—Esto que no salga de aquí —le advierto a Baek en tono muy serio.
Él asiente también serio y me mira algo preocupado, pues estoy seguro de que no sabe de qué voy a hablarle.
—Tienes mi palabra —dice, sentándose con dificultad debido a su embarazo.
Hoy es su último día de trabajo y, pese a que va en contra de mi forma de proceder hasta la fecha, necesito hablar con alguien de lo que ocurre y, puesto que hacerlo con mi madre me resulta un poco violento, he optado por Baekhyun. Sólo espero que no se descojone de mí.
—Como habrás imaginado —empiezo algo nervioso—, mi digamos «relación» con Kyungsoo es...
—¿Complicada? —sugiere sin parpadear.
Me hubiera gustado decir en voz alta: intensa, increíble y adjetivos por el estilo pero sí, el término elegido por Baek resume bastante bien la situación.
—Puede valer —admito.
—Escucha, hablé la semana pasada con él y cuando me hizo alguna que otra pregunta sobre ti... até cabos.
—Genial... —mascullo, porque no me hace mucha gracia que sean amigos.
—Por lo general, cuando alguien me pregunta por ti, suelen referirse a si estás libre, y si eres sólo mi jefe. —He debido de poner cara de espanto, porque él me aclara—: No te extrañes tanto, estoy seguro de que varios han pensado en que hay algo entre nosotros.
—Sí, bueno... pero ésa no es la cuestión.
—A diferencia de otras personas, Kyungsoo se interesó por ti. Yo le dije sin florituras que eres culo de mal asiento y que si estaba interesado debía hacerse a la idea de tu poca o ninguna predisposición a repetir, que lo pasara bien y punto.
—Vaya, gracias —apunto con ironía.
—Es la verdad. Os he visto juntos y sí, lo miras más de lo normal, así que pensé que por fin alguien te había hecho tilín.
—Tilín... —Palabra cursi que sólo Baekhyun podía utilizar para describir lo que Kyungsoo me provoca.
—Pero sé cómo eres y por eso, a pesar de ser un romántico empedernido, creo que tienes razón, intentar que cambies es una pérdida de tiempo.
—A pesar de tu escasa o nula fe en mí, esta vez es diferente —afirmo y me doy cuenta de que a lo mejor no es tan duro admitir lo que uno siente. Vale, me sigo sintiendo gilipollas, pero al menos un gilipollas sincero.
—¿Por qué? —pregunta y cambia de postura en el sillón.
—¿Cómo que por qué? —replico molesto—. Él me importa, para empezar.
—Por eso lo trataste mal el día que vino a supervisar el reportaje. Fuiste desconsiderado, gruñón, impertinente. Todo el mundo se dio cuenta.
Me pongo en pie, debería cabrearme, pero de momento me contengo. Sí fui un poco, miento, bastante insoportable cuando abandonamos el despacho, pero sólo intenté que nadie se diera cuenta de que me lo había follado hacía diez minutos y que además me hubiera dejado confuso, pues su confesión no era para menos. Iba a divorciarse, genial, pero ¿cuándo?
—Escucha, y por lo que más quieras, no comentes esto con nadie, ¿de acuerdo? Baek asiente—. Le propuse que se viniera a vivir conmigo.
—¡No! ¿Estás de guasa? —pregunta, abriendo los ojos como platos ante la revelación que acabo de hacerle.
Y no es para menos, hasta yo estoy alucinando.
—Hemos estado viéndonos a escondidas y... bueno, él está casado.
—¿Me tomas el pelo? Pero si su marido es... Yo creía que tú, bueno, que te gustaba y eso...
—Me hace tilín —le recuerdo con sorna.
—... pero que él te había rechazado por estar casado y tú, vengativo, te habías dedicado a putearlo. —Tuerzo el gesto, vaya opinión tiene de mí—. Cuando te acompañó a la cena no sabía su estado civil.
—Yo sí —admito sin ambages.
—Menudo culebrón...
—Entenderás por qué no debes comentarlo con nadie.
—Palabrita —afirma, todavía con cara de sorpresa y esbozo una sonrisa irónica; con expresiones como ésta es difícil mantener la seriedad.
—Por eso quiero que me ayudes —añado, mirándolo a los ojos.
Puede que Baek sea cursi y que me crispe los nervios, no obstante, en estas cosas de reja está mucho más versado que yo.
—Esto... una duda, ¿quieres que yo lo llame, quede con él y os sirva de coartada?
Doy un respingo. Joder, ésa no es la clase de ayuda que tenía en mente, pero ahora que lo menciona...
—Sí y no —respondo prudente.
—Me he perdido —contesta frunciendo el cejo—. ¿Quieres o no quieres estar con él?
—Vaya pregunta, claro que sí —protesto—, pero además...
Me paso una mano por el pelo, nervioso, ahora es cuando digo en voz alta que no sólo quiero follármelo y admito que siento algo por Kyungsoo.
—¿Además...? —me anima Baek.
—Que es mucho más que sexo —suelto a bocajarro y me tenso, porque ahora es cuando se descojona en mi cara.
Le doy la espalda pues prefiero no ver su risa burlona, en cambio Baekhyun, contra todo pronóstico, se acerca a mí y me da un toque en el hombro. Me vuelvo despacio y sí, está sonriendo, pero no de manera cínica, y antes de que pueda impedírselo, se me echa encima y me abraza cuanto le permite su barriga.
—¡Estoy tan contento! ¡Por fin te has dado cuenta! —exclama emocionado, sin soltarme.
Yo me siento un poco violento, lo admito, porque si bien en su momento pensé en ligármelo, ahora ya me sería imposible, no me excita nada, además, las personas embarazadas siempre me han dado reparo, por no mencionar que el padre de la criatura me partiría las piernas.
—Ya sé que es difícil para ti —prosigue y ¿se está secando las lágrimas?
—¿Por qué lloras?
—¡De emoción, tonto! Nunca pensé que te vería coladito por alguien.
—Yo tampoco —mascullo un poco violento.
—No te preocupes, yo te ayudaré. —Arqueo una ceja—. En todo, pedazo de bobo, ya verás como no duele nada.
—Él no puede cometer ningún error —le recuerdo.
—Y tú tampoco —me suelta risueño, para después darme un par de sonoros besos en la mejilla.
Pero de repente se le borra la sonrisa y se lleva las manos al vientre.
—¿Qué ocurre?
—Una patada, y de las gordas —responde tras inspirar hondo—. Mira... Horrorizado, veo cómo me agarra de la muñeca para que le ponga la mano encima.
Me resisto, claro, pero él no cede hasta que al final lo toco.
Es la primera vez en la vida que me acerco tanto a una persona embarazada. Baek presiona un poco y yo, la verdad, no siento nada, pero parece hacerlo feliz el hecho de compartir algo así conmigo, así que no mencionaré que no noto al feto moverse.
—Ahora parece que se ha tranquilizado... —suspira.
—¿Cómo puedes soportarlo? —pregunto, porque nunca he entendido por qué una persona es capaz de someter su cuerpo a semejante tortura.
—Eso jamás lo comprenderás —me explica con cariño.
—Nos estamos poniendo muy cursis, ¿verdad?
—Sí —dice riéndose—. Nos hemos besado y abrazado, así que lo siguiente será que me acompañes a comprar ropa de bebé.
Me aparto del como si tuviera la peste, lo que hace que se ría a carcajadas.
![](https://img.wattpad.com/cover/216074092-288-k525797.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Guardemos el secreto
Romance« ¿Quieres pasar una noche inolvidable? ¿Asistir a eventos exclusivos? ¿Cenar en los mejores restaurantes? ¿Codearte con gente vip? Perfecto, aquí me tienes. A cambio sólo te pido una cosa: a la mañana siguiente ahórrame, por favor, escenas romántic...