Segundo día. Segundo mensaje de Simón.
Un reloj de Arena. Abajo: Waiting. Día 2.
Me hizo sonreír otra vez. Lo vi y no le dije nada a Rosario porque si le había parecido tan injusto lo que me había dicho, eso iba hacer que se lo cruzara de por vida. Cuánta energía y creatividad que tenía de repente Simón para mí.
Meindignahalaga.
Todo junto.
No le contesté. Dulce de leche repostero Simón.
Y de León, nada.
Cuando Rosario se fue y me puse con las cosas del colegio miré trescientas veces el wasap de León, nunca lo enganché en línea. Tampoco tiene la hora como para ver cuándo fue la última vez que se conectó. Y si ya no le había escrito antes, no le podía escribir ahora. Y no le escribí.
De repente todo lo que parecía expandido volvió a ser como antes. Estas últimas semanas habían pasado tantas cosas y fluían tan mágicas, tan posibles, tan reales. Pero todo se había detenido. La posibilidad de conocer a papá. Escribí: "conocer a papá". Como si no lo conociera, es que no lo conozco. Conocer a papá es triste. Viví con él años pero no lo conozco. Voy de vuelta: la posibilidad de ver a Manuel. La posibilidad de tener una historia con alguien que me guste. La posibilidad con Simón, esa, creo que nunca existió. Por más mil fotos de waiting que me mande ahora.
Ni siquiera quiero volver a la escuela después de las Veneno. Para colmo eso. La bronca que me da. La impotencia feroz.
Como que venía estos días con esa sensación en el centro de la panza de que algo bueno estaba por pasar, o que ya estaba pasando y de repente la nada. El vacío.
¿Tan poco duran los besos? ¿Tan poco dura la bueno? ¿Y si al final del cuento yo nunca tengo nada?
Anocheció en mi ventana. Vi salir a Aitana, que descubrió la luz en mi cuarto y giró para tirarme unos besos mientras subía al auto.
Claro, la vida a los demás les pasa, y les sigue pasando. A mí, la muestra gratis. Un poco de vida que pasa. Y se detiene.
Nada.Nunca.Pasa.Realmente.En.Serio.
Y acá, mirando la noche afuera.
Otra vez yo adentro.
ESTÁS LEYENDO
Intermitente Rafaela
Teen FictionRafaela no quiere que termine quinto año, no sabe qué va a estudiar y teme que se desvanezcan los vínculos con sus amigas. Y a pesar de las ausencias de su papá y de Simón, y de que todavía se siente invisible para los demás, se empieza a dibujar a...