Capítulo Siete.Profecías

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-¿Nuestros padres están bien?.

-Están seguros y a salvo. Toda nuestra familia está protegida, Haya pero, ahora menos que nunca, no tenemos tiempo.

Mis padres habían escapado de las Pléyades con la ayuda de un hombre del cual no me fiaba, nosotros estábamos en peligro y con el agua al cuello y lo peor de todo, nuestra salvación estaba en manos de una única pista "ágatas". ¿No suena perfecto?.

-Algo pasa entre estos tres, Únax.

-¿Entre quienes?.

-Entre Leila, Vincenzo y Leila, ¿quiénes sino?.

-Disculpa-me sonrió-. Estoy tan enfrascado en la investigación que apenas si tengo tiempo para fijarme en alguien que no seas tú. ¿Qué crees qué les ocurre?. ¿Algo diferente a las malas caras entre ellos?.

-Precisamente es eso. Antes Leila y Jonan estaban todo el día arañándose como los gatos, ahora, aunque siguen sin mirarse, no discuten, incluso son amables y Vincenzo parece que no habla tanto con Jonan como acostumbraba a hacer. Es extraño.

-¿Desde cuándo te has convertido en una chismosa, preciosa?-me sonrió divertido-.

-¡Únax!. Son nuestros amigos. Tan sólo me preocupo por ellos.

-Y ellos lo hacen por nosotros, Haya. Coincido en que puede ser preocupante que Leila tenga que elegir o no elegir entre ellos pero es su decisión. Sólo su corazón puede guiarla. Mejor o peor pero solo él.

-Supongo.

Me senté sobre el borde de la cama abatida. El no avanzar en las investigaciones me frustraba así que trataba de mantener mi mente ocupada con otras cosas cuando no era estrictamente necesario pensar en nuestra propia desgracia.

-Haya, debemos mantenernos fuertes y unidos, ¿vale?. Ahora es difícil, no vemos la claridad pero si estamos aquí es por algo y estoy seguro de que saldrá bien. No necesitas echarte más cargas a tus espaldas de las que ya tienes.

-Es difícil.

-Desde luego. A veces me siento culpable por haberte traído a esta oscuridad, por no haber podido defenderte del hermano mayor, por haberme dejado engañar por Semjasé. Tu vida sería maravillosa en Menorca, con tu hotelito y tu ignorancia.

-Y el arconte seguiría atacándome por no mencionar que si algún otro caminante me hubiese descubierto, habría acabado trabajando para la orden al igual que tú o en manos del loco de Alazar por ser una creadora.

Tú me has salvado, Únax, de todas las formas posibles. Que ahora estemos contagiados con no sabemos qué, es una pequeñez de la que nadie tiene culpa.

-Haya....hay días en los que trato de controlar mi ira, la que de vez en cuando me posee por culpa de la ponzoña, me retraigo, me martirizo pero cuando logro ver tu cara en medio de todos esos malos sentimientos, mis fantasmas se disipan. Tu amor por mí es tan puro....

-Al igual que el tuyo por mí.....

Nos besamos lentamente, con lengua, recorriendo nuestras bocas sin prisa alguna, recordando que era lo que se sentía. Toqué su pecho desnudo, fuerte como un roble, perfectamente cincelado; su piel morena y suave olía a madera, incluso a canela, como si trajese los olores de Marruecos de nuevo a mi para recordarlo, para sentir el calor de las noches marroquíes, para sentir el calor que estaba recorriendo mi cuerpo mientras Únax acariciaba mis pechos, los besaba sosteniéndo cada uno de ellos con una sóla para llevárselos a la boca y morder mis pezones.

Hacía demasiado tiempo que no entrábamos el uno en el otro, que no hacíamos el amor despacito, sin prisas, alcanzando el orgasmo mirándonos a los ojos. Adoraba el color de sus ojos, como las estrellas que en ellos había, se iluminaban mucho más cuando el placer recorría su cuerpo.

El sentir de su miembro dentro de mí, el calor del momento, el amor y los sentimientos borraron de sopetón todas nuestras preocupaciones. Me eché hacia atrás para dar bienvenida al orgasmo que recorrió mi cuerpo de principio a fin, dejándome bañada en sudor. Después, él hizo lo mismo.

-¿Por qué no practicamos más?-pregunté-. Resulta una buena terapia.

-Supongo que las preocupaciones nos han impedido hacerlo pero estoy de acuerdo contigo. Es una gran terapia.

Me dió una palmada en el culo y esperó sonriente a que lo riñera. Siempre lo hacía.

-Esta vez no te voy a decir nada-me crucé de brazos-.

-¿Ah no?. ¿Y si te hago cosquillas?.

-¡No serás capaz!.

-¡Sí que lo soy!.

Se abalanzó sobre mí para empezar a hacerme unas cosquillas que me hicieron retorcerme y sobretodo, reírnos. Llevábamos meses sin hacerlo de ese modo, tan amoroso, despreocupado y libre. Dejando la mente en blanco, pensando sólo en nosotros dos, en nuestro disfrute.

-Tu padre y mi madre, nos recetarían esto una vez al día.

-Dos es mejor.

-¿Dos?.

-Sí. Recuerda que yo también soy médico y creo que nuestros cuerpos y nuestras almas disfrutarán mucho más si se hace dos veces al día.

-Te amo, Únax-me lancé a sus brazos para abrazarlo-.

-Y yo a ti, Haya. A tu lado no veo sombras, sólo luz. Es más....

-¿Qué pasa?.

-¡Algo extraordinario!. Llevaba tiempo viendo sombras como te dije. Si me acercaba a tí, se atenuaban pero nunca se iban. Estaban ancladas en mi vista. Ahora no veo ninguna y creo saber el motivo.

-¿Cuál?.

-Eres tú, Haya. Tu amor, nuestro amor, es nuestro amuleto. Y esto nos hace pensar que, tenemos más oportunidades de las que creemos de salvarnos. El amor cura la ponzoña.

-¿Crees qué es tan fácil?.

-No. Creo que las ágatas siguen estando relacionadas con esto.

-¿Y por qué se empeñaría Abdid en parar mi embarazo?. Si el amor de una madre por su hijo podía curar la ponzoña, ninguno de los dos podría infectarse

-No lo sé, Haya. De las Pléyades llegan siempre noticias demasiado complejas. Me cuesta confíar muchas veces, después me demuestran lo contrario. 

-Abdid insistió en parar tu embarazo por un única razón, Haya.

-¡Jonan!. ¿Qué haces aquí?-pregunté tapándome con una sabana-. ¿Por qué nunca llamáis a la puerta?.

-No es nuestra costumbre.

Estaba delante de nosotros, con su belleza supraterrenal sin ápice de arrepentimiento o vergüenza a pesar de que yo estaba colorada como un tomate por haber sido interrumpida con mi marido en la alcoba y, como no, desnudos.

-Existe una profecía que os nombra a ambos como padres de un alma pura, del nuevo señor de este Universo.

-¿Y qué es lo que cuenta esa profecía?.

-Que si el niño nace envuelto en el manto del mal, empezará una nueva era de oscuridad que azotará al Universo, sin dejar espacio para la vida, el amor o la paz. De lo contrario, si nace cubierto por el amor de sus padres, el Universo ascenderá y no caberán ni las envidias, ni la maldad, ni las guerras. Es por eso que Abdid insistió en retrasarlo. Para que buscáseis la solución antes de que wl feto se convirtiese en el arconte más destructivo de todos los tiempos.

-¿Por qué nos cuentas esto ahora, Jonan?.

-Primero porque os veo en buen camino, segundo porque Leila me ha obligado. Una cosa más antes de irme. Únax deberías hablar con tu padre acerca de las ágatas. Estás en su ciudad.

Se fue, altivo como siempre mientras Únax y yo nos quedábamos aún boquiabiertos dándonos la mano por pura inercia.

¿Profecías?. ¿Un señor del Universo?. ¿Oviedo, Rubén y las Ágatas?. Suspiré profundamente. Sin duda alguna, prefería hacer el amor a pensar. Eso sí que era una verdad Universal o, al menos, en ese momento, lo era..

Soy tu Oscuridad #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora