Mientras me adentro en la casa, Nicholas y yo nos intercambiamos miradas de lo más incómodas. No sé qué hace él aquí, y ya el simple hecho de que esté solo a medio metro de mi hermana, y sentado en mi sofá, me hace querer darle un puntapié en el trasero. Eso es lo quiero hacer.
Me ha tomado poco sentarme en frente de él y fulminarlo con la mirada, pero como siempre, nada de lo que hago lo intimida. Louisa se sienta a mi lado con la botella de champán en la mano, y no quiero ver con la cara que mi hermana estará mirándola, a ella no, a mí. Por Dios.
-Hola, Jolie -dice Louisa a plenos tartamudeos. Sin percatarse de que le tiene puesta en bandeja la botella de champán, a mi hermana.
Mi hermana me hizo prometerle que no bebería. Debido a nuestra genética, mi abuelo Kurt, mi padre Flynn, eran bebedores hasta las trancas. Y entonces mi hermana me vio como el siguiente objetivo, de la enfermedad de los Carson. El alcohol.
-Buenas, Louisa -Le devuelve mi hermana el gesto y añade-: Es un milagro verte aquí en nuestra casa.
Aunque no quiero, no pierdo el tiempo y miro a Nicholas. Está tan calmado, que es muy difícil creérselo. Tiene una mano reposando en el brazo del mueble, y la otra sobre uno de sus muslos. Lleva un atuendo informal y no puedo evitar embobarme, debido a la forma en que su cabello se nota rebelde, enmarañado y más rizado que de costumbre. Lleva un pantalón de chándal y una sudadera de los Washington Redskins, y tampoco olvidar las deportivas.
-Solo vine a tomar unas copitas con Anna, solo eso. Pero ya me voy -dice Louisa a modo de retirada.
¿Ya se va? ¿Tan rápido?
-Ya el amigo de Anna se iba. Así puedes irte con él y no vagas sola a esta hora por la calle -dice Jolie, mirando a Nicholas. Pero él solo me está mirando a mí, fijamente, como si fuera un pintor y yo la modelo para su nueva obra de arte.
-Vengo en mi auto -Se apura a decir Louisa.
-Él solo vino a traer unos presentes, pero ya que has llegado Anna, creo que se quedará un rato más ¿Verdad? -dice Jolie, metiendo más el dedo en la llaga. Lo vuelve a mirar y él muy hijo de puta asiente con una media sonrisa en su semblante.
Lo mato, lo mato, lo mato, lo mato, lo mato, lo mato... Jodeeeer.
-¿¡Qué presentes!? -Le pregunto tajante a mi hermana.
-Ropa para Nanda, marugas, juguetes, biberones y chupetes de lo más chulos. Una cuna, un orinal y una trona -contesta con una sonrisa de felicidad que me lleva a punto del vómito.
-¡Ya entendí! -Le digo con filo en la voz, y ella lleva su mirada al suelo. Entonces añado-: Es decir, que tú has obligado a mi hermana a aceptar todo esto, y pensarás que así te vas a ir de rositas con todo lo que ha pasado. -El muy desvergonzado asiente con la cabeza, y no logra más, que cabrearme otro poco.
Se peina el cabello que tanto me gusta con los dedos y se humedece el labio inferior con la lengua. Después me vuelve a mirar con esos ojos verdes que me hechizaron desde el primer momento, que tuvo el descaro de colarse en mi corazón.
-¿Hay algún problema con el detalle? -Me pregunta con prepotencia.
No lo dices en serio, Nicholas.
-No, claro que no -Río con sarcasmo-. El problema en todo esto eres tú y solo tú, sinvergüenza. -Lo señalo, hastía de todo esto, de él.
-El problemilla entre tú y yo lo resolvemos después. Nadie se tiene que enterar de las mierdas que te dije antier -Me dice conteniéndose de soltar su verdadero yo-. Solo quiero que esa pequeñita tenga de lo mejor. Y te aseguro que en esto que he hecho, no tienes nada que ver.
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Volver a intentarlo © [CORRECCIÓN]
RomanceAnna Carson todavía tenía el corazón roto por la muerte de sus padres, nada podía ir peor. ¿O sí? Todo puede ir peor, siempre que aparezca algo más en el camino. El primer obstáculo en su vida es el odioso, arrogante y frívola hombre de mirada impon...