ஜ 10 ஜ

205 34 4
                                    

Mirio quería decirle algo, lo que fuera.

Alabarlo, halagarlo y serle sincero en cuanto a su presentación. Que simplemente lo deslumbró y dejó sin palabras, experimentando sensaciones caóticas con esa nueva faceta suya, viéndole bailar sin comparación a nadie más.

Y eso es exactamente lo que iba a hacer. Midoriya le dijo dónde podía encontrarlo después del show, y cuando llegó hacia donde le indicó, sus intenciones quedaron a medias, ya que algo mucho más importante se estaba desarrollando justamente ante sus ojos y a una cierta distancia.

«Esa persona especial... era ella?» Togata visualizó a Tamaki frente a una mujer que le ganaba un poco en estatura, con sus mismos rasgos y color de cabello; le abrazaba y Amajiki devolvía ese abrazo con afecto y entre lágrimas que de alguna forma le conmovieron, haciéndole estrujar considerablemente el corazón.

Tamaki lucía como todo un niño chiquito entre los brazos de mamá.

No fue capaz de interrumpir esa escena. No cuando su compañero se veía tan feliz, conmocionado y orgulloso de sí mismo. Así que cuando se trataba de la familia... era totalmente diferente.

Mirio deseó golpearse miles de veces por darse cuenta de lo egoísta y estúpido que fue, dejando que esos extraños pensamientos le dominaran mientras presenciaba el baile del azabache y esa chica rubia. Tamaki lo hizo por la mujer que le dio la vida, misma razón por la que dudaba verle de vuelta en unas horas más en su habitación.

Debería conformarse con verlo al día siguiente, y decirle de todo corazón lo sensacional que estuvo en su presentación.





Debería conformarse con verlo al día siguiente, y decirle de todo corazón lo sensacional que estuvo en su presentación

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.





Al otro día, 11:30 a.m.

Unos toquecitos en su hombro le hicieron removerse incómodo entre las sábanas, preguntándose por qué lo estaban "importunando" si hoy era día libre para todos los estudiantes.

Y es que uno puede desorientarse tanto a veces...

No estaba en su casa. No estaba en Japón. Estaba en los dormitorios aledaños a la universidad recordando a poco del mediodía que tenía un asunto pendiente con su compañero de habitación.

De golpe Mirio se reincorporó, teniendo que quedarse inmóvil ante el mareo que le sobrevino por el movimiento mal hecho. Se tuvo que obligar a esperar unos minutos para volver a estabilizarse.

─Disculpa, no quería asustarte─escuchó la voz de Tamaki a su lado, y de pasada vio que se quedaba a una distancia prudente.

─Descuida... ya estaba despierto─se excusó el rubio vagamente, percibiendo que el mareo cesaba; de inmediato dirigió su vista hacia el otro, percatándose de que aún estaba en pijama.

─Mirio, yo... quería agradecerte por lo de ayer─le dijo éste, otorgándole una sonrisa sincera; su día había empezado definitivamente bien─. Sabía que te encontrabas allí, pero...

Redeemer | MiriTamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora