Hay experiencias que nunca se olvidan en la vida, y Mirio lo comprobará por sí mismo en su arribo a Ámsterdam.
«Me di cuenta demasiado tarde de lo mucho que él había logrado entrar en mi corazón.
Ahora no quiero, ni creo poder, deshacerme de su recu...
Tamaki no le había escondido todo aquello por nada, sino porque había sido una pesadilla de la que todavía no parecía despertar. La culpa de perder a la persona que tanto quiso le perseguía todo el tiempo, sin importar los años que pasaran.
Mirio no se lo refutó en su momento, pero en el fondo sintió que aquella decisión de su ex pareja de quitarse la vida sólo porque Tamaki se había negado al tratamiento... fue un acto bastante precipitado de su parte. Claro, la reacción de Kirishima al enterarse sí era comprensible, y el hecho de que el azabache se lo ocultara pensando que era lo mejor... realmente podía dejarse en algo como "no lo supimos manejar"?
Cerró sus ojos por unos minutos, volviendo a ser consciente del peso extra que yacía sobre su cuerpo. Amajiki se había tranquilizado después de serle sincero en su totalidad, y ahora descansaba plácidamente a su lado, obviando el detalle de que se aferraba fuertemente a su cintura, como si en cualquier momento fuese a desaparecer de su lado.
Le hacía un poco de gracia que estuviera desconfiando de su promesa.
Ahora que estaba al tanto de la situación y que todas sus interrogantes obtuvieran una respuesta, mantendría más que nunca esa promesa que le hizo. Le aliviaba saber lo equivocado que había estado Bakugou en cuanto a lo que le dijo, sabiéndose muy mal informado.
Tamaki sí se consideraba un asesino como tal, y eso le apenaba profundamente a Togata, comenzando a hacerse a la idea de cambiar ese concepto que su compañero tenía acerca de sí mismo. Si estaba dispuesto a convivir con esos pensamientos denigrantes hacia su persona por el resto de su vida, las intenciones de morir al azabache nunca le faltarían, y Mirio no quería eso para él.
Incluyendo también la situación del único familiar que le quedaba...
Desvió su vista del techo blanco del cuarto para enfocarla en Tamaki, preguntándose cómo es que había podido pasar por todo eso sin sufrir algún tipo de repercusión en el proceso; cómo es que a pesar de todo continuaba en pie?
Le entristecía recordar cómo rechazaba su compañía en un principio, con ese miedo atormentándole por dentro. Y sin embargo él, insistiéndole con que no se rendiría y que de verdad quería llegar a ser su mejor amigo... diciéndole que estaría bien de vez en cuando intentar socializar considerando que medio mundo allí tenía una pésima impresión sobre él...
Fue un maldito egoísta.
Debió de abrir su mente antes que su boca, sin duda.
─Ahora me tienes a mí... ─habló lo más bajito que pudo, percibiendo que su corazón se agitaba un poco. Esperaba que Tamaki no lo notara en su subconsciente─. Y nunca te daré la espalda, siempre estaré a tu lado.
Sonrió ampliamente por sus propias palabras, sintiéndose de algún modo satisfecho, ya que Tamaki parecía demostrarle lo mismo debido a cómo le tenía sujeto en ese momento. Apreciaba mucho que hubiera sido sincero con él, aunque la culpa de haberle hecho pasar un mal rato con su confesión seguía asentada allí, en su pecho, y para quedarse a largo plazo.
Poco a poco fue durmiéndose, sumiéndose después de días en un sueño tranquilo y sosegado.
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