Capítulo 8 🎻

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  Haberme presentado a León el día anterior había abierto una posibilidad que ante mi no-respuesta se había vuelto a cerrar. A veces es mínima la brecha para hacer algo a tiempo. El perfecto timing. No le contestás a la una, no les contestás a las dos y a las tres ya está. Es tarde. ¿Qué se contesta cuando ya es tarde?

  Y hoy a la mañana, apenas nos cruzamos la mirada con León al entrar al curso, me di cuenta de que era tarde. Se había sentado en el último banco del lado de la pared y yo estoy del otro lado, en el segundo del lado de la ventana. Hizo una especie de gesto con la cabeza para saludarme que respondí como me salió. Pero seguro que fue un movimiento torpe y raro. Y me dejé caer en mi banco. No hacía falta escribir una gran respuesta pero por lo menos algo con un toque de humor. Tampoco tanto. Pero no. Silencio.

  Y así transcurrió el día. El pibe obviamente tampoco me iba a venir a hablar. Vi cómo se acercaron los chicos a hablar con él en el primer recreo. Algunos. Otros los miraban de lejos. Para el tercer recreo me había enterado que León venía de Buenos Aires. Y supe que eso no le iba a sumar. Ya sé como piensan muchos. Buenos Aires = Se la cree. Él no parecía nada de eso. Por lo poco que lo había podido observar entre clase y clase, disimuladamente, me pareció que todo le seguía importando muy poco, que estaba ahí porque no había otro lugar donde estar. Al final casi como nos pasa a todos.

  Las chicas me gastaron un poco cuando Rosario les contó que me había visto hablando con él. Se reía mientras les decía que seguro yo lo conocía de antes y que al final hay que hacer lo que uno siente. Yo todavía no entiendo si fui obediente siguiendo el pedido de la preceptora de que nos fuéramos presentando o si hice lo que había sentido hacer. Seguramente un poco de ambas. Pero también esto nuevo que me atraviesa y me lleva a cortarme el pelo sin previo aviso, de la nada, desnuda en el medio del baño aunque tenga que terminar en la peluquería para que me lo emparejen. Lo mismo me lleva a hablarle a León y después no contestarle. 

  Pendúlo, yo. 

Intermitente RafaelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora