Capítulo 34 "¿Qué somos?"

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-¡Cielo santo, es tardísimo!

Abro un ojo medio adormilado. Kyungsoo ha pegado tal grito que me ha sobresaltado,
pero estoy tan a gusto en la cama que me apetece seguir un buen rato más.

-¿Apagaste anoche mi móvil?

-Sí -respondo sin sentirme para nada culpable. Me fijé cuando lo manipulaba
para desbloquearlo y cuando comprobé que dormía, lo desconecté.

Él, sentado en la cama, me mira por encima del hombro casi horrorizado.

-Hasta donde yo sé, hoy no es festivo -aduce mosqueado y cuando hace amago
de abandonar la cama, y pese a que me jode intervenir, estiro el brazo y se lo impido.

-Hoy tú y yo no vamos a ir a trabajar -afirmo categórico.

-¿Estás loco? Tengo una reunión dentro de, ¡oh, joder, diez minutos! -exclama tras comprobar la hora.
Como era de esperar, intenta liberarse, lo que me obliga a ser más contundente.

-Si yo puedo tomarme el día libre, tú también -digo mirándolo fijamente-.
Necesitas centrarte y pensar muy bien qué vas a hacer. Esto -señalo la marca de su
mejilla- no puede quedar impune.

-Ya sé muy bien lo que he de hacer -replica altivo y no me da buena espina-.
Nada, no voy a hacer nada. -De nuevo intenta abandonar la cama, pero no cedo ni un
milímetro.

-¿Cómo dices? -inquiero perplejo, fulminándolo con la mirada.

-Lo que has oído -contesta, dejándome confuso.
La noche ha resultado un tanto extraña; lo de dormir juntos ha sido todo un desafío y
he sabido comportarme como un jodido «caballero», así que no estoy para tonterías.

-Mira, ya me estás encabronando a primera hora de la mañana. Me da igual si ha
sido un bofetón o una paliza, el caso es que no te puedes quedar de brazos cruzados - le advierto muy serio.

-No me levantes la voz-sisea-. Es mi vida, tú no tienes derecho a intervenir.

-Joder, si ya lo sabía yo...-resoplo negando con la cabeza-. Deja de decir
estupideces. ¿Tan importante es ese puto puesto como para soportar esta mierda?

-No tienes la más remota idea de lo que es capaz de hacer In Sung cuando le llevan
la contraria. Esto -él mismo se toca la marca- es sólo un aperitivo.

-¡Y lo dices como si tal cosa! -exclamo alzando la voz ante su actitud.

-No me queda más remedio -afirma con un aire de resignación que me crispa los
nervios.

-Maldita sea -mascullo ya despierto del todo, en más de un sentido, lo que no resulta muy adecuado en medio de una discusión.

-No es el daño físico el que me asusta, es el poder de que dispone para hundirme, no sólo profesionalmente.

-¿Con qué te ha comprado esta vez? -pregunto con mala leche, porque sigo sin comprenderlo.

-Con nada, no ha hecho falta. Sabe que tengo una aventura-dice frotándose la
frente-. Será cuestión de tiempo que averigüe con quién.
-Genial -murmuro-. ¡De puta madre!

-Ahórrate la ironía -contesta-. Yo tengo obligaciones, empezando por mi trabajo. Puedes decir lo que quieras, prometerme la luna, las estrellas y lo que te venga
en gana, pero no puedo dejar de ser pragmático.

-Me he perdido -digo frunciendo el cejo.
La única parte positiva es que Kyungsoo aún sigue en la cama, a mi lado. Estamos
discutiendo, en efecto, pero seguimos en el dormitorio. No pierdo la esperanza de
convencerlo para que actúe con sensatez. Y si además echamos un polvo mañanero, mejor que mejor, aunque si lo primero es complicado, lo segundo lo veo casi imposible.

-¿Tú y yo qué somos? -Levanta una mano para silenciarme-. A, ¿follamigos? B, ¿amantes? C, ¿vecinos con derecho a roce?

-Esto no es un puto test gilipollas de esos que publicáis en la revista -me defiendo, porque la conversación se está complicando.

-¡Da igual la respuesta! -exclama alzando los brazos-. El caso es que lo
pasamos bien, nos divertimos, hablamos, follamos, cenamos juntos, pero ¿qué pasará
después? ¿Voy a dejarlo todo por ti?
Esto último lo ha dicho en un tono que rezuma sarcasmo.

-¿No te has parado a pensar en mi situación? ¿En lo que pinto yo en tu vida?
Cabreado a más no poder, salgo de la cama, y me importa un pimiento que me vea
empalmado, total, una prometedora erección que se va a desperdiciar.

-Para ti todo esto es muy cómodo -dice y se queda tan pancho-. Tienes lo que
muchos buscan: sexo sin compromiso. ¿Cuántas personas han pasado por tu cama? -
Podría parecer una acusación, pero no me lo ha parecido-. Me da igual si llevas la
cuenta o no, tú mismo lo has dejado claro, te gusta la variedad. No te culpo, Jongin,
follas bien, eres agradable, educado y eso se valora, pero dudo mucho que alguna vez
hayas pensado en algo más.

-Hace una pausa para inspirar-. Ni con algunos de tus ligues ni mucho menos conmigo.

-No te entiendo, de verdad que no te entiendo -murmuro. Intento hacer un
esfuerzo por entenderlo, pero ya me he perdido.

-Pues es bien simple. Ahora lo pasamos bien, yo tengo mi vida y tú la tuya, y no tienen por qué mezclarse. Cada uno ha de ocuparse de sus obligaciones y no interferir en la vida del otro. Es mejor así.

-Eso es jugar sucio y lo sabes. Si de verdad sólo fuera sexo, anoche no hubieras aparecido en mi casa -lo acuso sin poder contenerme.

-Aparte de sexo, también creía que podía contar contigo como amigo -me
reprocha y va en busca de su ropa.
Se larga, joder, se larga y yo no sé qué puedo hacer para detenerlo.
Me acerco, lo rodeo desde atrás con los brazos e intento pensar a toda hostia algo que reconduzca la situación; no quiero que se marche en estas condiciones. Joder, no quiero que se marche.

-Jongin... me tengo que ir -musita, dejándose abrazar. Eso ya es un logro-. Me
encantaría pasar el día aquí, en tu casa, en la cama, pero de verdad no puedo.

-Quédate al menos a desayunar -digo y me doy cuenta de lo gilipollas que he sonado.
-De acuerdo. Además, quiero darle otra vez las gracias a tu madre por todo. Fue
increíble cómo me atendió anoche.
Mi madre...
Joder, es de locos y más a mi edad, aunque quizá si hablo con ella termine ablandando un poco a Kyungsoo.

-Ya sé que está fuera de lugar, pero -susurro, acariciandolo por encima de la camiseta- no puedes dejarme así.
Él se vuelve en mis brazos y adopta una actitud un tanto fraternal cuando me
acaricia la mejilla y me sonríe de medio lado.

-Eres un encanto y muy guapo, estoy seguro de que un día aparecerá alguien que
te robe el corazón -dice en voz baja.
Yo frunzo el cejo.

-¿A qué ha venido esa cursilada?

-Prefiero que me llames cursi antes que estrecho, porque no va a poder ser. No le
des más vueltas. Me las apañaré y seguiremos, mientras tú quieras, como hasta ahora.
Me besa, sin embargo, no quiero un premio de consolación.

-¿Y si te pidiera que vivieras conmigo? -Lanzo una propuesta sin medir las consecuencias.
Kyungsoo parpadea y niega con la cabeza.

-No lo dices en serio, sólo quieres salirte con la tuya.

-Pues se acabó -replico, apartándome de él -. No pienso seguir como hasta ahora, esperando que te dignes a llamar. No saber qué día tendrás disponible o si
aparecerás con un ojo morado. Me niego.

-Como quieras... Es tu decisión y la respeto -acepta y veo cómo inspira profundamente.
Maldita sea, al final tanta resignación va a acabar con mi paciencia. Pero ¿qué otra
cosa puedo hacer? ¿Ponerme de rodillas y declararle amor eterno?
Partiendo de la base de que no lo he hecho en mi puta vida. Además, Kyungsoo no me
creería, y no lo culpo. Es demasiado escéptico, pero estoy seguro de que de algún modo entre nosotros existe eso que llaman química, que puede durar dos telediarios o toda la
vida.

-¿No crees que merece la pena intentarlo?

-¿A qué te refieres? -pregunta sin mirarme, mientras se abotona la camisa.

-A ti y a mí.
Niega con la cabeza.

-Ni tú quieres sentar la cabeza ni yo quiero que lo hagas. Es mejor así, hazme
caso...

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