CAPÍTULO 33 [Parte 1]

134 8 2
                                    

La Batalla de Albus.

Rose Granger Weasley corrió por el sendero sintiendo el sudor resbalar por su frente, sus pies estaban llenos de lodo y a pesar de los rasguños y la conmoción aún seguía andando. Se sentía tan sorprendida de sí misma que apenas podía asimilarlo, se suponía que Ivy era la valiente y determinada; no ella. Scorpius le seguía de cerca, aferraba su varita con fuerza y ninguno quitaba la vista de enfrente. Su mente continuaba en la Mansión de sus abuelos paternos y todo aquello por lo que luchó durante años, los rumores, las acusaciones, que la gente se burlara de él por ser un Malfoy. Nunca se lo había confesado a sus padres, ni a Rose, solo a Albus y ni siquiera sabía si volverían a verse de nuevo, pero ser un Malfoy para él era una vergüenza, su familia que denigraba a los impuros, quienes pertenecieron al bando de los malos. Todo ese tiempo había querido demostrar que se podía cambiar, que se podía ser diferente y ser una persona honesta, alguien que valiera la pena, pero sus abuelos lo habían arruinado. Una vez más, habían elegido el poder por encima de la familia, por encima de lo que era correcto y no sabía si podría perdonarlos.
V

ictoire y Ted se tomaron de las manos para no perderse de vista unos a otros. Frente a las verjas del colegio una cantidad de personas pertenecientes a Hogsmeade formaban un muro impidiéndoles a los Mortifagos cruzar al otro lado, los profesores que se habían quedado invocaban hechizos de protección e incluso, los de la Orden que no se hallaban en el ministerio están allí, luchando. Rose pudo contar que no eran tantos mortifagos como pensaba, apenas llegarían a los cuarenta y sin embargo, el miedo que emanaban era tan potente que ninguno de los escuderos de Hogwarts se animaba a hacer algo para echarlos.

—¿Qué sucede? –preguntó Ted al profesor Slughorn.
—No lo sabemos, han estado allí parados sin hacer nada, según oímos decirle a ese sujeto de allá, están esperando indicaciones de su líder o tal vez, que se presente aquí mismo.
—No entiendo porque Delphini vendría a Hogwarts –habló la rubia.
—¿No saben nada de las personas en el ministerio? –quiso saber Rose.
—Lamentablemente no, pero dijeron que había muchos heridos y algunos muertos.

Scorpius tomó a Rose de la mano, alejándola del montón, tenían que encontrar a su abuela, tenían que ir a por Brandon; se lo había prometido a Ivy. Una bola de fuego voló hasta estrellarse contra el muro del colegio y los que estaban cerca tuvieron que correr para salvarse, aquella acción improvisada les había tomado por sorpresa a todos, los Mortifagos se estaban cansando y habían comenzado a atacar a las personas. Por suerte, el escudo protector funcionaba y las llamas no podían cruzar al otro lado.
Alguien gritó y la tercera batalla dio comienzo, personas blandían sus varitas de un lado a otro protegiéndose, formando escudos y soltando maldiciones, algunos tropezaban y otros simplemente corrían a esconderse. Rose pudo notar cuan desalmadas eran quiénes estaban del bando de Delphi, estaban tan deseosos de herir a quien fuera que no les importaba nada, realmente solo querían destruir.

—¡Por allí, vamos!

Separándose de Vicky y Teddy, ambos novios se alejaron por el borde del castillo, buscando entre los árboles y el caos. La adolescente pudo divisar a su madre junto a su abuela peleando, también a dos personas demasiado mayores que debían ser los padres de Fleur, por ende, abuelos de Vicky. Su abuelo, Arthur, trató de impedir la llegada de más mortifagos enviando hechizos hacía el cielo, mientras menos llegaran, mejor controlarían la situación.
Scorpius detuvo su paso cuando vio aparecer de la nada a su padre tomando de la mano a su madre, Astoria, sus ojos se ensancharon y ni siquiera supo que decir, se había quedado helado. ¿Qué hacían ellos dos allí? Tropezó hacía atrás chocando con Rose y la castaña observó encima de su hombro. Draco y Astoria Malfoy, allí, en el bosque.

Traiciones [Albus Severus Potter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora