Capítulo 26

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Honolulu, Hawái

15 de agosto, 2016.

El sol es agotador en este verano. Los rayos son más penetrantes y calientes este año en mi opinión. Me giro hacia atrás y contemplo las olas chocando en la costa, es hermoso el paisaje. El aire es de una frescura extrema, se mezcla con el salitre del agua, creando un ambiente del que nunca quisiera desprenderme. Honolulu es casi como mi lugar natal. Llevo viniendo a este sitio desde niña, con mis padres, e incluso con amigos en las vacaciones de verano. Pero esta vez ha sido diferente, he venido sola. Sí, sin nadie más que yo, mi maleta y mi cámara para capturar los mejores momentos.

Necesitaba estar sola y en casa se me hacía muy difícil. Es algo de astutas mantenerse sola con unos familiares tan pegajosos como los que tengo. Jolie a cada rato invadía mi habitación para darme de sus sopas con verduras, Eloïse cada vez que podía me venía con cotilleos sobre personas que ni siquiera conozco, y lo peor, Morgan se me declaró cuando menos preparada estaba para el golpe. Todos me han intentado sacar de este círculo oscuro, pero lo que han logrado es engullirme más en esta maldita bruma oscura.

-Aquí está tu vodka -dice el barman deslizando el vaso de cristal sobre la barra.

Con un suave movimiento de cabeza le agradezco y tomo la pasita entre mis labios. El sabor es algo fuerte, casi como fuego, pero al mismo tiempo suave. Delicioso.

-No eres de por aquí, ¿verdad?

Miro al muchacho directamente a sus ojos verde olivo, y niego lentamente con la cabeza. Bajo lentamente la mirada hacia abajo y me encuentro con su pecho al descubierto, ya que tiene la playera mal abotonada. Es muy mono, se puede decir que está muy bueno, interesante es lo que quiero decir.

-¿Y por qué vienes? ¿Vacaciones?

-Eso creo -respondo y vuelvo a mirar hacia la costa con tal de evitar mirar su cuerpo.

-Umm -murmura y poya los codos en la barra-. ¿Vienes sola?

Lo miro un poco incómoda, esto ha sobrepasado los límites de lo que se puede calificar como un diálogo neutro. Ya está escabulléndose por el camino incorrecto.

-No. Vengo con mi novio -digo lo más cortante que puedo-. Por favor, prefiero tomar mi bebida en silencio.

Noto la vergüenza al instante. Su mirada se dirige hacia el suelo y sus mejillas se colorean un poco, su cabello negro y espeso se interpone repentinamente en su mirada. Respiro un poco tranquila al ver que han pasado tres minutos y no ha vuelto a hablarme. Luego de que termino de beberme mi vodka pago la cuenta y salgo a la carretera en la bicicleta que alquilé en la mañana. El aire vuelve a jugar con mi cabello mientras el mar me llena la vista. Los diferentes tipos e azul entremezclándose en un solo sitio, es bello.

Mi teléfono suena y dejo de pedalear. Me aparco a un lado de la carretera y tomo la llamada. Suspiro al escuchar que no es nadie de casa, es solo Clarise, la psicóloga con la que tengo cita hoy en la tarde. Terminamos de sellar nuestro punto de encuentro y terminamos la llamada, luego sigo el camino en bicicleta hasta llegar al hotel. Waikīkī es precioso, un sitio con una amplia gama de gastronomía, de actividades y sitios de turismo, y una activa vida nocturna. Sus hoteles son preciosos, la gente igual.

* * *

Después de que mi cita con Clarise termina salimos del bar y nos dividimos unas cuadras más arriba. La noche está cayendo y el aire todavía no cesa, es un sitio increíblemente fresco. Continúo calle arriba para llegar al hotel en donde me he hospedado y a mitad de camino detengo el paso debido al agotamiento que me invade. Me siento en una banca y tomo de mi cartera la botella de agua que compré en el bar, sabía que la iba a necesitar.

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