Capítulo Diez.Mariposas

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Me dormí de nuevo abrazada por sus fuertes brazos. No escuché su corazón pero supuse que era fruto del cansancio.

-Únax.

-¿Sí?.

-Gracias por abrazarme.

-Duerme, Haya. Lo necesitas.

Cuando desperté aún cansada, eran cerca de las dos de la tarde. Únax permanecía a mi lado, aún abrazándome.

-¿Me has dejado dormir hasta las dos de la tarde?-pregunté-.

-Avisé a tu madre y a Rubén de que hoy no irías a tus clases. En el hotel todo está controlado.

-Pero es tarde....

-Necesitabas descansar, Haya. Ha sido una noche larga. ¿Te apetece salir a comer?.

-¿A comer?. ¿Contigo?.

-Sí, claro. ¿ Con quién si no?.

-No sé. Después de lo de ayer....

-Olvida lo de ayer, ¿de acuerdo?. Ve a ducharte. Estaré esperándote.

-¿Tienes algún problema con mi higiene?.

-¿Qué cosas dices, Haya?.

-Ayer me obligaste a ducharme, hoy también. Me pregunto sino oleré malamente-olí mis sobacos. Seguían oliendo a rosas, mi desodorante preferido-.

-No seas absurda, Haya. Simplemente pienso que es lo que hacen los seres humanos cuando salen a comer. Se duchan, arreglan y visten. Es algo considerado normal supongo.

-¿Los seres humanos?-alcé una ceja-. ¿Tú no lo eres?.

-Yo soy un caminante de sueños y velo por los tuyos.

-Y supongo que me lo explicarás después de salir del baño.

-Chica lista-me guiñó un ojo-.

Estaba viendo demasiadas cosas bellas y buenas dentro de Únax y me parecía demasiado peligroso. Hoy estaba de buen humor pero, ¿qué pasaría cuándo volviese a besarme si es que lo hacía?. ¿ Saldría corriendo de nuevo?. ¿ Y qué narices eran los caminantes de sueños?. ¿Era un grado de universidad secreto?.

Moví mi cabeza tratando de sacar de ella todos los pensamientos absurdos mientras el agua caía por mi espalda. Estaba dándole demasiadas vueltas a todo.

-Estás preciosa, Haya-me dijo Únax una vez salí, arreglada de mi habitación-.

No había elegido nada demasiado elegante. Sólo un vestido rojo de volantes y unas zapatillas blancas.

-Supongo que es por el carmín-me encogí de hombros-. Todo el mundo dice que me queda bien el rojo.

-Y yo lo confirmo. ¿Nos vamos?.

-¿No te duchas?-pregunté a malicia-.

-He tenido toda la noche para hacerlo.

Su breve respuesta, me dio la pista para comprender lo que llevaba ya tiempo pensando: Únax no dormía y ese hecho era inhumano. Conocía historias de una enfermedad típica de Italia donde la gente se pasaba días sin poder dormir y después, se morían colapsados. Únax no tenía pinta de estar a punto de morir, al contrario, lucía saludable y más bello que nunca.

Fuímos al restaurante preferido de mi madre, el vegano donde había comido con mi padre por primera vez o más bien pasado hambre. Siempre lo contaban entre risas.

-¿Una copa de vino?.

-¿No se suponía que bajaba mi vibración?.

-Y lo hace-afirmó- pero viendo que cuando estoy a tu lado no sueñas y que esta noche has sido capaz de escapar de una muerte segura,creo que te lo mereces aunque el precio a pagar es alto.

Soy tu Oscuridad #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora