Traiciones [Albus Severus Potter]

EPÍLOGO

Graduación, clase '23

Alguien había quitado las cuatro enormes y largas mesas del Gran Comedor en el colegio Hogwarts de magia y hechicería y en su lugar, habían dejado millones de sillas pequeñas puestas en filas, dejando un pasillo en el medio. Las sillas estaban cubiertas de tela negra y las envolvían lazos de colores verde, amarillo, azul y rojo representando uno de los colores de las cuatro casas del establecimiento. Las personas comenzaban a entrar de apoco buscando sus lugares, estaba tan lleno de gente que apenas uno podía oír lo que estaba pensando, había personas platicando energéticamente, saludándose y sonriéndose en cada lugar. Eran épocas de tranquilidad, nuevamente. Mayo del año 2023 había llegado, era un año después de la guerra en el Ministerio de la Magia, el verano se acercaba y los alumnos que llevaban sus túnicas se estaban asando, pero, aún así, no dejaban que nada les interrumpiera la felicidad. Habían peleado tanto para conseguirla, para llegar a ese momento.

— Al fin, último día de clases. ¿Estás listo? –preguntó el pelinegro a su mejor amigo.

— Más que listo, James –sonrió Ian.

Un año atrás graduarse habría resultado casi imposible para el par de alborotadores, pero habían perdido tanto en ese tiempo, que lo único que podían hacer para tener algo propio, era quizá terminar sus estudios de una buena vez. Habían tenido que repetir el curso después de la guerra, pero ya no importaba, el ver a toda esa gente reunida resultaba increíble; hacía que valiera la pena.

Se podía decir que luego de que derrotaran a Delphini y a todos los mortifagos, las noticias no dejaban de llegar de la mano de El Profeta, restaurar el Ministerio de la Magia fue todo un gran y largo proceso, aún quedaban muchas cosas por reparar y muchas personas en espera de un empleo. Por suerte, para reconstruir parte del atrio, necesitaron muchos empleados, la ministra no los dejó solos, tan pronto sus heridas graves se habían curado, regresó para seguir al mando. En cuánto a Anne Joseph, la madre de Brandon y Ivy, se había unido como mano derecha de Hermione, ayudando en todo lo que podía.

— No puedo creer que al final lo lográramos –susurró Ian emocionado.

Mientras se iban acercando a las primeras filas, en donde los graduados tomarían lugar, las banderas negras con los animales de las cuatro casas flotaban por encima de sus cabezas y el atardecer se estaba asomando. En donde debían estar las mesas de los profesores, había varías sillas y una mesa con los diplomas. James se giró hacía su mejor amigo y sonrió.

— Honestamente, yo tampoco, amigo.

Y es que no era para menos, luego de todo lo que habían sufrido y los amigos que habían perdido en el camino, Leo no era la única persona que lamentarían que no estuviera allí esa tarde. Daniel Willis se equivocó, tomó la decisión incorrecta y siendo honestos, a James le costó mucho perdonarlo. No fue fácil dejar su traición atrás, pero lo logró y era por eso que lamentaba su ausencia; porque nunca pudo decirle que a pesar de todo lo que él les había hecho, aprendió a perdonarlo y lo dejaba libre de culpa.

Al parecer, Dan había sido encontrado muerto semanas después de la guerra, en una comunidad muggle, nadie sabía quién era al principio, suponían que un mortifago demasiado joven por la marca en su antebrazo. Sin embargo, James e Ian lo reconocieron de inmediato y la tristeza que cayó sobre el Potter había sido tanta, que no había hablado con nadie en días. Él había estado dispuesto a buscar a Daniel para perdonarlo, se lo había confesado a Ian, pero la vida una vez más le quitaba un viejo amigo; peor aún, Dan, decidió cometer suicidio.

Quitando todo lo malo que tuvieron que atravesar, ese era un día para celebrar, se graduaban y luego de que eso, ambos tomarían un año sabático para poder viajar por diferentes partes del mundo. Después verían que estudiarían, mientras tanto, se dedicarían a vivir sus vidas, después de todo, no sabíamos cuándo tiempo estaríamos en esta vida.