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«Categorías para el festival de invierno de la universidad Gerrit Rietveld» leyó Mirio en silencio una pancarta pegada en uno de los diarios murales dispersados por el pasillo, percatándose de que habían muchas actividades y de libre elección.

Baile, instrumental, teatro, arte contemporáneo, poesía -cortesía del club de literatura-, ballet, etc. La fecha fijada para el comienzo de dicho evento era dentro de tres semanas, por lo que aún no habían muchos nombres escritos abajo del encabezado.

Por supuesto que Mirio no participaría, ya que la mayoría de actividades se hacían en pareja y dudaba mucho que lograra entenderse con alguien más que no fuera Tamaki. Y en cuanto a él, todavía continuaban sin hablarse, y ahora su compañero sí parecía pasar de su presencia cada vez que estaban en la misma habitación.

Ya no iba en ascenso de poder ganarse su confianza o amistad, sino que lastimosamente iba en picada.

Suspiró. No tenía caso martirizarse por algo que ni él mismo comprendía, tal vez sólo debería esperar la ocasión perfecta para dirigirle la palabra otra vez.

Y sí, habría conseguido esperar pacientemente de no ser porque Amajiki comenzó a llegar vestido de una manera un tanto inusual, y es que quizá la ropa le hiciera resaltar más de lo habitual, ya que simplemente no le podía quitar los ojos de encima.

Tamaki seguía siendo todo un enigma en diversos aspectos, por lo que se le dificultaba no preguntarle de qué iba todo eso; su vestimenta, lo cansado que llegaba de un sitio desconocido para luego volver a salir y no regresar hasta bien entrada la madrugada, y si es que acaso patéticamente era una excusa para seguir ignorándole.

Fue entonces que se sintió estúpido en una oportunidad en la que veía a Tamaki estudiar ubicado en su cama, con una toalla rodeando su cuello tras salir hace apenas unos minutos de la ducha; "además, yo puedo seguir en esta habitación incluso si decides ignorarme por el resto del año" recordó sus propias palabras, dándose cuenta de que al final no podría cumplir con ello. No así, no de esta forma cuando ambos parecieron avanzar en cuanto a socializar y apoyarse el uno en el otro.

«O sólo fui yo quien pensaba de ese modo» reflexionó Mirio a la par en que miraba de soslayo a Amajiki, queriendo por un segundo que éste también le correspondiera a su mirar. Siquiera observarlo tanto podría considerarse como algo normal?

Aunque si se detenía a pensarlo de manera infantil, era culpa de Tamaki por desbordar misterio por doquier, atrayendo su curiosidad de forma inconsciente. Por qué el resto de compañeros que tuvo anteriormente no se dieron una oportunidad de conocerlo? por qué las personas en la época actual prefieren ver a alguien de modo superficial y no tomarse el tiempo de ver lo que realmente se esconde en el interior?

Y así se paralizó. Y no gracias a la profundidad de sus pensamientos, sino porque Amajiki le atrapó observándole, alzando una ceja en su dirección; diciéndole justo y claro con ello un "qué miras?"

─...Perdón!─se precipitó Togata a disculparse, desviando la vista hacia cualquier otra parte que no fuera el azabache.

Éste último suspiró, cerrando el libro entre sus manos para dejarlo a un lado, procediendo a sacarse la toalla del cuello después. Claro, a la vista del rubio, Amajiki podía lucir muy tranquilo y neutral con esa situación, sin embargo le descolocaba saber que Togata le había estado mirando en todo momento.

Y si es que estaba buscando una excusa para finalmente hablar, pues bien... lo consiguió.

─Quieres decirme algo?─le preguntó Tamaki desde su punto, en un tono casual.

─No, nada... ─«en realidad sí, pero temo echarlo a perder otra vez con lo que sea que diga» se abstuvo de agregar, encogiéndose simplemente de hombros.

Redeemer | MiriTamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora