CAPÍTULO 16

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Vencedores con errores.

— ¿Cómo pueden seguir siendo tan irresponsables?

Bien, este es el asunto. Antes de que comiences a hacerte una idea de lo que ocurre, te digo que por tu seguridad no sigas leyendo, de hecho, yo que tu saldría corriendo y me escondería donde fuera que una chica de pelo castaño rojizo no este. Ella enserio era peligrosa.

— ¡SI NUESTROS TÍOS SE ENTERAN...! ¡SI MCGONAGALL SE ENTERA!

Rose caminaba de un lado a otro, sus brazos volando en el aire mientras gritaba obscenidades, esas palabrotas que jamás, jamás creerías oír de una chica como ella. Sus mejillas se enrojecieron y parecía que le faltaba el aire. Detrás de una silla, había un muchacho encogiéndose de terror –el pobre Dan–, mientras Leo observaba tan serio que había sorprendido a Ivy. Él le enviaba miradas de desaprobación a James y a Ian, quienes se carcajean por la escena que obviamente ellos provocaron.

— ¡Y TIENEN QUE ECHARLO TODO A PERDER! ¿ES QUE NO PIENSAN ANTES DE ACTUAR? ¡NO! ¡POR SUPUESTO QUE NO LO HACEN...!

— Wow, sí que está enojada –murmuro Bryan Thomas.

— Si, lo está –murmuro Liam Flint de regreso, mientras comía un pastelito en forma de caldero.

— Cállense los dos o se enojara con nosotros –silencio Ivy a la vez que dirigía una rana de chocolate a su boca.

Verán, no empezaron muy bien la semana por dos razones: la primera era una ENORME cantidad de tarea y enserio, cuando decían enorme, era ENORME. A veces Ivy deseaba ser muggle, era genial hacer magia y todo lo demás, ¿pero y la tarea? Era igual o peor que en un colegio normal de muggles, un completo dolor de cabeza. Mientras muchos de los Gryffindor aun pensaban en qué hacer con tantos deberes, sucedió la situación número dos, la que hizo que la semana empeorase –en realidad no tanto, pero no se lo dirían a Rose–.

Resulta que James, Ian y Dan se escaparon por un pasadizo a Honeydukes, los pobres propietarios no sabían qué hacer con los dulces que no podían vender, entonces chantajeados por el muy canalla de Potter, les vendieron una docena de cajas de diferentes productos a un precio bastante conveniente. Rose se puso como loca cuando ellos contaron la historia de cómo consiguieron dulces para su casa y para vender al resto de los alumnos de contrabando.

— Si me dejan opinar, no tendría que exagerar tanto, es un buen negocio –se encogió de hombros Leila, tomando un sapo de menta.

— Solo espero no se dañe su garganta de tanto gritar –aquel comentario inocente de Susie les hizo reír a todos, ella siempre sabía cómo hacerlos reír, nadie podía estar triste a su lado lo cual era fantástico–. ¿Qué dije?

— Nada amiga –sonrió Annie, mientras le rodeaba los hombros con un brazo y robaba grajeas de todos los sabores

Ivy entendía la preocupación de Rose, muy en el fondo lo hacía. Los padres de James estaban preocupados por ellos incluso estando en el colegio y él solo arriesgaba su pellejo por salir a divertirse un rato. Todos pensaban que debía ser más responsable, pero vamos. ¡ERA JAMES POTTER, POR MERLÍN! Él no podría ser responsable, maduro o sensible, aunque lo intentara y ahí estaba, riéndose de la preocupación de su prima con descaro.

El resto de los estudiantes que inundaron la sala común, mientras tanto, tomaban una muestra de dulces gratis de parte de Ian, si querían más iban a tener que comprarles y si Rose no los delataba, se les vendría un negocio bastante jugoso encima.

Leo observo a Ivy desde lejos, no habían hablado mucho ultimamente porque él estudiaba para sus exámenes, era tan aplicado con respecto al estudio que no aceptaba distracciones. La pelirroja no dejaba de preguntarse cómo alguien así se podía juntar con alguien como James Potter; simplemente no lograba comprenderlo. Ella le sonrió con la boca cerrada, temiendo que hubiera chocolate entre sus dientes y sonrió de regreso. El adolescente estaba preocupado por los oscuros y malignos planes que su mejor amigo estaba orquestando en su mente en ese instante, Leo sabía que lo arrastraría también a él. Ivy también se preocupaba, pero suponía que cada quien elegia los amigos que quería tener en su vida.

Traiciones [Albus Severus Potter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora