CAPÍTULO 13

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Emociones.

Después de buscar por las calles del pueblo, encontraron a Albus. Cuando Rose le llamo por su nombre y grito que Albus estaba bien, Ivy sintió como sus pulmones se volvían a llenar de aire. No dudo en correr a abrazarlo cuando lo vio y no se atrevió a soltarlo, él tampoco lo hizo; había estado buscándola por todas partes. Sus miradas se encontraron, había una mezcla de miedo y alivio dibujado en sus rostros. Albus tomo su cara con sus manos, buscando alguna herida visible, pero estaba bien, todos estaban bien, solo había sido un susto.

De pronto, una presencia llamo su atención, no era Rose; era Debby. La morena intercambio miradas con Ivy, se veía molesta, como si estuviese ofendida con ella. Albus se giró con curiosidad, queriendo saber que era lo que estaba mirando su amiga, pero cuando cruzo miradas con Debby, ella ni siquiera le habló, se giró y se perdió entre la multitud de estudiantes tomando los carruajes para volver al castillo. Ivy frunció el ceño, no entendía nada. ¿Por qué parecía enojada con ella? solo estaban abrazados, nada más.

Los cuatro subieron a un carruaje, todo el trayecto al castillo era custodiado por los profesores, aunque Ivy sabía que no volverían a atacar a no ser que Kurt les diera esa orden y no lo haría sin ella cumplía con su parte. Rose se acurrucó en los brazos de Scorpius y cerró sus ojos; la pelirroja estaba feliz de que ningún estudiante saliera herido pero la culpa le pesaba. Sin embargo, no podía seguir llorando, era hora de ser valiente y fuerte, de dar la cara. No más lágrimas, no más corazón frágil, era hora de resistir; a cualquier precio.

— ¿Por qué Debby estaba llorando? Solo estaban abrazados, ustedes lo hacen todo el tiempo, ¿no? –preguntó Scorpius.

— Bueno, es mi culpa, supongo –respondió Albus, sintiéndose apenado por la situación.

— ¿Algo salió mal cuando me fui?

— ¿Qué si algo fue mal? –suspiró–. Digamos que no le preste mucha atención, no tengo idea de lo que me decía y la dejé plantada en medio de nuestra segunda cita, no me sorprendería si no hay una tercera vez.

— ¿Qué? ¡Albus! ¿Cómo pudo pasar eso? ¿Por qué la dejaste plantada? –protestó indignada.

— La deje por ti, Ivy –sus ojos se clavaron en los suyos y Ivy sintió un cosquilleo en su estómago.

— ¿Explícate? –pidió el rubio, quien al parecer estaba interesado en su pequeña charla, Rose se había dormido en sus brazos.

— Noté a Ivy muy extraña y luego dijo que iba al baño, sin embargo, no volvió. ¿Por qué te escapaste por la ventana? –pregunto cruzándose de brazos, frunciendo su ceño hacia ella.

— Pensé que querrían privacidad.

— No tenías que salir por el baño, ¿sabés? Me preocupé, pensé que te había pasado algo malo. Por eso la dejé.

— Oh Albus, pero estoy bien, no pasó nada. Siento mucho arruinar tu cita –suspiro–. Tienes que disculparte, arreglar las cosas y tal vez yo también deba hacerlo.

— Eso estaría bien, supongo.

— Bueno, yo les aconsejaría que se disculpen lo más pronto posible, quizá creyó que la dejaste para irte con Ivy porque te gusta. No dejes que lo malentienda.

Ambos asintieron y no volvieron a tocar el tema, algo sobre que Debby creyera que ellos se gustaban les resultaba descabellado, ridículo y les apenaba si quiera pensarlo; solo eran amigos. Además, Ivy no podía lidiar con problemas emocionales en ese momento, necesitaba fortalecerse y no pensar en novios o romances; debía ordenar sus prioridades y su prioridad era liberarse de su padre.

Traiciones [Albus Severus Potter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora