Adormecida.
Y después, la vida sigue. Nada se detiene. El mundo delante mío sigue rodando. En mi cabeza el día que volviera a ver papá iba a haber un antes y después. Nada iba a ser igual. Y había esperado ese día por años.
Ya estaba. Había pasado.
Yo sigo siendo la misma. El mundo no se detuvo. Y algo sutil y mínimo, no. Ahora hay una brecha a un mundo más amplio. No tengo la menor idea de qué clase de mundo es, ni cuánto me interesa o cuánto puedo habitarlo. Pero definitivamente un mundo con Manuel presente es un mundo expandido. Porque están él, Marie y la niña-hermana. Esa era la pregunta que tenía para hacerle: "¿Cómo se llama tu hija?". Pero en mi falta de palabras me quedé también sin preguntas. Ya voy a saber. Es insólito no saber cómo se llama tu propia hermana.
Caminar a casa había sido igual a siempre y, sin embargo, más liviano. Vivir con una fantasía de papá es más fácil, siempre podía pasar que apareciera y tuviera una verdadera razón que lo hubiera tenido alejado de nosotras, algo que yo no hubiera pensado, algo que él no hubiera podido controlar ni decidir, un espía internacional con una amenaza de muerte sobre su familia; esa, debo confesar, me la había imaginado bastante, pero en la fantasía papá siempre podía aparecer con una razón. Y mientras no apareciera había algo bueno que podía pasar, algo realmente bueno. También había una buena razón para estar triste, para que las cosas no salieran. Había una excusa. Una excusa y una ilusión. Era más fácil la fantasía. Y más pesada. Un ancla. Estática yo.
Haber visto a papá es real. Nunca me hubiera imaginado que iba a ser así. Simple y cotidiano. Y poco dramático. No había llorado acongojada, él tampoco. Parecía que por años mi vida había tenido que ver con volverlo a ver. Su desaparición definía todo. Y no quería que algo así definiera toda mi vida. Haberlo visto me corre de ese lugar y abre la posibilidad para que otras cosas ocupen un espacio tan importante. Poder verme, por ejemplo.
Nada es como lo imaginaba.
La realidad es áspera y más liviana.
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Intermitente Rafaela
Teen FictionRafaela no quiere que termine quinto año, no sabe qué va a estudiar y teme que se desvanezcan los vínculos con sus amigas. Y a pesar de las ausencias de su papá y de Simón, y de que todavía se siente invisible para los demás, se empieza a dibujar a...