CAPÍTULO 26

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La huida.

Albus dejó de juguetear con los pliegues de la cortina mientras observaba por la ventana, verlo en aquella situación dolía porque era tan fuerte la energía que emanaba, que era imposible no notarlo. Parecía que estaba por enloquecer en cualquier momento y su familia no sabía que hacer para levantarle el ánimo. El adolescente soltó un suspiro con exasperación y empezó a caminar de un lado a otro en la pequeña habitación, odiaba estar encerrado por obligación y Ivy se sentía un poco mal por estar vigilando que no se asome si quiera por la puerta.

Era extraño pensar que hace cuatro días atrás todos estaban festejando el primero de enero y que un nuevo año empezaba. Hasta que Kurt decidió que era una fecha muy increíble para secuestrar a la familia Potter y así, tener como un loco de nervios a Albus, el único que se salvó de ser secuestrado por mortifagos. Su casa estaba destrozada y si bien muchas cosas se salvaron, otras no. La familia Weasley temía el no saber qué sucedería después y si alguna vez volverían a ver a Harry, Ginny, Lily y a James con vida. Básicamente todos tenían mucho miedo de que algo malo volviera a suceder, por eso mantenían a Albus en cautiverio, lejos de las garras de Delphini, Kurt y sus malévolos planes para alzarse con el poder sobre la comunidad mágica.

Claro que Albus tampoco lo ponía fácil para su familia, había intentado escaparse dos veces en esos cuatro días y seguía sin quedarse quieto. Dormía muy poco por las noches, sus ojeras oscuras lo delataban, pero no solo no podía dormir, lloraba mucho. Ivy lo comprendía pues ella había perdido a su hermano y por más que había recuperado el amor de su madre, todavía había algo que le faltaba para ser feliz de nuevo.

— ¿Crees que pueda ir al baño o debo hacerlo delante de ti? –preguntó el ojiverde.

— Bueno, ya que insistes, prometo no contarle a nadie –bufo cruzada de brazos.

La pelirroja estaba sentada en la cama, había muchas cajas apiladas detrás de ella y el cielo afuera era tan gris que apenas tenían algo de luz natural adentro.

— Enserio Ivy, ¿Cuánto más me van a tener aquí como si fuera un delincuente o un asesino? No soy yo quien secuestro a mi familia.

— Lo sabemos, ¿sí? Lo sabemos.

— Bueno no lo parece –dijo en tono acusador.

— Sé porque estas molesto, se porque te duele porque créeme, me siento igual que tú –aseguró poniéndose de pie y caminando hasta él–. También tienen a mi hermano, Albus, ¿crees que no te comprendo? Me mantuvieron encerrada aquí dentro más tiempo que tú, ¿Qué son cuatro días cuando yo estuve esperando semanas? Y aquí me ves, no he enloquecido todavía.

— ¿Por qué no lo hiciste entonces? –su voz se apagó–. ¿Cómo puedes soportarlo?

— No lo hago, simplemente me trago el dolor y las ganas de salir corriendo, intento mentirme sobre que todo irá bien.

— Pero no lo hará, ¿cierto? Solo yo puedo ir por mi familia y tal vez nadie más que tú puede rescatar a tu hermano –habló, mientras se sentaba a su lado.

— No, no lo hará, pero no vamos a marcharnos, aquí estamos seguros y si nos atrapan allá afuera no habrá quien rescate a los nuestros, nos necesitan fuertes y seguros de lo que hacemos. ¿Entiendes? No vamos a seguir ningún estúpido impulso, pensaremos que hacer más adelante, tenemos a Rose –intentó sonreírle.

— Gracias Ivy, sé que tratas de cuidarme, aunque siempre arruine las cosas contigo.

— No importa, Alby.

— Es que... Tienes razón, mis padres querrían que me mantuviera a salvo, solo es... Supongo que es difícil.

— Nadie dijo que sería fácil –se encogió de hombros–. Ven aquí, Severus.

Traiciones [Albus Severus Potter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora