Una vez que Mirio se duchó y arregló, notó que Tamaki continuaba sentado sobre su cama, mirando de una manera distante hacia la pared contigua. Tenía sus manos juntas, haciéndole creer que tal vez estuviese meditando acerca de algo.
Jamás habría esperado que le permitiera quedarse en su habitación, pese a lo que le contó el día anterior. Se veía muy decidido a dejarle fuera, sin embargo su cambio drástico de opinión igual le hacía tener ciertas dudas.
Bueno, muchas dudas.
Una de ellas, y que ya era bastante obvia, era hacia dónde se iba por las noches. Otra, y que nace directamente de su preocupación, es por qué llegó en tan deplorable estado hace unas horas; realmente le había asustado, y entre el pánico no había sabido qué hacer en primera instancia.
Las ganas de obtener respuestas eran intensas, pero tampoco pretendía incomodar a su compañero con su casi insaciable curiosidad. No quería hacerle recordar tan terrible experiencia, así que lo mejor era fingir demencia y mantener el ambiente ameno entre ellos.
Fue así que mientras buscaba algo en el mueble en el que guardaba su ropa, sintió una potente mirada a sus espaldas, y por inercia se giró, viéndose observado por aquellos ojos filosos del azabache.
─Ocurre algo?─atinó a preguntarle Mirio, cerrando el cajón que hasta ahora había permanecido abierto.
─Nada─le respondió Tamaki de forma cansina, regresando su vista hacia la pared─. Sólo divagaba.
─...Sobre qué?
─Sobre qué le diré a Midoriya con respecto a tu ausencia en clases─le dijo Tamaki, mostrando una sonrisa traviesa.
─No es necesario que hables por mí─le hizo saber Mirio, para luego decir con un deje de complicidad─: yo puedo hacerlo, además tampoco pensaba decirle la verdadera razón detrás de mi falta.
Amajiki volteó a verle ligeramente descolocado, preguntándose nuevamente si esto estaba bien. Porque claro, él le dijo que podía faltar, que podía quedarse si aún lo quería y además dejarse ayudar por Togata.
─Entonces... ─Tamaki se puso en pie, caminando hacia la puerta─. Podríamos ir a la biblioteca, está lejos de las salas de clase.
─Te sientes bien como para salir?─se apresuró a preguntarle Mirio, luciendo genuinamente preocupado.
─Sí... ─Amajiki volvió a sentir esa inquietud, ahora instalada específicamente en su pecho. Nunca le gustó que el resto se preocupara por él─. Tan solo... por un rato. Luego volveremos.
─De acuerdo... ─Mirio le siguió algo dubitativo, abandonando ambos la residencia poco después.
El clima estaba perfecto como para ir a dar una vuelta por la ciudad, sin embargo las palabras de Izuku le hicieron dar la espalda enseguida a esa idea. Sólo podía ir a ciertos lugares si lo tenía permitido, y hasta el momento nadie le había autorizado.
─Supongo que Midoriya te dio un recorrido por aquí... ─Tamaki abrió dos puertas que dejaban ver algo de la biblioteca, entrando ambos al lugar; ya habían apostados algunos estudiantes en diversas mesas, leyendo o acordando planes en conjunto.
Y de pronto, Mirio sintió que aquel sitio se encogía a su alrededor. Algo fuera de lo común estaba sucediendo en torno a él y a Tamaki, ya que todas las personas allí presentes les miraban tanto desconcertados como perplejos.
Qué significaba que ahora mismo fueran ellos dos el centro de atención?
Tamaki claramente lo notaba, pero parecía serle totalmente indiferente a todos. Tampoco es como si le incomodara de sobremanera al rubio tener tantos pares de ojos puestos en su persona mediante pasaban entre las mesas, mas sí que le era sumamente surrealista, cuanto menos.
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Redeemer | MiriTama
ФанфикHay experiencias que nunca se olvidan en la vida, y Mirio lo comprobará por sí mismo en su arribo a Ámsterdam. «Me di cuenta demasiado tarde de lo mucho que él había logrado entrar en mi corazón. Ahora no quiero, ni creo poder, deshacerme de su recu...