CAPÍTULO 11

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El Profeta.

Rose estaba enloqueciendo, perdiendo la cordura y entrando en pánico y Ivy debía presenciarlo. Ese era su castigo por lo que iba a hacer, por traicionarles; presenciar como su mejor amiga se rompía en pedazos y no le quedaba más que quebrarse con ella. La castaña llevo ambas manos a su rostro y sollozo, tratando de calmarse, mientras Ivy se deshacía por dentro, en verdad no tenía corazón. No lo tenía.

Cuando bajo las escaleras y la vio sentada mientras fingía leer un libro, se tomó un instante para pensar, la sala seguía vacía y Rose ensimismada en sus propios pensamientos ignoraba su presencia. Ivy se planteó si sería correcto que le dijera, probablemente sus padres estaban viendo la mejor manera de contarle porque sabían lo fácil de romperse que era cuando de su familia se trataba. ¿Qué debía hacer entonces? Mordió su labio inferior con nerviosismo, contarle o no contarle. ¿Qué le correspondía hacer? Era la mejor amiga, tenía que hacerlo, de otro modo jamás se lo perdonaría.

Camino hasta quedar frente a ella, quien alzo la vista y suspiro con alivio.

— Hey Ivy, ya me preocupaba –sonrió. Cuando vio su rostro serio, dejo el libro a un lado y su sonrisa se esfumo por completo–. ¿Qué pasa? ¿Qué decía la carta?

Solo dilo, se dijo a sí misma, solo hazlo, ella merece saber la verdad. Es tu mejor amiga, Ivy, cuéntale ya. Pero no quería lastimarla, era más fácil recibir las malas noticias, que darlas; o al menos así funcionaba en su cabeza.

— Rose, debemos hablar. Es importante –dijo como pudo.

— Me estas poniendo nerviosa, Ivy. ¿Qué sucede?

— La carta era del señor Potter, el papá de Albus, le escribió porque... Bueno, dijo que todos están bien y que... Y que ellos... Rose ellos...

— ¿Ellos qué? Vamos solo dímelo, Ivy, dímelo, quiero saberlo. ¡Tengo derecho a saberlo, son mi familia!

— ¡Cálmate! –exclamo exasperada.

— ¡No me pidas que me calme porque no puedo hacerlo! Si eres mi amiga me dirás que estas ocultando –reclamo enojada.

— Rose por favor cálmate, todo está bien solo... El señor Potter le aviso a Albus que han surgido nuevos Mortifagos y que Delphini escapo de Azkaban, por lo que volverá a tomar su lugar de Auror.

La castaña enmudeció, llevando ambas manos a su boca, sus ojos abriéndose más y más con la comprensión de sus palabras. Sus ojos ahora formaban lágrimas, Ivy se sintió horrible.

— Eso... Eso quiere decir que, que mi padre... Ivy, por favor dime que no irá él también. Dime que no irá con tío Harry, por favor –suplico soltando el primer sollozo.

— Rose... Rosie todo estará bien.

— ¡Pero es mi papá! No quiero que se arriesgue, tengo mucho miedo.

La adolescente le miro con dolor y no pudo hacer más que abrazarla fuerte, envolviendo sus brazos alrededor de sus hombros. Rose lloro en su hombro, sintiéndose molesta por la situación y débil al no poder hacer nada. Su padre era muy bueno como Auror, pero era mucho mejor como co-dueño de Sortilegios Weasley, era más seguro y más acorde a su personalidad. Tenía miedo de que algo malo le ocurriera. Ivy cuido de ella hasta que su llanto se apaciguo un poco y pudo contarle mejor que decía la carta. Al final, solo quedaron en silencio, mirando a la nada.

— No le digas nada a Albus –murmuro la pelirroja–. Por favor, él no puede saber que lo leímos, posiblemente tus padres te escriban mañana, pero él no tiene que enterarse de que sabemos. Se va a enojar mucho y...

Traiciones [Albus Severus Potter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora