Living for love es lo que suena a continuación. Kris nos observa con una mirada interrogativa. Creo que ya sabe quién es mi acompañante. No me hace mucha gracia, pues sacará conclusiones equivocadas.
Kyungsoo, ajeno a todo lo que nos rodea, continúa bailando. Ahora se ha dado la vuelta y me mira sonriente. Se humedece los labios y a la mierda todo, le rodeo la cintura para atraerlo hacia mí y poder besarlo. Sí, delante de todo el mundo, que opine o que les dé la real gana. Èl enrosca los brazos en mi cuello y todo se empieza a descontrolar.
—Llévame a una de esas habitaciones —ronronea en mi oído, antes de chuparme el lóbulo.
—No —respondo categórico.
—¿Por qué? —insiste meloso.
—Porque aún no sé si quiero que nos vean follar.
Él se echa hacia atrás y me mira con los ojos abiertos como platos. Yo asiento para que entienda lo que he querido decir.
—¿De verdad?
—Cada sala cuenta con las instalaciones más confortables y equipadas que puedas imaginar.
—¿Mazmorras y esas cosas? —inquiere curioso.
—No, son habitaciones acondicionadas como una suite de lujo. El uso que se les da depende de cada socio. Pero el denominador común es que todas cuentan con espejos de doble cara y te aseguro que cada noche hay más gente interesada en mirar que en participar —le explico al oído.
Continúo sujetándolo de las caderas, pegándoselas a las mías. En cuanto él se aparte quedaré en evidencia, pues con la tontería del bailecito me he empalmado.
—Vaya...
—Ya te he dicho que no —le repito por si no ha quedado claro la primera vez—.No creo que estés acostumbrado a follar con público.
—Alguna vez tendrá que ser la primera...
—¿Podrías hacerlo sabiendo que hay tíos cascándosela mientras tú gimes? ¿Te sentirías cómodo desnudo, expuesta, mientras yo juego contigo y otros imaginan que ocupan mi lugar?
—Me estás poniendo cardíaco —gime—. ¿Es una nueva arma de seducción?
¿Dejarme con la miel en los labios?
—Joder...Kyungsoo, no voy a llevarte a una de esas habitaciones.
Continuamos con los preliminares rodeados de gente y con la ropa puesta. Suena algo de Depeche Mode, creo que It's no good. Seguro que el muy cabrón de Kris ha dicho que la pongan. Da igual, yo ahora sólo pienso en salir de aquí cuanto antes llevarme a Kyungsoo al hotel más cercano, pues no sé si aguantaré hasta llegar al apartamento. Hacía mucho que no me dejaba llevar en público de esta manera.
Soy consciente de las miradas que nos dedican, en especial algunas chicas con las que he tenido relación y que pululan por aquí; nunca me he comportado de este modo con nadie. Sí, bailaba un poco, pero no mucho más. Si permitía que alguna llegara a tanto, era más bien por entretenimiento del público, ya que un buen cuerpo moviéndose al ritmo de la música caldea el ambiente y ellas, de paso se exhiben; una forma como otra cualquiera de lanzar el anzuelo.
—Jongin...
—No insistas —gruño.
—Pues entonces ve pidiendo un taxi y vámonos a casa —exige y a esto último no puedo poner ninguna objeción.
No pierdo el tiempo y, con el de la mano, me importa un carajo lo que opinen de mí quienes me conocen, me dirijo hacia la salida trasera, pero antes de poner un pie en la calle, lo empujo contra la pared para besarlo con verdadero énfasis. Y Kyungsoo responde de igual modo, jugando con su lengua, recorriendo mis labios y apretándose contra mí de una manera muy deliciosa.
No me conformo con besarlo y mordisquearle el cuello y, por su actitud, intuyo que él tampoco quiere quedarse en los preliminares. Le deslizo una mano dentro de sus jeans para ir buscando poco a poco su sexo y comprobar lo excitado que está. Kyungsoo ya tiene constancia de lo duro que estoy yo, pues no deja de restregarse contra mi entrepierna, y no sólo eso, ha logrado meter la mano entre nuestros cuerpos y presiona mi miembro, haciéndome jadear y volviéndome aún más imprudente.
—Al final voy a tener que llevarte a una de esas habitaciones... —jadeo.
—Hummm... Por mí perfecto —replica, justo cuando lo acaricio por encima de sus boxers.
Pero cuando estoy a punto de perder la puta cabeza, oigo las risas de una pareja acercándose y me doy cuenta de que estamos en un lugar de paso. No me apetece que nos vean, ya me he lucido bastante durante la noche.
—Vámonos —gruño apartándome de mala leche y besándolo una última vez de forma agresiva antes de salir y buscar un maldito taxi.
Por suerte, apenas tenemos que caminar cien metros para dar con uno libre.
Nos acomodamos y él me sonríe. Me paso una mano por el pelo. Estoy sudando, nervioso, cachondo, cabreado. Una combinación explosiva y contradictoria. Sólo debería pensar en follar y listos, pero no, estoy siendo sensato. Y lo que más me jode es que no sé cuál es la razón.
Kyungsoo se acurruca a mi lado. Un gesto a mi entender demasiado cariñoso, cómplice incluso. A estas horas de la noche tardaremos poco en llegar a casa. Miro por la ventanilla y me tenso al notar una mano sobre mi muslo derecho. Una mano que por cierto no tiene intención de quedarse en ese punto, pues sigue ascendiendo hasta llegar a la bragueta. Miro al conductor, parece ajeno, pero va a terminar por darse cuenta de la maniobra.
Inspiro y Kyungsoo me baja la cremallera. Sigue apoyado contra mi costado, dando la impresión de ser un chico cariñoso y poco más.
—¿Qué haces? —siseo nervioso, cuando empieza a masturbarme.
—Adivínalo —ronronea, apretándome la polla de una forma un tanto dolorosa, pero que me termina gustando.
Intento relajarme, echo la cabeza hacia atrás. El sentido común me dice que lo aparte, que no todos los taxistas toleran estos comportamientos y que nos podemos meter en un lío, sin embargo, resulta tan excitante la idea de correrme así, que no digo nada. Intento no poner cara de tío al que le están haciendo una paja, pero tal como mueve él la mano sé que voy a fracasar estrepitosamente.
Nunca un fracaso podría ser más cojonudo.
Cruzo la mirada con la del taxista a través del retrovisor. Sabe lo que está ocurriendo y sonríe. Joder, si al final vamos a tener público.
Me tenso de arriba abajo. Aprieto los puños. Termino cerrando los ojos.
—Si pudiera te la chupaba aquí mismo —musita Kyungsoo, acelerando hasta desesperarme.
—Jo...der...
—Sí, me gustaría lamerte entero.
—Para —suplico, intentando levantar las caderas como un loco para terminar con esta maldita agonía cuanto antes.
—Estás a punto de correrte. En mi mano. Delante de este señor tan silencioso prosigue él ronroneando y sin dejar de meneármela.
—Me las vas a pagar —acierto a decir, porque justo en este momento exploto.
No recuerdo haberme sentido tan aliviado y violento al mismo tiempo. Faltan como mucho cinco minutos para llegar a casa y yo con la polla fuera...
Kyungsoo, todo eficaz, saca un pañuelo de papel y antes de que el taxi se detenga frente a nuestro edificio, tengo los pantalones abrochados y él se ha limpiado la mano. También se encarga de pagar la carrera.
—¡Buenas noches, parejita!
Estoy tentado de borrarle al taxista la sonrisilla bobalicona que se le ha quedado.
Seguro que luego se pajea recordando la escena.
—Quédese con el cambio —le dice él.
—Gilipollas —mascullo yo, cerrando de un portazo.
—¿Ahora te vas a poner tiquismiquis? —me pregunta Kyungsoo caminando a mi lado.
—Perdona, pero que me hagan una paja en un taxi me pone tenso —alego, quedándome tras él cuando abre la puerta de abajo.
Se echa a reír.
—Ay, pobrecito...
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Guardemos el secreto
Romance« ¿Quieres pasar una noche inolvidable? ¿Asistir a eventos exclusivos? ¿Cenar en los mejores restaurantes? ¿Codearte con gente vip? Perfecto, aquí me tienes. A cambio sólo te pido una cosa: a la mañana siguiente ahórrame, por favor, escenas romántic...