🍴 XXXV: Les païen brûlera

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[26 de Enero]

Tn vestía de negro, con un ajustado pantalón y una chaqueta de cuero, junto a botas y guantes; tenía puesto un casco del mismo color, e iba conduciendo la motocicleta de Mello. Estaba delante, guiando la caravana de vehículos donde iban Takada y sus guardias. Se había infiltrado entre la guardia de aquella mujer.

Llegaron a NHN, y Takada bajó del vehículo, donde la esperaban fans de ella y de Kira y algunos fotógrafos. 

«Muy bien...Es tu turno, Matt», pensó Tn.

Un vehículo rojo llegó, llamando la atención de todos al derrapar de lado. Matt sacó un arma por la ventanilla y disparó un par de bombas de humo.

– ¿Humo?

– ¡Hay un atacante!

– Señorita Takada, ¿Se encuentra bien? –preguntó Lidner, protegiendo a la mujer.

– Sí.

Matt giró y pisó el acelerador, alejándose del edificio.

– ¡Está huyendo!

– ¡Persíganlo!

– Señorita Takada, entremos a NHN rápido.

Tn giró con la motocicleta y se acercó a la entrada.

– ¡No lo haga! –advirtió. Lidner la miró.– Con este tipo de ataque, será peligroso adentro también. Hay que sacar a la señorita Takada de aquí.

«Tn...Mello...», pensó la rubia.

– ¡Señorita Takada, suba por favor! ¡Rápido, será lo más seguro!

– ...Señorita Takada –la miró.– Vaya con ella y aléjese, será lo mejor.

La mujer subió a la motocicleta. La francesa frunció el ceño y arrancó de nuevo, comenzando a conducir para alejarse.

Lidner las observó alejarse y levantó su mano, para hablar por el micrófono que tenía en la muñeca.

– Equipo A y equipo B, escolten a la señorita Takada. Los demás equipos vayan tras el atacante del auto.

Tres vehículos comenzaron a seguir a Tn, mientras el resto iban tras Matt.


Una vez estuvieron lo suficientemente lejos, uno de los guardias le habló a la castaña por el micrófono.

– Aquí Yosh, estoy confirmando su seguridad. Que la señorita Takada suba al vehículo número 7.

«Lo siento, L...Si muero hoy, dile a Cyril que se mantenga lejos de los libros que hablan de mí...», pensó.

Tn se quitó el auricular con una mano y lo arrojó a la calle, para luego girar en un callejón. Los vehículos se detuvieron de pronto, a unos metros del mismo; los guardias bajaron, alterados, comprendiendo de inmediato lo que sucedía.

– ¡No puede ser!

– ¡Señorita Takada!

Uno de aquello hombres sacó su arma e intentó dispararle a la francesa, pero su compañero lo detuvo, por lo que la bala sólo le rozó el brazo a aquella mujer.


Takada abrió los ojos con sorpresa en cuanto la motocicleta entró a callejón, asustándose. Tn sacó unas esposas y se las colocó a la periodista.

– ¡¿Q-Qué está haciendo?!

– Por su seguridad...mantenga la boca cerrada –advirtió.

Noir 🍴 L LawlietDonde viven las historias. Descúbrelo ahora