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Era la primera vez tanto para Tamaki como para Mirio ver la enorme piscina que se extendía varios metros a lo largo del subterráneo, y al contrario de lo que uno pudiera pensar, la instalación contaba con ventilación y el agua pasaba a ser templada los días en que hacía frío.

El agua de la piscina estaba separada por extensos cordeles que marcaban cierta distancia unos de otros, con forma de carril para que los nadadores no chocaran entre sí al momento de practicar.

Tamaki se aproximó a una supervisora situada a un costado de la piscina, para pedirle de la manera más amable si es que podían prestarles unos trajes de baño, ya que ellos obviamente no lo traían.

─Saben cuál es su talla? para más o menos guiarme─indagó ella, recibiendo respuesta de ambos chicos segundos después.

Luego, Mirio tanteó el agua con una mano, comprobando que no estaba tan helada como había imaginado. Escuchó a sus espaldas que la señorita ya les había traído los trajes de baño, y que según ella deberían quedarles bien; cada uno tomó el suyo, dirigiéndose a unos vestidores al fondo del lugar.

Mirio salió primero, algo aliviado de que no hubieran muchas jóvenes allí merodeando; no es que le diera vergüenza mostrarse tanto, pero sí le hacía sentir un poco incómodo. Se animó por meterse por la parte menos profunda de la piscina, estremeciéndose en el proceso. El clima no ayudaría una vez que tuvieran que volver a los dormitorios.

Trató de no empaparse demasiado en su primer intento de sumergirse en el agua, mas cierta persona lanzándose sin más a la piscina y precisamente cerca suyo le arruinó su preciado esfuerzo. Perplejo vio que el responsable era Tamaki, quien se asomaba a la superficie, a la vez en que removía su cabello hacia atrás.

Y entonces lo notó.

No se esperó ver un tatuaje ocupando la mayor parte de su brazo, terminando exactamente en su muñeca. No sabía si denominarlo como un detalle, pero no negaría que le llamó la atención.

─Una flecha oscilando entre las estrellas?─le preguntó con curiosidad el rubio.

Tamaki comprendió que se refería a su tatuaje, y en un vano intento de taparlo dejó su muñeca bajo el agua. La sola pregunta le puso incómodo.

─No es muy creativo, verdad?─se limitó a cuestionarle, desviando la mirada─. Para mí es bonito, y es lo que hay.

─No te estoy reprochando por tu tatuaje─le dijo Togata de manera jovial, mientras comenzaba a moverse aleatoriamente en el agua─. Te molesta si digo que tu piel lo hace resaltar? además tampoco se te ve mal.

Amajiki no supo qué decir en respuesta, ya que como siempre no se esperaba ese tipo de comentarios por parte de Mirio; el revoltijo de emociones que ahora sentía podía deberse a esas sencillas palabras?

No quiso descubrirlo.

Se alejó de su lado, comenzando a nadar y sumergiéndose en la parte profunda de la piscina. Cerró sus ojos con fuerza, llevándose ambas manos a los oídos y conteniendo la respiración el mayor tiempo posible.

«Ya no quiero escucharte hablar así de mí, sólo quiero que te detengas, Mirio...» pensaba Tamaki, sintiendo bajo el agua el latir rápido y constante de su corazón. Comprendió sin mucho problema que el rubio era propenso a expresarse cuando lo creía necesario, mas cuando lo hacía dejaba un desastre de emociones a su paso; y alguien que hace ya tiempo no estaba acostumbrado a convivir con una persona así, le suponía toda una revolución a su vida.

"Pero solo soy alguien más entre la multitud... cierto?"

La respuesta jamás llegó, mas en su lugar llegó una persona que le sacó del agua tras estar por minutos sumergido en ella. Ni siquiera él mismo se había dado cuenta de que seguía conteniendo la respiración por haberse perdido en sus pensamientos otra vez.

Redeemer | MiriTamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora