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Al día siguiente, 11:30 a.m.

Al despertar, lo primero que hizo fue mirar hacia la cama contigua, en donde se supone debería estar Tamaki durmiendo; estaba vacía.

Extrañado se incorporó, todavía con los efectos del sueño en su interior. El silencio de la habitación le dio a entender que su compañero no estaba allí, y que posiblemente había salido.

Decidió no darle demasiada importancia, sabiendo que dentro de poco regresaría. Mirio llevó a cabo la rutina del día, notando que ya no se sentía tan cansado como hace horas atrás, sintiendo su cuerpo más ligero.

Recordaba los hechos del día anterior, el cómo Tamaki se había comportado después de la presentación y ese beso que se habían dado... fue diferente, sin duda.

Sabía que haría mal en tomárselo como algo más, aunque le intrigaba saber qué estuvo sintiendo Amajiki en ese momento, y si es que para él había significado algo más profundo o importante; quizás no estaría de más preguntárselo y así salir por lo menos de una de sus muchas dudas acumuladas.

Y es que una nueva nacía, ya que Tamaki no regresó al estar cayendo la tarde, y en esas horas a solas Togata comprendió lo mucho que se sentía la ausencia de su compañero a su alrededor. Quería convencerse de que lo mejor era esperarlo, que tal vez estaría atendiendo algunos asuntos que le tomaron más tiempo de lo normal y que no había nada de qué preocuparse.

Ese pensamiento le duró menos de lo que imaginó.

Cuando la oscuridad se hizo ver fuera, Mirio salió del cuarto más que dispuesto a buscarlo, teniendo una extraña sensación expandiéndose dentro de su pecho, resultándole considerablemente desagradable.

Sin saber por dónde empezar, le echó varios vistazos a los pasillos y a la salida, cuestionándose una vez que estuvo allí si es que Tamaki podría estar a esa hora aún en la universidad. Sabía que tenían un horario para estar fuera, mas ahora no podría importarle menos.

Únicamente quería encontrarlo.

─Togata?─una voz a sus espaldas le sobresaltó, y al girar se encontró con un curioso Midoriya; mentiría si dijera que aquello no le decepcionó, aunque era una buena señal que ahora lo tuviera aquí─. Ocurre algo?

─Sí, bueno... estoy preocupado por Tamaki, lo he estado buscando pero... ─comenzó el rubio a explicarle.

─Ah... Tamaki me avisó de que pasaría unos días con su madre─le interrumpió Izuku, adquiriendo un tono de voz conciliador─. Pensé que tú lo sabrías.

«Con su madre?» no negaría que aquello le extrañó un poco, mas si recordaba que ella estaba en un estado delicado de salud, sería perfectamente entendible.

─No... no me lo dijo─ahora Mirio empezaba a sentirse más o menos aliviado─. No sabes... cuándo volverá, exactamente?

─Por desgracia, Tamaki nunca ha sido muy preciso con sus asuntos─negó Izuku, encogiéndose de hombros─. En fin, solo te quedará esperar a su regreso, no?

─Sí... supongo─aceptó el rubio, viendo que el otro pasaba por su lado sin decirle nada más. Notó un mínimo cambio de expresión en su rostro cuando terminó de hablar, mas en ese instante no le tomó la suficiente importancia.

Era verdad que todo pasaba a segundo plano cuando se trataba de Tamaki.





Era verdad que todo pasaba a segundo plano cuando se trataba de Tamaki

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Redeemer | MiriTamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora