Capítulo 39 "Soy Libre"

80 12 1
                                    

Siempre que he invitado a un ligue a cenar, a un acto social o a cualquier otra parte, lo he hecho con un fin concreto, es decir, llevármelo después a la cama o cumplir con mi parte del trato tras habérmelo tirado.
Por eso ahora estoy que me subo por las paredes, porque me gustaría compartir con
Kyungsoo algo tan sencillo como salir a tomar una copa o lo que sea, consciente de que
la salida no tendría por qué acabar en sexo.
Me he convertido en un gilipollas de manual. Antes de conocerlo me comportaba como un cabrón sin sentimientos, alguien diría incluso que como un sociópata bien integrado, respecto al mundo en general.

Sin embargo, he acabado siendo el «osito mimosín» y aquí estoy, sentado a la mesa junto a mis padres, que quieren decirme algo.

Por supuesto, he intentado escabullirme con variadas excusas, pero no ha habido
manera. Ellos se han obstinado hasta hacerme ceder.
Bueno, si me dan la noticia de que se separan, a mi edad un trauma no me van a causar, aunque tampoco me haría mucha gracia, ya que sigo con mi madre en casa y, a pesar de que no es tan complicado convivir con ella como pensaba, preferiría que me dejase otra vez solo.

—Tu madre y yo hemos decidido vivir separados —suelta mi padre tan pancho, cuando hasta no hace mucho le hubiera dado un infarto sólo de pensarlo.
Cómo cambian las cosas.

—Es lo mejor —lo secunda mi madre con aire condescendiente.

—Aun a riesgo de parecer desconsiderado y el peor hijo —los miro antes de seguir
—, ¿por qué me contáis esto?

—Jongin, por favor, escucha a tu madre. Y deja de pensar por una vez en ti mismo — me reprende mi padre y yo bebo un buen sorbo de vino para cerrar el pico.
Y ya es la tercera copa que me sirvo.

—Si echo la vista atrás, me doy cuenta de que me casé con tu padre sin apenas
conocerlo —empieza ella y yo me abstengo de hacer comentarios, porque al final me voy a ganar otra reprimenda—. No tuvimos apenas citas y las pocas que hubo, pues en aquellos tiempos...

—Mamá, por favor —la interrumpo un tanto violento, la intimidad de mis padres debe quedar entre ellos, no hacerme a mí partícipe de ella.
Lo que no me cuadra es que hasta la fecha han sido bastante discretos al respecto, así que ahora me descoloca que se muestren tan comunicativos.

—En una palabra, que nos gusta quedar para salir sin luego tener que convivir remata mi madre.
Inspiro, bebo otro sorbo, los vuelvo a mirar y, sin poder contenerme, suelto:

—O sea, que te has pasado la vida recriminándome cómo vivo, diciéndome que sentara la cabeza, que me casara, que vivir a mi aire y salir por ahí no estaba bien y ahora resulta que te vas de ligoteo. ¡Joder!

—Esa boca...

—Sí, se va de ligoteo, pero conmigo —tercia mi padre.

—Si no lo veo no lo creo... —murmuro, negando con la cabeza—. Así que a partir
de ahora llegarás tarde a casa, o me llamarás en el último momento para decirme que
no vienes a dormir.

—Deja el sarcasmo y respeta a tu madre.

—Respecto a eso... No voy a vivir contigo, Jongin.

—¿Y dónde vas a instalarte? —inquiero, frunciendo el cejo, porque tantas novedades para asimilar en una noche no es algo bueno.

—Me he buscado un piso para mí sola.

—Mira qué bien, así podrás llevarte tus ligues a casa sin molestar —contesto sin
salir de mi asombro.

—Compórtate, no te lo diré más veces —exige mi padre elevando el tono.

—Dong Yul, por favor, no demos un espectáculo —le pide ella amable y él parece refrenar un poco sus ganas de sermonearme.

Guardemos el secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora