》Recuerdos《

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GRANT♠

Una locura, una maldita locura, en mi mente solo esta la imagen de ella y por eso haré esta maldita estupidez, pero esto se ha salido de mis manos desde el momento que me abrí a la posibilidad de tener una relación con ella, ¿de verdad pensaste que sería tan fácil?

Observo del otro lago del hospital como fluye todo con tanta normalidad, pero lo que no saben es que dentro esta una joven que amo, anhelo y deseo, envuelta en una desgracia que trae desde su nacimiento, los problemas a su alrededor formaron a una chica con sentimientos tan puros que la envidio, yo pase por tanto y me he convertido en una mierda de persona, sin escrúpulos, sin corazón, un alma que no merece vivir, he hecho tantas cosas malas que estoy dispuesto a remendarlas sacando de toda la miseria que le dan a Maverick, llevándomela lejos, tan lejos que se olvidarán de su existencia, ¿eso es lo que quiere? la quiero a ella y eso es lo que basta, ¿es lo qué se merece?, no, ella merece a alguien mejor  que la penumbra que me rodea.

¿Puedes hacerla feliz Grant?

Un asesino no puede...hacer feliz a nadie, si el mismo no puede ser feliz por lo que carga, por esa inmensa carga. La mía es mi padre, en vida lo fue y en la muerte lo sigue siendo.

—El es Octavio hijo, un amigo del trabajo,- estrecho la mano del señor que esta solo un poco mas alto que yo, su mirada retadora me da escalofríos pero no lo demuestro, —ve a tu habitación, dile a mamá que no salga tambien, es conversación de hombres.

Mis pobladas cejas se unen en una expresión clara, confusión, mi padre nunca me había hablado así, estos cambios que ha tenido no me gustan, y el señor delante de nosotros no me inspira nada de confianza.

—Papá, pero porque...- las palabras se quebraron en el momento que me abofeteo, la sonrisa en mi rostro no volvió a ser la misma, 

—¡Vete a tu maldito cuarto Grant!,- me grito, nunca lo había hecho de esa manera.

—Hazle caso a tu padre, niño.

Octavio, ese señor, su porte era envidiable, con la cabeza en alto me dijo aquellas palabras. 

Entre en esa habitación a visitar a mi padre con tanta alegría, le contaría lo bien que me fue en mi clase de karate en la tarde, como siempre le contaba con una taza de chocolate caliente, siendo observados por mi madre con tanta ternura desde la puerta de dicha oficina, la cual, fue testigo de tantas atrocidades, hasta la que dio fin, su muerte. Termine el sufrimiento de mi madre pero inicie otro.

Un niño de trece años con un pasado tan lindo como el atardecer paso los dos años siguientes con un anochecer, anhelando un amanecer que nunca llego.

Miro mi alrededor, no me había dado cuenta que estoy en el borde de la banqueta, ¿como he caminado hasta aquí?, mis palmas arden, las miro, están rojas por la presión de mis uñas, me duele la cabeza, mi mandíbula esta apretada de manera sobrenatural, no puedo perder el control, no ahora.

Octavio Melart se encuentra allá dentro, destruyendo mas vidas como si nada y no puedo hacer absolutamente nada. Retrocedo, aún no es hora de sacarla, tienen que darle el alta definitiva, y me la llevaré. No la he visto ni he hablado con ella pero se que no es necesario porque ella aceptara, me quiere igual que yo a ella, solo yo puedo protegerla.

¡Pero si eres un monstruo también!

Meneo la cabeza, ya no quiero recordar más, duele.

—Entiendes Mara, ¡No debes interrumpirme!, - un golpe hace que parpadee y me esconda mas en mi cuerpo pequeño. 

THE DESTINY | Terminada-Sin corregir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora