CAPÍTULO 6

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Algunas cosas nunca cambian.

Para Ivy Van Der Woodsen, el primer día de clases había resultado ser bastante bueno. Volver a ver a sus profesores favoritos y aprovechar al máximo el aprendizaje de sus clases favoritas era inmejorable. Además de todo, ya no debían lidiar con adivinaciones, clase que tenía muy pocos admiradores. Por el contrario, la clase de encantamientos había sido divertidísima e incluso habían aprendido a convocar objetos, algo de lo cual Ivy estaba muy orgullosa ya que lo había conseguido dos veces seguidas; ganando así puntos para Gryffindor.

Cuando la tarde caía, Hugo, Lily y Alice se unieron a Ivy y sus amigos en el patio para platicar antes de tener la última clase del día. Los tres adolescentes se encontraban cursando cuarto año por lo tanto aún les quedaba mucho por aprender, los tres eran inseparables. El fanfarrón de Hugo Granger Weasley tenía el cabello rojizo, unos ojos azules muy bonitos y una sonrisa encantadora, su cabello era una mezcla del de su madre y padre; y Ivy había oído que muchas chicas estaban locas por él. Por otro lado, Lily era extremadamente parecida a su madre, ojos chocolate y cabello rojo fuego muy largo, Lily tenía la belleza de su madre y abuela paterna. Ivy la adoraba, ambas se llevaban muy bien. Y, por último, estaba ella, la hija mayor de Neville Longbottom y Hanna Abbott, la muchacha tenía el cabello rubio cenizo como el de su mamá y ondulado como el de su papá. Si bien era Hufflepuff y Hugo y Lily eran Gryffindors, siempre hallaban el modo de reunirse y pasar el tiempo juntos.

Para cuando las clases terminaron, todos volvieron a reunirse en el patio, quejándose de los escregutos de Hagrid.

— ¿Al menos alguien sabe si esas bestias comen? Me parece algo inútil e innecesario –se quejó.

— Hugo claro que comen, tú eres una bestia y lo haces, ¿no es así? –bromeo Rose, haciéndoles reír. Su hermano le miro molesto.

— Deja de pelear con tu hermana Hugo, vámonos a volar un rato, ¿Qué les parece? –propuso Alice.

— Me parece una excelente idea, hay una maniobra que mamá me enseño una vez y quiero probarla –Lily se puso de pie tomando sus cosas–. Nos vemos luego chicos.

Los cuatro les despidieron y les observaron marcharse a los interiores del castillo. Rose suspiro recostada en el pasto verde y Scorpius la observo de una forma que él pretendía fuera disimulada, pero pocas cosas se escapan a los ojos de una Van Der Woodsen. Ivy sonrió tontamente ante la imaginación de ellos dos de novios, ok, estaba exagerando de nuevo, pero le era imposible no imaginárselos juntos. En el fondo, Rose sentía algo por Scorpius, simplemente era terca para admitirlo. Ivy alzo la vista sintiéndose observada y los ojos esmeraldas de Albus le recibieron.

— ¿Sí? –preguntó.

— Nada, solo te observaba, estabas sonriendo –murmuro para que cierto rubio y castaña no escucharan–. ¿Puedo saber por qué?

— Yo solo...

— Creo que me iré a la biblioteca –dijo Rose, quien se había incorporado desde el suelo.

— ¿Ahora? ¡Apenas es el primer día!

— Lo se Ivy, pero quiero estar al día –explico restándole importancia, Ivy asintió comprendiendo que si ella no hacía esto todos los años no podría ser una mini-Hermione Granger.

— Te acompaño entonces, necesito empezar con Runas lo más pronto posible.

— Ósea que también nos dejas Scorpius –suspiro Albus.

— Lo siento, los veré en la cena, supongo.

Ambos tomaron sus cosas y luego de agitar sus manos hacia Ivy y Albus, los dejaron solos. La pelirroja se giró hacia Albus y este estaba sonriendo.

Traiciones [Albus Severus Potter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora