cuarenta

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Capítulo Final!!!!
Cómo saben con este también está publicado el cuarto libro!

"Acabas de dictar tu sentencia de muerte."

—El rey de Azgeda está de acuerdo

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—El rey de Azgeda está de acuerdo. Todos están de acuerdo. No tiene porque acabar en masacre—la mujer vio incrédula al jefe de Yujileda, sin poder creer las ansias de sangre que él tenía—. ¿Acaso tu orgullo es mayor que el amor a tu gente?

—Amor—él gruñó—. Eres débil. Eres una mujer—él le gruñó viéndola con asco.

—Débil, entiendo. Pero ¿Mujer? ¿Eso  tiene que insultarme?—ella sonrió incrédula—. Te devolvería la ofensa si te tomara por un hombre.

—Solo eres la puta del comandante Ryder—él gruñó haciendo que la sangre en las venas de Elaena se calentaran de rabia.

Quiero paz para nuestros futuros niños, y me la darás por las buenas...o las malas. Heda está de acuerdo. Azgeda está de acuerdo.

Pero la sonrisa que ese hombre le dio no la tranquilizó para nada, era una sonrisa arrogante, una sonrisa que era un problema. Sintió todos sus vellos erizarse, como una loba que sentía el peligro. Y es que fue tan de repente, tan rapido y tan sorprendente que ella aún por lo mucho que ese hombre la odiaba, Elaena jamás se lo había imaginado.
Abrió la boca en una perfecta O. Vio al hombre incrédula y luego bajo la mirada a su vientre, en el cual el jefe de Yujileda le había clavado una daga, una enorme daga. Una daga en su vientre, donde su hijo se estaba formando.

—Acabas de dictar tu sentencia de muerte.—ella jadeó, y la arrogancia fue reemplazada por el miedo en sus ojos.

—Le hice un favor al comandante...

—Ryder te hará pedazos—la sangre le chorreaba por la barbilla mientras se ahogaba en esta, ella quería llorar por su hijo, vio al hombre con rabia—. Acabas de asesinar a su hijo, idiota. Y acabas de asesinar a su reina.

Ahí la cara del hombre le cambio drásticamente, sacando la daga del cuerpo de la mujer.

—Estás con niño...—el murmuró.

—Desde las estrellas veré cómo te asesina—ella murmuro sin poder evitar que la sangre emanara, caliente, espesa y negra. Pensó en su pobre hijo que ni siquiera se había formado, solo era un pequeño bulto, pero ella lo había amado desde el primer momento. Sus piernas se debilitaron y no la sostuvieron. Cayó de espaldas sintiendo como su cuerpo estaba cansado, ella estaba cansada y solo quería cerrar los ojos, vio el cielo, el hermoso cielo de color azul y morado siendo que estaba atardeciendo. Y vio el pequeño punto brillante en el cielo que era diferente de cualquier estrella, era más brillante y se movía, de donde ella había venido. Una lágrima le cayó por la sien, antes de que sus ojos color violeta que solo tenían fuego se apagarán para siempre.

KHALEESIE | the 100 #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora