Capítulo 20

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Nuestros cuerpos exhaustos se tumban sobre el mullido colchón. Nuestras respiraciones lucen enérgicas y salvajes, nuestros cuerpos excitados y sedientos de más.

-¿Cómo te has sentido? -me pregunta Nick acariciando mi cabello.

Tomo su mano con la mía y se la beso. Después le miro en la oscuridad, agitado y con los ojos brillantes.

-Me ha encantado, Nick. Pero he pensado que me dolería mucho más que la pequeña molestia que sentí.

Nick jala de las sábanas y nos cubre. Su brazo me rodea y me une más a sí. Lo beso en la frente y escondo mi rostro en su cuello, aspirando su aroma.

-Necesito contarte algo -me dice un instante después, y un poco adormilada me alejo de él.

Me froto los ojos y suelto un bostezo. Después lo miro y está apoyado contra la cabecera de la cama, con una almohada detrás de la espalda.

-¿Qué pasa? -le pregunto con un poco de preocupación.

Tomo la almohada y me la acomodo detrás de la espalda, tomo su mano y le vuelvo a mirar a los ojos.

-No he sido del todo sincero desde que te conocí -me dice con la voz ronca.

-No te comprendo, Nick. ¿De qué me hablas?

-No me conoces realmente, Anna.

Lo miro impactada. No sé qué planea decirme, no sé qué es lo que quiere decir con que no lo conozco realmente. Joder, han sido tres meses y medio de amor y desdicha.

-Hay muchas cosas de las que no estás enterada, pero será mejor que lo escuches de mi boca, a escucharlo de una ajena -me dice algo preocupado-. Desde que era muy pequeño mi...

El teléfono celular de Nicholas suena, interrumpiendo sus palabras. Él lo toma y su expresión se congela por un instante, después me mira y dice:

-Debo de atender la llamada.

-Está bien, cariño -le digo besándole en la mejilla.

Se levanta de la cama y se va de la habitación. No sé qué es lo que pasa, estoy un poco preocupada por lo que dejo a medias. Tengo miedo a decepcionarme, a tener que acabar con este sueño que estamos viviendo.

Al poco rato Nicholas entra en la habitación y toma el pantalón que cuelga del respaldo de una silla.

-¿A dónde vas? -le pregunto levantándome con la sabana envolviendo mi cuerpo.

-Necesito salir, Anna. Es algo urgente -responde mientras se cierra la cremallera.

Le tomo de la mano y le obligo a mirarme. No puedo permitir que se vaya así sin más, y me deje sola en este sitio al que desconozco.

-No puedes dejarme sola aquí. Quiero ir contigo.

Se sienta a abrocharse los zapatos y mientras lo hace niega con la cabeza. Su cabello despeinado se ondea cuando mueve su cabeza, y sus ojos están un poco húmedos.

-No puedes, Anna. Lo siento.

Se levanta y toma la camisa. Se la abotona y se pone la chaqueta.

-No sé qué haré sola en este sitio -replico cruzándome de brazos, mientras me apoyo en la pared.

-No sé, cariño. Quizás puedas no sé, ver alguna película -dice encogiéndose de hombros, mientras busca su billetera.

Exhalo un suspiro y miro a través de la ventana, la playa está embravecida y oscura.

-¿Y lo que me ibas a decir?

-En otro momento, Anna. Ahora no tengo tiempo.

Pasa por mi lado a toda prisa y yo me quedo sola y descolocada. Siento el sonido ensordecedor de la puerta y después silencio, solo eso. Me deslizo por la pared hasta caer en el suelo, mientras miro hacia el cielo nocturno, repleto de diminutos puntos luminosos.

* * *

Han pasado diez malditas horas desde que Nicholas partió de aquí con cara de preocupado. Se puede decir que salió corriendo. Camino de un lado de la habitación al otro con una taza de café en la mano, me he tomado varias para mantenerme despierta por si llegaba, pero ha sido en vano. Ni una llamada para decir que se demoraba, ni una explicación me ha dado. Me merezco saber qué pasa.

Decido salir y sentarme a la orilla de la playa para despejar un poco mi mente. Me pongo un bañador y tomo el teléfono. Cuando salgo de la casa me coloco las gafas de sol y camino por la arena hasta encontrarme con el agua. Dejo que el agua salada me bañe los pies y suspiro, mirando a la lejanía un velero moverse bruscamente por la imponente fuerza del viento.

-Si alguna vez pudieras serme totalmente sincero -me digo en voz baja, mientras me siento en la arena mirando la pantalla del teléfono.

El aire fresco me despeina el cabello y este se interpone en mi vista. Junto mis piernas y las rodeo con mis brazos, apoyando mi barbilla en las rodillas. Joder, es un maldito enigma al que no sé darle respuesta. No entiendo el porqué de su actitud conservadora, de su mirada cautelosa en aquella habitación.

Me entra una llamada de un número desconocido y con esperanzas de que sea Nicholas contesto:

-Tu novio ha sido un chico muy malo, nena.

-¿Quién eres? -pregunto levantándome de la arena.

-Eso no importa, nena. Solo dile a tu novio que si no nos paga todo el maldito dinero que nos debe a tiempo, perderá a su hermosa princesita -dice el desconocido y trago en seco al escuchar sus crudas palabras, acompañadas por una risita arrogante-. Y viéndote mejor, te queda de puta madre ese bañador.

-¿Estás viéndome? ¿En dónde estás?

-Sé en qué momento sales y cuando vuelves a casa, sé que días trabajas y que películas prefieres ver. Sé todo sobre ti, nena. Ahora sé buena y cuando vuelva tu novio, comunícale lo que te dije.

El desconocido corta la llamada y yo me quedo con el teléfono junto a mi oído, esperando a que me diga que todo ha sido una broma. Demonios, ¿en qué estoy metida? O mejor, ¿qué diablos ha hecho Nicholas?

N/A:

Misterio. Anna está envuelta en una atmósfera macabra. Ya veremos que pasará cuando Nick regrese, y que explicación le dará de su salida misteriosa. Hasta entonces esperen, porque este escritor debe terminar de escribir su novela.

Un "Ti Amuuu" para vosotros.

❤❤❤

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