Capítulo 15 "¿Se acabó?"Justo cuando estoy a punto de marcharme, me suena el móvil. Miro extrañado la pantalla, porque Taemin, mi asistente, rara vez me llama. Él dispone de bastante autonomía para hacer en casa lo que considere oportuno, así que algo grave ha debido de ocurrir.
—Dime, Taemin.
—Están gritando, Jongin, y llevan un buen rato.
—¿De qué narices me estás hablando?
—En el piso de al lado. He oído golpes, ruido como de cosas rompiéndose y gritos, muchos gritos.
—¡Joder!
—No es normal, Jongin —prosigue histérico—. Nunca se oye nada y no paran. No sé qué hacer...
—Nada, no hagas nada. Voy para allá.
Saco el coche del parking como si me persiguiera una banda mafiosa al completo me presento en casa en menos de veinte minutos. Dejo el coche de cualquier manera en la plaza de aparcamiento y rezo para que el ascensor no esté ocupado. Por suerte, consigo llegar al ático enseguida, con un nudo en el estómago y muy tenso, pues no sé lo que me voy a encontrar.
Llamo al timbre de Kyungsoo, mejor dicho, casi lo reviento. No se oye nada porreo la puerta.
Me estoy comportando como un imbécil. Nunca antes he hecho algo tan estúpido como preocuparme por alguien, lo que es peor, meterme en medio de un asunto que no me concierne.
La puerta no se abre, lo cual es mala señal... pero justo cuando estoy a punto de darme la vuelta, oigo el chasquido de la cerradura.
Kyungsoo se asoma. No tiene buena cara y tuerce el gesto cuando me ve.
—¿Qué ha pasado? —pregunto acercándome, pero él mantiene la puerta entornada, dando a entender que no quiere que entre.
—Nada —responde con sequedad—. ¿Algo más?
—A ver... —me paso la mano por el pelo, intentando ser un tipo comprensivo y no empezar a decir obscenidades, porque con el mal rato que he pasado...—, mi asistente me ha llamado preocupado, diciendo que por lo visto en tu casa se había armado la de Dios es Cristo.
—No es asunto tuyo —alega y da un paso atrás.
—Mira, no he venido hasta aquí preocupado, conduciendo como un loco, para que me digas que no ha pasado «nada»
Doy un paso al frente y, sin más preámbulos, empujo la puerta para entrar. Él se aparta. Me doy cuenta de que es la primera vez que pongo un pie en su ático. No hace falta ser un as para darse cuenta de lo ocurrido. Él estaba barriendo los restos de los objetos rotos durante la bronca.
—Quiero estar solo.
—Joder, Kyungsoo, ¿es que ni siquiera vas a mostrar un poco de agradecimiento?
—No te he pedido que te preocupes por mí. No quiero héroes a mí alrededor. Así que si eres tan amable... —Me señala la puerta.
—Eres de lo que no hay. Maldita sea. ¿Tanto te molesta que alguien se interese por ti? ¿Tan mal te parece que quiera saber qué cojones ha pasado?
—¡Te repito que no es asunto tuyo! —exclama cabreado—. Sé que a algunos os gusta el rollo ese de ir de salvadores, pero te puedes ir a la mierda con tu complejo de caballero.
Resoplo. Si ya sabía yo que meterme donde no me llaman sólo podía traerme problemas, no obstante, me niego a largarme de su casa sin al menos saber por qué es tan hostil conmigo.
—Suponía que tú y yo éramos algo más que vecinos...
—No te confundas, un par de polvos no te dan derecho a nada. ¡A nada! Es mi vida, y no voy a darte explicaciones, ni a ti ni a nadie. Eso ya se acabó.
—Manda huevos... —mascullo, sin dar crédito a la conversación que estoy teniendo.
—¿Esperabas acaso que llorase sobre tu hombro? ¿Qué te contase mi vida para darte lástima? Pues vas listo...
Nos miramos, no sé muy bien qué está ocurriendo, por qué se muestra tan arisco y desagradable. Salta a la vista que ha llorado y es evidente que quien le ha provocado todo esto es su ex. Kyungsoo se cruza de brazos en silencio, dando por concluida la conversación.
—Lo pillo, tranquilo, sólo sirvo para quitarte las telarañas —digo sarcástico—. Pues nada, la próxima vez que tengas movida en casa, procura ser silencioso. Taemin, mi asistente, se preocupa, ya ves tú, y con ruidos de fondo no me plancha bien las camisas.
Sin esperar su réplica, doy media vuelta y me marcho a mi apartamento.
Se acabó, me digo. Se acabó hacer el gilipollas, preocuparme por alguien y, por supuesto, pensar en él. Pues anda que no hay peces en el mar.
Quitar telarañas... Y una mierda. Que se las quite otro.
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Guardemos el secreto
Romance« ¿Quieres pasar una noche inolvidable? ¿Asistir a eventos exclusivos? ¿Cenar en los mejores restaurantes? ¿Codearte con gente vip? Perfecto, aquí me tienes. A cambio sólo te pido una cosa: a la mañana siguiente ahórrame, por favor, escenas romántic...