómo podría defenderme?.
Al borde de dar el último suspiro, una nebulosa blanca envolvió mi cuerpo, transportándome hasta un jardín repleto de árboles frutales. Instintivamente, toqué mi cuello. No dolía. ¿Estaría muerta?. Miré a mi alrededor. Un gran castillo se erigía majestuoso al final del largo jardín. Justo en frente, una gran fuente de agua digna de los jardines de Versalles emitía un gorjeo musical muy agradable. Todo era perfecto y bonito y sin rastro de arcontes.
Era un paraíso por donde caballos de largas crines corrían en libertad por los campos lejanos. Sin embargo, hubiese preferido un lugar de playa para pasar mi eternidad. Ya había llegado a la conclusión de que mi vida había llegado a su fin.
En un abrir y cerrar de ojos, una playa paradisiaca de arenas claras y aguas cristalinas me recibió. La temperatura era ideal, el sol comenzaba a descender y las hojas de las palmeras se movían suavemente por la brisa marina. Me tumbé sobre la arena, confundida por la situación. No me encajaba nada de lo que estaba sucediendo. Por un momento, sentí miedo, algo que me hacía débil según Únax.
¿Únax?. ¿Dónde estaría?. Me gustaría que estuvieses aquí. Sólo tú eres capaz de no hacerme sentir miedo....
-¡Haya!. ¡Haya!.
-¿Únax?.
-¡Oh, Haya¡. Siento haberte dejado sola. ¿Estás bien?. ¿Te han hecho algo?.
Abrí los ojos para ver a Únax preocupado sobre mí. Era mi casa. Estaba de nuevo en Ciudadella y viva.
-No se que ha pasado-dije-. El arconte me atacó. Traté de defenderme pero no fue suficiente. Me cogió del cuello, pensé que había muerto.
-¿Muerto?.
-Aparecí en un castillo muy bonito pero no me pareció adecuado. Pensé en una playa y me transporté a ella.
-¿Te has transportado?. ¿Y las marcas?. Si te cogió del cuello, deberías tenerlas.
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Soy tu Oscuridad #4
Storie d'amoreEsta historia pertenece a una saga. Se recomienda leer en este orden. *Atrapada *Y entonces llegó ella *Más que hermanos *Soy tu oscuridad Muchos conocéis a mis abuelos, padres e incluso a mis bisabuelos pero esto va más allá del apellido Alfasi. Au...