Capítulo 13

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El olor del café caliente me termina de despertar, mientras Jolie ayudada por Stefan sirve el desayuno. El perezoso de Nicholas todavía no ha despertado, pero prefiero dejarle descansar un rato más antes de las nueve, ya que ayer me ha dejado bien claro que el trabajo lo tiene un poco cansado.

Las galletas con chispas de chocolate están casi listas. Stefan y Jolie están de lo más arreglados, ataviados con vestuarios combinados y una sonrisa siempre presente en sus caras. En contraparte yo y Nicholas seguimos en pijama, él durmiendo y yo mirando el plato en que el que está servido mi desayuno, huevos fritos con beicon. Analizo la pieza de porcelana como si fuera un experimento. No me he atrevido a darme un bocado, preferiría esperar los próximos veinte minutos hasta las nueve. No quisiera desayunar sola, y con «sola» me refiero a sin Nick. Quiero tenerle a mi lado cada vez que se pueda.

-¿No vas a comer? -me pregunta una voz enronquecida. Es él, y ha despertado antes de lo planeado.

Me giro hacia mi chico con una sonrisa y admiro su cuerpo recién reactivado. Su cabello está revuelto por toda su cabeza y sus mejillas sonrojadas. Los músculos de su torso y brazos se enfierecen mientras se estira, y sus labios carnosos despiden un bostezo.

-Todavía no son las nueve. Me habías di...

Me corta con un suave beso y lo que estaba a punto de decirle desaparece de la faz de mi mente, como si fuera niebla y le pusieran un ventilador gigante delante.

-Yo sé qué fue lo que te dije, pero he decidido que debemos salir más temprano -Me sonríe con dulzura, mientras toma asiento en la banqueta de al lado-. Además, es difícil que me enfoque en dormir, cuando un olor tan agradable está por todo el ambiente.

Le alcanzo su plato con una sonrisa y él también me sonríe de vuelta. Rápidamente se da un bocado y gime al saborear el beicon bien cocido.

-Jolie y Stefan ya casi van de salida. Solo están esperando un taxi para ir a aquella marisquería que nos mencionaron. -le digo y me doy un bocado.

-Tranquila, princesa. Arreglarnos no nos llevará mucho, y, además, tu sorpresa no se irá a ninguna parte, ya me he encargado de eso. -me dice con la boca llena. Se ha percatado de las ganas que tengo de salir con él, del deseo que invade mi pecho.

Termina de masticar la comida en su boca y busca mis labios con los suyos. El encuentro es mágico. Nos besamos durante un corto periodo, pero el tiempo es el suficiente para que un hormigueo me invada la garganta, y el corazón se me quiera salir del pecho. Ahora me siento completada, o bueno, casi.

-¿No me habías dicho que el trabajo te tiene patas arriba? -le pregunto analizando su expresión. Arqueo las cejas ligeramente sin dejar de mirarle a los ojos.

Asiente con el tenedor en la boca, pero después se lo retira de entre los labios y lo pone con cuidado sobre el plato.

-Es verdad, no te mentiré -me dice con la mirada perdida en algún punto de la habitación-. Últimamente la empresa está exigiéndome más empeño, pero no he parado de pensar en nosotros y lo que este día significa. Es como otro cualquiera, pero por alguna razón quiero que sea perfecto para ti.

Sus palabras son como un gran rayo de sol incidiendo sobre mis mejillas sin descanso. El calor no ha tardado ni un segundo en aparecer en mis mejillas, y tampoco la sensación de hormigueo en mi garganta. Es extraño sentirse así, pero me encanta la sensación.

-Gracias por pensar en mí, Nick -le digo mirando su rostro desbordado en ternura-. Después de todo, aquella tarde de compras en el Target no me ha venido nada mal.

-Conmigo siempre debes tener un vestido y un par de zapatos a mano -comenta él con una tierna y cálida sonrisa.

-Lo tomaré en cuenta, jefe -Frunce el ceño y siento que la garganta se me hincha.

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