Tamaki le había pedido que le esperara. Que por la noche iría a su habitación, a aclararle unas cuantas cosas.
Y Mirio, pacientemente, confió en él. En su palabra. Porque horas antes le había dado su respuesta, porque sentía que su compañero estaba definitivamente de vuelta.
La oscuridad había comenzado a invadirlo todo de forma paulatina, dejando un silencio inquietante dentro de los dormitorios. Varios de los residentes habían abandonado sus estancias dado que ya era fin de año, incluyéndose también los graduados.
Sin embargo, Amajiki continuaba allí, y la prueba fue escuchar golpes a su puerta cerca de la medianoche. Togata permaneció despierto en todo momento, sin poder evitar tensarse al saber que ya estaba aquí.
Inspiró hondo previo a abrirle la puerta, sintiendo que el corazón le daba un vuelco al tenerlo nuevamente ahí, enfrente suyo. La sonrisa que Tamaki le concedió le dio pase para envolverlo entre sus brazos, siendo correspondido casi al instante.
Apenas reparó en el sobre que llevaba en una de sus manos, cuando se alejó lo mínimo de él para así verlo bien. Ahora que ambos se encontraban más tranquilos, Mirio visualizó las ojeras marcándose notoriamente en el rostro de Tamaki, aunque se abstuvo de mencionar algo al respecto.
─Pensaste por un segundo que no vendría, no es así?─le preguntó Amajiki, tomando la palabra por ambos.
Tampoco necesitó respuesta, ya que la duda en el rostro del rubio se lo dijo todo. No tenía derecho a ofenderse considerando su inconsecuente comportamiento de antes.
Cuando la puerta se cerró detrás de ambos, el silencio volvió a reinar dentro del cuarto. Tamaki se ubicó en la que era su antigua cama, mientras que Mirio se situó en la suya propia.
─Veo que traes un sobre... ─sacó el rubio la voz, indicándole con la mirada dicho objeto en su mano derecha.
─Ah, esto... ─murmuró Amajiki, dejándolo en la mesita de noche de su compañero. Sabía que no hacía falta explicar, mas aún así lo hizo─. Son unos papeles que debo entregar mañana, y para no tener que devolverme a mi habitación...
Togata se dio cuenta tarde de lo que el azabache trataba de decirle con ello, tomándole desprevenido. Acaso eso significa que...?
─... Piensas quedarte aquí hoy?─quiso cerciorarse de todas formas.
─Sí, yo... no quiero dejar nada sin resolver antes de irme─le dijo Tamaki en respuesta, desviando la vista un instante; su corazón empezaba a agitarse en anticipación de algo importante.
Y ese algo era sin duda lo que todavía no quería decir...
─Tamaki, sabes que yo... ─iba a recordarle Mirio, sin embargo fue interrumpido.
─Sé que mantendrás tu promesa hasta el final─Amajiki volvió a mirarle, fijamente, sintiendo que se estaba poniendo a prueba a sí mismo─. Así que, tan solo... no me dejes esperando demasiado.
Mirio parpadeó incrédulo, tardando en procesar sus palabras. Entonces, lo que estaba queriendo decirle, era que...?
«Tamaki...» había perdido la cuenta de cuántas veces le había llamado en su mente, y ahora que estaba allí, aceptándole nuevamente, sabiendo que ésta vez sí estaba siendo sincero...
─Además, yo... quiero pedirte perdón, Mirio─continuó el azabache, levantándose y acercándose al susodicho, ganándose un lugar a su lado─. Me perdonarías por todas las cosas horribles que te dije? por mi estúpido comportamiento, por haberte mentido en más de una ocasión?
«Porque en serio necesito que lo hagas» quiso añadir, mas guardó silencio, expectante a la respuesta.
Togata le observó en todo momento, sin perderle de vista y grabando en su memoria todas las expresiones de su compañero, porque ahora mismo se percataba de lo transparente que estaba siendo, y eso era lo que le hacía especial ante sus ojos.
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Redeemer | MiriTama
FanfictionHay experiencias que nunca se olvidan en la vida, y Mirio lo comprobará por sí mismo en su arribo a Ámsterdam. «Me di cuenta demasiado tarde de lo mucho que él había logrado entrar en mi corazón. Ahora no quiero, ni creo poder, deshacerme de su recu...