ஜ 34 ஜ

292 34 10
                                    

Había despertado tarde. Y solo.

Entre sus brazos ya no había ningún cuerpo al cual abrazar ni contener, y a Mirio no le extrañó, en su ignorancia creyendo que su compañero volvería.

Todo en él era felicidad, imaginando que ahora todo iría bien con respecto a Tamaki. Que todos los esfuerzos, los malos momentos y las constantes lágrimas habían valido la pena; que todo aquello les estaba conduciendo a esto, al ahora, en donde podían empezar de alguna manera desde cero.

Y lo esperó.

Lo esperó por horas, continuamente preguntándose en dónde estaba Amajiki, dado a las horas que seguían pasando y él no aparecía. Mirio no quería pensar de más, porque confiaba con el corazón en que lo vería de nuevo allí, enfrente suyo.

Y con ese pensamiento en mente corrió a abrir la puerta de su habitación apenas escuchó unos golpes provenir desde el otro lado de ésta.

La decepción se reflejó tanto en sus ojos como en su expresión al chocar contra la silueta de Midoriya, trayendo lo que parecía ser un sobre en sus manos. Qué estaba haciendo allí? y por qué daba la impresión de que se echaría a llorar en cualquier momento?

─Togata... ─pronunció Izuku dubitativo, ya que aún con el tiempo transcurrido, no se sentía preparado para estar allí, para decirle la verdad de la situación al rubio─. Podemos... hablar?

─Es algo muy importante?─le preguntó Mirio, sin mostrar mucha disposición para escucharle. Sus ánimos habían decaído considerablemente ante la ausencia del azabache.

«Lo será todo para ti una vez que te enteres» quiso responderle Midoriya, sin embargo se limitó a asentir, estrujando suavemente el sobre entre sus dedos.

Togata, sin tener idea de la magnitud de lo que Izuku le revelaría, le dejó pasar.

Cerró la puerta, quedando ambos en una privacidad que a uno se le antojaba más un suplicio, considerando que aquello no iba a ser una amena conversación.

─Entonces?─habló Mirio, cruzándose de brazos y apoyándose en la pared, a un costado de la puerta─. De qué se trata?

Izuku giró sobre sus talones, encarándolo de un modo que al rubio no le dio un muy buen presentimiento.

─Midoriya... estás...?

─Se trata de alguien que conoces, Togata─le interrumpió el peliverde de súbito, apresurándose a continuar antes de que el arrepentimiento le hiciera retroceder─. Toma. Necesito que lo leas.

Y con la mano temblorosa, extendió el sobre en dirección opuesta, quedando frente a Mirio. Éste lo observó dudoso, un poco intrigado, y tras unos largos segundos, lo tomó.

Izuku aguardó, deseando con todas sus fuerzas que él estuviese presenciando esto desde alguna parte.

Togata comenzó a abrir el sobre, encontrándose con un extraño papel con información extensa, como esos que te entregan después de hacerte un examen. No comprendió por qué, pero su corazón empezó a latir de forma más intensa previo a que sus ojos dieran con lo certificado allí.

El primer detalle en el que Mirio reparó, fue en el idioma. Todo estaba escrito en japonés, como si la persona detrás de esto lo hubiera hecho con la intención de que lo entendiera; segundo detalle... el nombre de Tamaki.

Paciente. Diagnóstico. Tiempo estimado de vida.

Por qué tenía el horrible presentimiento de que no debería seguir leyendo?

─Dijiste que era necesario... ─su voz ya se hallaba temblando.

─Lo mejor es que te vayas sabiendo la verdad─y Midoriya lo notó, teniendo que desviar la mirada al darse cuenta.

Redeemer | MiriTamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora