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Midoriya le daba su tiempo. Aguardaba en silencio, echándole rápidos vistazos a Tamaki desde su punto. Respetaba la forma en que éste escondía su rostro entre sus rodillas, buscando o meditando la manera en que comenzaría a hablar.

La taza de té de hierbas estaba a medio acabar, ya que casi a regañadientes Amajiki se la bebió, dada la desesperación con la que llegó frente al peliverde. Ahora ambos se encontraban en la habitación del susodicho, sumidos en el silencio del atardecer.

─Yo... ─empezó Tamaki, saliendo de su escondite improvisado y alzando la mirada para enfocarla en Izuku, quien de inmediato le había puesto atención─. Estoy cansado de sentirme al borde de un maldito precipicio todos los días...

Midoriya no dijo nada, simplemente se limitó a asentir, dejándole continuar.

─Y que ahora llegue alguien a recordarme por qué estoy a casi nada de caer, como si esto nunca fuese a terminar... ─Amajiki volvió a bajar la vista, sabiendo que su punto final aún estaba muy lejos─. Qué se supone que debería hacer? ahora mismo siento que no lo voy a poder afrontar...

─Primero, tienes que mantener la calma, y segundo, pon todos tus pensamientos en orden─le indicó Izuku, acercándose y colocándole ambas manos en los hombros─. Sabes que Bakugou te atormenta sin estar al verdadero tanto de los hechos, lo hace por lo que él cree que sucedió en realidad─le entristecía la mirada afligida y asustadiza del otro─ además no estás solo, entiendes? yo puedo ayudarte a afrontar esta situación, y también él...

─No, él no─negó Tamaki enseguida, comprendiendo a quién se refería─. Ya te dije, no lo quiero metido en esto.

─No estás en posición de regodearte, Amajiki!─le regañó Midoriya, preguntándose cuándo el aludido dejaría la terquedad y temor de lado para abrirse a nuevas oportunidades─. Él está dispuesto a ayudarte, lo ha demostrado en más de una ocasión; aún no te das cuenta de lo mucho que le importas como persona? él te escuchará, estará ahí para ti cuando quieras desahogarte y será tu soporte cuando ya no puedas contigo mismo.

─Mirio... no quiere estar conmigo─murmuró el azabache, haciendo memoria de la noche anterior; la voz empezaba a temblarle otra vez─. Incluso si tienes razón, una parte de él me rechaza... por como soy, por como lo trato y por mis constantes cambios en mi comportamiento.

─De dónde sacaste eso?─cuestionó Izuku, creyendo que solo le decía aquello para debatirle sobre algo de lo cual él estaba más que convencido─. No puedes decir eso si todavía permaneces cerrándote a él, todo seguirá siendo incierto si no le das una oportunidad.

Tamaki soltó un quejido lastimero, abrazándose a sí mismo mientras se sentía confundido nuevamente; ahora sabía lo mucho que le afectó sentirse rechazado, ya que en silencio admitía lo bien que se sentía estando entre los brazos de Togata. Y, muy a su pesar, quería que eso se repitiera.

Pero...

─No has encontrado una habitación que esté disponible para mí?─inquirió Tamaki en voz bajita, viendo que el peliverde hacía una mueca de desacuerdo ante ello.

─No, todavía no─se "lamentó" Midoriya, y por algunos minutos analizó a su alrededor, teniendo una idea que quizás no fuera tan descabellada─. Por qué no te quedas en mi cuarto mientras tanto?

Amajiki se mostró sorprendido en un inicio, para luego observarle con incredulidad pura. Era un chiste demasiado bueno, tanto como para reírse con ganas.

─En serio estarías dispuesto a recibirme aquí? contigo?─le preguntó él en cambio, con una leve sonrisa.

─Sí─afirmó Midoriya con simpleza─. Además, sabes que conmigo no tendrías que esperar preguntas, ya que son innecesarias.

Redeemer | MiriTamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora