Capítulo Veinticinco. Henna

1.1K 172 7
                                    

-¡Haya! Abre la puerta. No puedes dormirte sola, aún no estás preparada para luchar.

-¿Cómo voy a saberlo si nunca sueño?.

El encierro empezaba a pesar en mí, al igual que el cansancio. ¿Sería capaz de enfrentarme a los peligros del astral?.

-Me vas a odiar por esto. Lo preveo-Únax me habló desde el otro lado de la puerta-pero es que me da igual. Vincenzo, por favor.

Sentí un gran estruendo, después la puerta, con cerradura incluída, caer en medio de la habitación. 

-¿Estáis locos o qué?. ¿Sabéis que la puerta no es vuestra?. ¿Qué invadís mi intimidad?.

¡Joder! Estaba cabreada, muy pero que muy cabreada con Únax. Primero el vino, ahora mandaba a Vincenzo tirarme la puerta abajo. Tenía ganas de impresionarme porque yo sabía perfectamente que Únax era capaz de abrir puertas sin mover un dedo.

-Sé que abres las puertas con la mente, Únax. ¿Realmente hacía falta incolucrar a Vincenzo en tu espectáculo circense?.

-Yo lo sugerí, Haya-se disculpó el italiano-. ¿Abres puertas con la mente?-miró a Únax perplejo y supuse que la había cagado dando más información de la cuenta-. Curioso. Una vez vi a un hombre que doblaba cucharas con la mirada.

-Se demostró que era mentira. Al parecer una de las partes de la cuchara era más blanda que el resto. Por eso se doblaba-expliqué-.

-¿En serio?. Nada hacía pensar que fuese así. Parecía tan real.

-¿Ahora os dedicáis a charlar cómo si no pasase nada?-Únax estaba casi o más enfadado que yo-.

-¿Y qué es lo que ha pasado?. ¿Qué Vincenzo y yo hemos comido y disfrutado?.

-¿Podrías salir un momento, Vincenzo?. Quiero hablar a solas con Haya.

-¿Quiere qué coloque la puerta?.

-Estaría bien. No se qué podríamos contarle al dueño de la casa si la ve venida abajo.

Vincenzo la encajó momentáneamente según nos explicó para darnos espacio y repararla a la mañana siguiente.

-¿Qué es lo qué quieres?-me crucé de brazos sobre la cama para hacerle ver lo  mosqueadísima que  estaba-.

-Preguntarte qué es lo que te pasa.

-No lo sé. A lo mejor es por la luna o por el sol o las estrellas se han alineado de forma que plutón me afecte más de la cuenta pero lo cierto es que estoy enfadada y mucho. ¿Cómo es qué tengo que estar encerrada en casa todo el día, socializar con el hiyab, que por cierto me ahoga, puesto y no me puedo permitir una conversación con una copa de vino?.

-Sè que es difícil, Haya pero no debemos de llamar la atención-si es que no lo hemos hecho ya tirando la puerta abajo- y aquí las mujeres se quedan en casa y los hombres trabajan. No soy partidario de ello pero por ahora, es lo que tenemos. Y en cuanto al vino....no te digo que no bebas una copa pero más es peligroso. Aún no sabemos siquiera cuáles son tus poderes, ni como podrìas salir bien parada de un encuentro con el arconte.

-¿Cómo voy a saberlo si nunca me enfrento a él?. ¿Y cómo voy a empezar mi entrenamiento sin estrés si me paso la vida estresada?. Estoy acostumbrada a trabajar, a salir a la calle libremente y en zapatillas de deporte. ¡Odio las babuchas!.

Me sentí tan sobrepasada que las lágrimas brotaron de mis ojos sin yo poder evitarlo. Únax estaba enfadado pero se sentó a mi lado y puso su mano sobre mi rodilla para tranquilizarme.

Soy tu Oscuridad #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora