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SU MIRADA VIAJO POR EL TECHO AZUL DEL CUARTO DE PERCY MIENTRAS SE PERDÍA EN SUS PENSAMIENTOS,a su lado estaba su amigo que hacía lo mismo que ella.
Disfrutaban el momento, no necesitaban hablar para disfrutar su compañía, podían pasar horas mirando el techo azul de Percy y sus miles de fotos con Annabeth (—¡Es solo una amiga, Cora!) que Cora sospechaba que al azabache le gustaba porque siempre miraba las fotos de ella con cariño. También estaba Grover, otro amigo suyo que conoció en un campamento de verano que iba junto a Annabeth.
Dirigió su mirada a la derecha donde se encontraba Percy, sus ojos estaban cerrados por lo que Cora no podia ver sus hermosos ojos verde mar
No pudo evitar recordar lo que le dijo hace días sobre sus ojos.
—Me gustan mucho tus ojos, están tan bonitos que te los podría arrancar para quedarmelos—murmuró Cora mientra miraba a Percy a los ojos, esos orbes podrían pertenecer a su colección.
Sonrió viéndolo tan relajado, sus hermosos orbes verdes siempre estaban enmarcadas por unas horribles ojeras que hacían su mirada más profunda.
—¿Que me ves Ramirez, que me ves?
Cora sonrió ante la mención del meme que le dijo, le había mostrado ese video desde su celular mientras oía los quejidos de Percy sobre no usar su celular cuando este con él.
Sus ojos se encontraron mientras la chica seguía sonriendo. Se acomodó para estar enfrente de Percy que se había volteado, Cora postró su cabeza en su brazo flexiona mientras miraba desde arriba a su amigo.
Soltó un suspiro mientras su sonrisa se agrandaba, le encantaba hablar de temas profundos con Percy.
—¿Crees que Dios exista?
Percy se tensó pensando en la mitologia griega, su amiga era mortal y no quería decirle que era hijo de Poseídon por miedo al rechazo.
Ella era su única amiga (aparte de los del campamento) y no quería perderla, se sentía normal con ella, los monstruos ya no se presentaban seguido y no había tanta presión sobre el.
Por primera vez en su vida se sentía como una persona normal
—Si—declaró dudando, sabía que existían los Dioses griegos ¿Quien dijo que Dios al que todos conocemos no existe?—¿Por qué la pregunta?
La miró con el ceño fruncido, su amiga no era la más creyente que digamos. Solía quejarse de la personas que creían en algo que no se ve, claro que no los obligaba a NO creer en Dios, porque ellos tenían una opinión y ella también. Si quiere respeto, debe ser respetada.
—Empece a ver Hércules ayer por décima vez, imagínate qué existan los dioses griegos ¡Sería alucinante!
Sonaba tan emocionada que le sacó una pequeña sonrisa a Percy.
