Aquel día una lluvia intensa comenzó a caer sin piedad sobre la ciudad. Más de un estudiante faltó a clases, la mayoría de ellos excusándose con que no querían enfermarse pese a que estuviesen al lado de dicho establecimiento.
Tamaki tomó provecho de la situación y también se ausentó, levantándose un poco más tarde de lo habitual y disfrutando del sonido de las gotas de lluvia chocando contra el ventanal.
Mirio tampoco asistió, aunque teniendo una excusa que sólo se guardaba para sí mismo; quería permanecer con el azabache ese día, y mucho más después de verlo afligido con la presencia de Bakugou en ese momento.
Le relajaba el sonido de la lluvia en medio del silencio, mas toda su atención estaba puesta en su compañero, el cual le daba la espalda desde la cama contigua; de momento no le había pedido que durmieran juntos, y eso le deprimía hasta cierto punto.
Podía considerar a Tamaki como su peluche? ya que lo sentía como apretujable cada vez que lo tenía entre sus brazos.
Vio desde su posición que el nombrado comenzaba a removerse, empezando por estirar los brazos y tallarse los ojos para asimilar la luz que venía desde la ventana. Mirio atinó a hacerse el dormido antes de que le descubriera observándole otra vez.
Tamaki miró en su dirección, entrecerrando sus ojos unos segundos.
─Estás despierto?─le preguntó éste para sorpresa del rubio.
─...No─le contestó, a sabiendas de lo estúpido que era.
Tamaki rio bajito, incorporándose y quedando sentado sobre la cama. Un nuevo día daba inicio, y qué mejor que no tener que ir a clases debido a la lluvia?
Tras abandonar la cama, se dirigió con pereza hasta el baño para ducharse y de paso asearse, preguntándose qué podría hacer durante las horas libres que le quedaban. Según se sabía, cuando las lluvias llegaban a Ámsterdam no culminaban hasta el día siguiente, así que sus opciones no eran muchas.
Luego de terminar, salió del baño ya arreglado y viendo que Mirio apenas se estaba levantando, bostezando en el acto; podría hacer algo en compañía de él? tal vez tuviera sugerencias y supiera entretenerle por el momento.
─Vuelvo en unos minutos─le avisó Tamaki, dirigiéndose hacia la puerta.
─A dónde vas?... ─una interesante pregunta, ejecutada en otro contexto.
─A buscar el desayuno─le respondió Tamaki, volteándose a mirarlo por unos segundos─. No tardo.
Mirio le vio desaparecer después de eso, hasta que decidió ponerse a hacer lo suyo y estar listo para cuando volviera. La lluvia parecía estar agarrando más intensidad con el paso de los minutos, ya que incluso con el agua de la regadera cayendo podía escucharla.
Aparentemente terminó estando en sincronía con Tamaki, ya que le escuchó llegar justo cuando él salía del baño, arreglado y perfumado, cosa que el otro notó, mas no hizo ningún comentario al respecto. Lo único que Tamaki sabía, era que el aroma del perfume que usaba Mirio era excesivamente dulce.
─Te gusta el chocolate caliente, cierto?─prefirió preguntarle en cambio, dejando la taza sobre el velador del otro.
─Me ofendes preguntando eso─le respondió Mirio en un tono de reproche, aunque en el fondo se lo tomaba con humor.
─Le pido me disculpe─contestó Tamaki de vuelta y del mismo modo, sacando de uno de sus bolsillos una galleta que parecía ser hecha de cereal, según lo que decía en el envase─. También te traje esto, no pude encontrar mucho más...
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Redeemer | MiriTama
FanfictionHay experiencias que nunca se olvidan en la vida, y Mirio lo comprobará por sí mismo en su arribo a Ámsterdam. «Me di cuenta demasiado tarde de lo mucho que él había logrado entrar en mi corazón. Ahora no quiero, ni creo poder, deshacerme de su recu...