-¿No vas a invitarme a entrar? -pregunto cuando nos detenemos junto a la puerta de su ático.
-Pensaba que con lo del taxi ya habías tenido suficiente -dice él, recorriéndome el pecho con un dedo hasta detenerse en la hebilla del cinturón.
Achico los ojos. Espero a que se apaguen las luces. Si no me muevo mucho, el sensor no volverá a encenderlas y entonces Kyungsoo comprobará si soy rápido recargando o no.
Lo acorralo contra la puerta y nos quedamos a oscuras.
-No te muevas ni un milímetro -ordeno, agarrándolo del culo para después, todo lo despacio que puedo, tocárselo hasta oírlo gemir-. Estoy seguro de que te estas tan duro como yo, que no puedes pensar en otra cosa que en follar conmigo. ¿Por qué si no me has estado provocando toda la noche?
-Si te refieres a lo del taxi..., es que estabas tan tenso...
-Claro. Y mucho, además, pero por tu culpa -le espeto sin el menor remordimiento, pues él es el culpable de mi estado.
Pero ya no es momento de hablar, ahora toca actuar.
No me lo pienso ni medio segundo, le meto la mano dentro de los boxers sin importarme nada en absoluto que en cualquier momento las luces se puedan encender y dejarnos al descubierto.
Lo encuentro duro, húmedo , y rozo la punta de su pene con la yema del dedo, arriba, abajo, de esa forma se desespera mucho más, que es lo que yo pretendo.
Gime, y me pone sus manos en la nuca. Arquea la pelvis.
-Si quieres más... abre la puerta e invítame a entrar.
-Eres malo... Me pones cachondo, pero no rematas -me acusa sin apartarse un milímetro.
Lo beso, mejor dicho, le devoro la boca sin dejar de jugar con su pene, porque me encanta llevarlo al límite.
-Donde las dan las toman -replico todo chulo-. La pelota está en tu tejado, aunque, ya puestos, si quieres follar aquí, en el rellano de la escalera, sólo tienes que decírmelo.
Me empuja, rompiendo el contacto y entonces se encienden las malditas luces, pero no hay mal que por bien no venga, pues la mirada de Kyungsoo me deja sin aliento.
-¡Abre la jodida puerta ya! -casi grito, respirando cada vez con mayor dificultad.
Antes de obedecer, me agarra de la pechera y tira de mí para darme otro beso brutal. Me encanta tanta agresividad y, por supuesto, va a ser correspondido.
Kyungsoo mete la llave en la cerradura, conmigo pegado a su espalda, controlándome a duras penas para no arrebatarle las llaves, porque, a mi juicio, está tardando demasiado. Al fin estamos dentro, pero no todo lo dentro que yo quisiera. Cierro de un portazo. Él tira las llaves en el aparador y yo me quito la chaqueta del traje. Ni me preocupo de dónde cae. Caminamos a trompicones por el pasillo. Su ático tiene una distribución similar al mío, por lo que, a pesar de haber estado ahí sólo una vez, no titubeo y llegamos al dormitorio.
Kyungsoo enciende una pequeña lamparita y, al inclinarse para hacerlo, le doy un buen azote en el culo. Él vuelve para sacarme la camisa de los pantalones,
agarrándola con fuerza. Otro conato de agresividad. Cómo voy a disfrutar.-Ven aquí y ponte de rodillas -me exige, sentándose en el borde de la cama.
Se baja el pantalón hasta las rodillas y va abriendo despacio las piernas todo lo que le permite y al darse cuenta de que no es suficiente, se lo quita y lo lanza sin miramientos.
Se queda ante mí sin los boxers, porque finalmente se los he roto. No es la pose sugerente que adopta, no es la mirada de deseo, no sé qué cojones es, pero caigo ante él. Agacho la cabeza y la meto entre sus piernas. Él me enreda las manos en el pelo y tira levemente.
Una pizca de dolor que me hace temblar.
-Demuéstrame lo malo que eres -me provoca, adelantando sus caderas.
Cuando por fin lo tengo a mi alcance, sé que me está poniendo a prueba. Empiezo a recorrer su longitud con la lengua despacio para provocarlo. Kyungsoo no deja de peinarme con las manos, pidiéndome más.
Puedo dárselo, y lo haré, pero a pesar de estar de rodillas, yo marco los tiempos. Apoyo las manos en sus rodillas y hago que abra más las piernas para continuar dándole placer.
-Jonginn...
-Todavía estoy siendo buen chico -contesto alzando la cabeza para mirarlo un instante. Pongo mi mejor cara de seductor y el arquea una ceja.
Está muy excitado, sonrojado, expectante, y me contagia, pese a que yo he tenido un pequeño desahogo en el taxi.
Sin utilizar los dedos, recorro con la punta de la lengua cada centímetro de su pene. Cada gemido es combustible para mí.
-Sigue, por lo que más quieras, sigue.
-¿Estoy siendo lo bastante malo?
-Ni te imaginas cuánto... -suspira.
Ya he jugado con él, con su excitación, ahora viene el plato fuerte. Succiono, presiono, justo en el lugar exacto. Trazo diferentes dibujos con la lengua, como si fueran letras. Se retuerce, cada vez tengo que sujetarlo con más fuerza para no perder el contacto. Jadea, me tira del pelo.
-¡Joder, sí! -grita al correrse.
No me aparto de inmediato, prefiero ir bajando el ritmo hasta apenas rozarla, que se relaje por completo. Sólo entonces me incorporo. Él se ha tumbado y cuando quedamos cara a cara me sonríe y me acaricia la mejilla.
-Ni te imaginas cuánto lo necesitaba -susurra cariñoso.
-Es que una buena dosis de chico malo siempre viene bien.
-Nunca lo he dudado -contesta lamiéndome los labios.
-Pero los chicos malos no nos conformamos con tan poco, tenemos que llegar hasta el final -indico sugerente.
-Lo suponía -dice mimoso.
Me incorporo para desnudarme, mientras él no me quita la vista de encima.
Procuro hacerlo de forma elegante, controlando la impaciencia. Cuando me bajo los pantalones, Kyungsoo arquea una ceja y se relame.
-¿Qué esperabas?
-No me estoy quejando. -Rueda sobre la cama para llegar al cajón de la mesilla y sacar los condones-. ¿Crees que con media docena tendrás suficiente o voy
buscando una farmacia de guardia?-Dímelo tú...
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Guardemos el secreto
Roman d'amour« ¿Quieres pasar una noche inolvidable? ¿Asistir a eventos exclusivos? ¿Cenar en los mejores restaurantes? ¿Codearte con gente vip? Perfecto, aquí me tienes. A cambio sólo te pido una cosa: a la mañana siguiente ahórrame, por favor, escenas romántic...