Para mi «cita» elijo uno de los trajes que me ha traído Taemin, al que por cierto tendré que decirle algo a modo de explicación el próximo día que lo vea. Es lógico que se haya sorprendido, pues nunca traigo a nadie a casa, detalle que no he querido comentarle a Kyungsoo para que no lo malinterprete.
Miro el reloj, han pasado cuarenta y cinco minutos. Yo estoy listo, pero al mismo tiempo no lo estoy, pues aparecer por el club cuando sé que lo encontraré en su apogeo es tentar demasiado a la suerte. Tengo las cosas claras sobre los errores que no debo volver a cometer, pero uno nunca se recupera del todo. Me miro por última vez en el espejo del vestidor. Prescindo de la corbata. Miro la cama revuelta y de nuevo me recorre una corriente eléctrica.
No tengo muy claro si es buena señal.
Cuando oigo el timbre, camino despacio hasta la puerta. A pesar de que me gustaría correr, nada de dar muestras de lo que considero debilidad.
—Hola, ¿listo para la aventura? —me pregunta Kyungsoo, escaneándome.
Claro que yo hago lo mismo. Se ha puesto una camisa , sencilla, azul oscuro,unos jeans y unos zapatos negros que, de ser posible, espero que sea lo único que lleve al final de la velada.
—¿Lo estás tú? —respondo con aire chulesco.
—Sí —murmura, pulsando el botón del ascensor.
Podría cogerle la mano, ofrecerle el brazo... Cualquier gesto que implicara tocarlo; sin embargo, me meto las manos en los bolsillos y me limito a permanecer a su lado. Lo miro de reojo, sonríe de una forma un tanto extraña.
—Pero ¡¡qué alegría verlos juntos! —exclama la señora Choi nada más abrirse la puerta del ascensor en la planta baja.
«Joder, la que faltaba», pienso, esforzándome por sonreír de manera cordial.
—Buenas noches, señora Choi —dice Kyungsoo, dándole dos besos en las mejillas como si fueran amigos de toda la vida.
—Creía que no hacían buenas migas... —añade nuestra vecina, con tono de señora mayor con impunidad para meterse en la vida de los demás—. Pero ya veo que lo está intentando.
—Sólo salimos a tomar una copa —alego en mi defensa y me doy cuenta de que suena peor que si hubiera dicho: «Me lo llevo a un club de gente adinerada, donde me la puedo follar de maneras muy creativas».
—Me alegro mucho, señor Kim. Ya estaba perdiendo la esperanza con usted, hasta su madre me lo comentó el otro día... «Este chico no se compromete...»
—¿Qué tal se ha portado hoy Gabo? —pregunta Kyungsoo, señalando al pequeño perro que ni nos mira. El pobre está mayor y sólo quiere quedarse en casa tumbado.
—Bien, pero cada día le cuesta más salir a la calle —responde la mujer, afectada No sé qué voy a hacer cuando me falte. Es la única compañía que tengo...
—No se preocupe, Gabo es un perro fuerte —la consuela Kyungsoo.
Disimulo como puedo. Gabo es un yorkshire de kilo y medio, lo que viene a ser un perro de bolsillo. Fuerte lo que se dice muy fuerte no es, pero tampoco es plan de desanimar a la mujer.
—Bueno, no les entretengo más. Que disfruten juntos de la velada —nos dice, esbozando una sonrisa—. ¡Tengo un presentimiento con ustedes dos, seguro que al final nos dan la sorpresa!
—Ya se verá —contesta Kyungsoo amable.
—No sea tonto, hijo, no desperdicie la oportunidad de estar con un buen mozo. Los años pasan rápido y no es bueno estar solo, se lo digo por experiencia.
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Guardemos el secreto
Roman d'amour« ¿Quieres pasar una noche inolvidable? ¿Asistir a eventos exclusivos? ¿Cenar en los mejores restaurantes? ¿Codearte con gente vip? Perfecto, aquí me tienes. A cambio sólo te pido una cosa: a la mañana siguiente ahórrame, por favor, escenas romántic...