Capítulo 4

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Todavía tengo el jodido recuerdo de Jace y aquella pelirroja en mi mente. No me he permitido aceptar eso. Él y Jolie se veían tan perfectos que cuesta un poco aceptar que su relación se ha acabado.

El nuevo día me ha recibido un poco opaco. El cielo se ha vuelto gris y el aire un poco frío.

Me doy un baño y entonces siento que no tengo ganas de salir de debajo del chorro de agua caliente. Es un día en el que nada me importa, y decisivo a la vez. Nicholas tampoco se ha escapado de mi cabeza; él y las preguntas que me comen los sesos.

¿Me despedirá? ¿Será capaz?

Me repaso nuevamente los rizos. Hace mucho que no me rizaba las puntas del cabello y he de admitir, que me gusta hacerlo. Me sacudo las pelusas que están aferradas a la tela de mi blusa de mangas largas. Y utilizo un poco de corrector para ocultar una marca de la riña de ayer.

Joder. Todavía recuerdo a aquella pelirroja, Harley, con Jace, y la mirada que se dedicaron descaradamente.

Preparo tortitas de arándanos y desayuno. Le dejo un plato a Jolie para cuando despierte. Yo no quiero hacerlo, prefiero dejarla descansar y que no se ande llorando, como un jodido espíritu por los rincones.

Salgo de casa y voy a tomar el autobús. Al cabo de quince minutos de estar sentada en el insufrible asiento metálico, veo el pequeño edificio de ventanas ovaladas y cartel gigante con luces que dice: JOHNʼS. Me bajo del autobús y cruzo por el paso peatonal hasta la acera donde está el bistró.

Empujo la puerta de madera y cristal transparente con pegatinas de anuncios, y lo primero que veo me hace gruñir de rabia. Nicholas me dedica una mirada durante un breve momento y sigue conversando con un hombre que mide metro noventa, tiene el cabello castaño claro recogido en una pequeña coleta y los ojos cafés. Los dos van trajeados de lo más elegante, pero he de admitir que a Nicholas le sienta mejor la corbata y el esmoquin, que a aquel extraño.

Busco a Louisa con la mirada y la encuentro apoyada en la pared. Al parecer le está tomando fotos a Nicholas. Ya que le flash de su teléfono titila a cada segundo, devorando la figura del idiota.

Voy hacia donde está ella, quien me saluda con una sonrisa, sin apartar sus ojos de la pantalla de su teléfono.

-¿Y los clientes dónde están? -le pregunto mirando como todas las mesas están vacías.

-Bueno... -dice bajito y me le tengo que acercar más para escucharla-. Por lo que escuché que hablaban, Nicholas planea venderle este sitio a Doug Palmer, aquel tipo. -explica y su flash me alumbra la cara.

-Joder... -Me quejo entornando los ojos y acudiendo a mis manos para protegerme de la luz blanca.

-Disculpa.

-No me molesta que le hagas fotos a Nicholas. Solo trata de que ese flash no me dé en la cara. -Me siento en una banqueta a su lado y miro como Nicholas le señala la puerta que conduce a la bodega, a aquel hombre.

-Y... ¿Cómo os fue a vosotros antier? -Me pregunta.

-Todo fue...-Me quedo sopesando como responder a su pregunta-, todo fue una puta mierda.

Me mira con incredulidad...

-¿En serio?

Asiento y suelto un suspiro, tensa, al recordar lo que me dijo Nicholas en aquel maravilloso McDonald's. Joder. Y con lo bien que estaban yendo las cosas.

-Pues te juro que pensaba que os habíais llevado bien. Él no paro de parlotear acerca de ti cuando paso a por un café ayer.

¿Habló sobre mí? No lo creo.

-Pues mira que no... Todo termino en el mayor fracaso.

De momento percibo que Nicholas ha dejado de hablar y miro hacia donde lo había visto por última vez. No está ahí, y ahora lo siento en la entrada. Le estrecha la mano al de la coleta y lo despide con una sonrisa. Me mira y creo que he visto aparecer llamaradas en sus ojos verdes.

-Buenos días, Anna -dice educadamente mientras se acerca con un portafolio idéntico al de Jace. Lo que hace que por alguna razón... me irrite más de lo que me causa ya, su sola presencia.

-Buenas -Lo saludo secamente.

Se sienta en una mesa cerca de la barra de madera, y nos mira con mucha seriedad mientras ojea nuestros currículos.

-En cuanto a vuestro empleo...

La piel se me pone de gallina solo de escuchar la palabra «empleo».

Guarda las carpetas y vuelve a mirarme. Joder. Su mirada parece una daga bien filosa que solo quiere acuchillarme desde el interior y verme desangrar hasta que mi piel parezca un papel de pálida.

-Las debo reubicar en mi empresa -dice y Louisa sofoca un grito, seguro que de emoción. Puaj.

-¿Hablas de Jefferson Enterprise? -pregunta apurada. Con la voz ronca de la emoción.

Él asiente con tedio y comienza a presionar el pulsador de un bolígrafo. Haciendo que la punta entre y salga, seguida por un sonidito irritante que me hace querer enterrarle la punta del artefacto en el ojo.

-Anna, te reubicaré como...

No escucho nada más. Mi mente se bloquea y todo se vuelve blanco y confuso. Escucho unos susurros, pero no logro enfocar bien en lo que dicen las voces.

Louisa me saca del trance dando una palmada a unos centímetros de mi rostro y me sobresalto de tal forma, que casi me caigo de la banqueta.

-¿Me has oído, Anna? -Me pregunta con una ceja enarcada. Mientras sigue jugando con el bolígrafo en su mano.

-S-sí, claro -mascullo. No he oído ni la primera parte de lo que me ha dicho.

-Ni cojones has escuchado -replica molesto. Se evidencia en su ceño fruncido y sus orejas coloradas. Sí, se le coloran cuando se enfada-. Te decía que te reubicaré como mi secretaria. Judit ha tenido un accidente y no puedo quedarme sin una.

-No seré tu secretaria ni nada. No me apetece serlo y punto -Gruño.

-Ey chica, es buena oportunidad. Acéptala y no seas terca. -Interviene Louisa.

-Sé que es buena oportunidad y todo eso... Pero no me convence del todo, el hecho de ser secretaria de él en especial. -No sé por qué cojones; pero he sentido la necesidad de oponerme a Nicholas.

-No sé tú, pero yo no mezclo lo sentimental con lo laboral -Me pincha Nicholas, con una sonrisa malévola en su semblante.

-Nunca he dicho que yo lo haga -Me defiendo fulminándolo con la mirada.

Ríe a todo su aire y me mira nuevamente.

-Te aclararé una cosita preciosa: Recuerda que tu hermanita te ha conseguido este trabajillo, porque mantiene una buena relación con Jeremy -Cielos, y es verdad.

-Y a mí, ¿En dónde me ubicaste? -Le pregunta Louisa apoyando los codos en la barra, mientras sonríe con tanta dulzura que hace que me den arcadas.

Joder. Está coqueteándole.

-Tú eres la chica de los cafés. Perfecto para alguien de tu clase. -Espero que sea en broma, cuando lo dice.

-Es broma... ¿No? -Ella abre los ojos como platos cuando le pregunta.

-Claro que no -responde con crudeza-. Yo no bromeo con mi empresa. Tú eres la que se encarga del café y Ann... mi secretaria. -Le explica como si se tratara de una cría.

-Está bien.

¿No lo dice? ¿Para ella está bien que le rebajen a ese nivel?

-¿Y qué se supone que haga yo cómo tu secretaria? -Le pregunto a Nicholas con una ceja enarcada, y el volcán queriendo hacer erupción en mi interior.

-Bueno... Debes recibir a mis visitas, tener mi agenda actualizada y estar al día con la tramitación de expedientes. También debes atender las llamadas y es bueno que sepas usar una computadora... te será útil. -Me explica y me comparte su sonrisa profesional.

Se aparta unos pocos rizos que se interponen en sus ojos.

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