Al abrir la puerta encuentro el auto negro estacionado en la calle. Ahora puedo ver mejor el lujo y el detalle de la máquina en la que se transporta mi «amigo de la universidad». Sus ojos color esmeralda refulgen desde dentro, su sonrisa brillante le da un latigazo a mi corazón y siento que las piernas se me debilitan sobre los tacones.
Mi hermana me besa en la mejilla y me da el empujoncito necesario para que vaya más allá del umbral de la puerta.
Él se inclina sobre el asiento del copiloto y abre la puerta. Siento un calor que se acoge en mis mejillas y veo que Jolie sigue parada en la puerta, acariciándose la panza. Ella me da un guiño y me sonríe. Le hago un gesto en despedida y vuelvo nuevamente mi mirada hacia el auto azabache y con cristales oscuros.
Entro y me abrocho el cinturón de seguridad.Siento su respiración cerca de mi cuello y cuando reparo en lo que está sucediendo me besa en la mejilla y esa zona en la que se han plantado sus labios se queda húmeda y fresca.
-Al parecer esa miseria te sirvió para parecer mujer -Me dice con petulancia y sonríe.
Obvio hace que me indigne y posiciono mi mano en la manija de la puerta, con intención de escapar de sus garras.
-Quizás sea mejor que me baje y te deje en paz -replico entreabriendo la puerta.
Cuando voy a abrirla por completo, él me toma de la muñeca y me mantiene inmovilizada en el asiento de cuero.
Gruñe y me fulmina con los ojos entornados.
-No intentes hacer ninguna mierda, y menos cuando la noche apenas empieza -Me advierte con exasperación y se desanuda una corbata de cuadros negros y rojos-. Para serte sincero, no quiero despedirte. Pero no vacilaré si tengo que hacerlo. Te advierto que si no pisas ese puto restaurante italiano te vas a la mismísima calle a vender periódicos. -Ladra y su amenaza hace que me petrifique.
Algo en mi pecho me comunica que debo hacer eso, obedecerlo. Algo me advierte que él está al mando.
-¿Conque restaurante italiano? -Me cruzo de piernas y enarco una ceja.
El rostro lo tiene cubierto por una fina capa de sudor y lo noto al ver como brilla su piel tostada.
Se muerde el labio y me dedico a degustar del momento en que sus carnes color cereza se amoldan entre sus dientes blancos y parejos.
-Demonios -maldice y le pega al volante con los puños cerrados.
No puedo evitar soltar una risita mientras él echa la cabeza hacia atrás y la recuesta en el respaldo del asiento. Sus ojos verdes me flechan y se dibuja una sonrisa en su rostro de macho alfa, aunque también veo decepción.
-Quería que fuera una sorpresa -Pone morritos y suspira. Me sonrojo y evito a toda costa que lo note-. Lo siento Anna. En serio que me imaginaba tu expresión de sorpresa en cuanto llegáramos en frente a ese lugar tan molón. -dice bajito y sus palabras me llegan al corazón.
Después de todo hay un punto a su favor: Pensó en mí.
-¿Puedes encender el aire acondicionado? -le suplico mientras me abaniqueo con la mano a la altura del pecho.
Asiente y unos hoyuelos se dibujan en su rostro sudoroso.
El aire frío invade el interior y lucho contra el deseo de ver los tensos músculos de sus brazos al darse un estirón.
«Me gustas Anna. No puedo dejar de pensar en ti y tu "cuerpo hermoso". Quiero hacerte el amor hasta que amanezca.» Me dice Nicholas en mi mente.
Joder.
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Volver a intentarlo © [CORRECCIÓN]
RomanceAnna Carson todavía tenía el corazón roto por la muerte de sus padres, nada podía ir peor. ¿O sí? Todo puede ir peor, siempre que aparezca algo más en el camino. El primer obstáculo en su vida es el odioso, arrogante y frívola hombre de mirada impon...