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Días después, Tony esperó a Steve a las afueras de la universidad, había dejado el lexus rojo por un convertible plateado, así que estaba seguro que Steve le vería de inmediato. Las cosas no habían cambiado sustancialmente. Víctor y él volvieron a la rutina de siempre, esa donde se veían sólo por las mañanas o muy por la noche, esa donde no dormían juntos y sus pláticas se limitaban a algunas preguntas vagas. No era del todo molesto, y eso era lo desconcertante, ninguno parecía realmente inconforme con la situación; y tenía una sensación extraña siempre que Víctor le hablaba, pero no sabía cómo caracterizarla.
Por otro lado, estaba Steve. No lo había visto en ese tiempo, porque Tony había tenido trabajo y Steve estaba en periodo de exámenes. Pero con él había charlado todos los días por mensajes, a veces por llamada y a veces, muy a veces, por cortas video-llamadas. Como fuese, no habían perdido el contacto, ni las ganas de verse. Pero Tony no le había avisado que iría por él ese día, así que esperaba no errar el horario y encontrarlo en la salida de la institución.
Steve había pasado esos días pegado al teléfono de tal manera, que sus amigos comenzaban a tomarle el pelo, en especial porque nunca había sido muy afecto a esos aparatos; era un poco torpe para todo lo relacionado con tecnología, pero últimamente, a base de necesidad, ya tenía bastante práctica. Esa tarde, después de entregar unos trabajos, esperó en el patio a Bucky y Natasha, irían juntos a comer y, luego, al trabajo. Ese era el plan. Cuando sus amigos llegaron y emprendieron la marcha, comenzaron a discutir qué cosa iban a comer. Fue Natasha quien se detuvo de improviso, haciendo que los otros dos le miraran extrañados.
—Te vinieron a buscar, Steve—dijo la pelirroja y volteó a ver a su amigo con una sonrisa pícara en el rostro, al tiempo que le señalaba algo a la distancia.
—¿Eh?—Steve levantó la vista y distinguió el lujoso auto que, una vez más, captaba las miradas de todo mundo. Tras el volante un hombre elegantemente vestido de cabello castaño, lentes oscuros y barba particularmente perfilada, seguía el ritmo de la música que tenía puesta, con la cabeza.
Sonrió sin darse cuenta y tras dirigirles una mirada a sus amigos, salvó la distancia que le separaba del auto. Se detuvo al costado de este, en la puertezuela del copiloto. Tony, al verlo, le sonrió y se quitó los lentes.
—Hey—dijo a modo de saludo—. Vamos, sube. Te invito a comer, hay un restaurante por aquí que me encanta.
—Ah, es que... quedé con mis amigos que...
—No te preocupes por nosotros—dijo Natasha acercándose también—. Hola, señor Stark, ¿cierto?
—Sí, Natasha, ¿verdad?
La chica asintió.
—¿Puedo robárselos por un par de horas?
Nat asintió.
—No creo que sea una molestia, ¿verdad, Steve? —le dijo ella dándole un codazo.
Steve le dirigió una mirada que le pedía no ponerlo en evidencia. Bucky carraspeó a un paso de distancia.
—Lamento aguar la fiesta, pero recuerda que tenemos trabajo y hoy no te puedes escapar.
—Lo devolveré a tiempo—dijo Tony—. ¿Vienes, Steve?
Steve asintió, aventó su mochila en el asiento trasero del convertible y se giró hacia sus amigos rebuscando en su chaqueta, hasta sacar una llave.
—Pueden llevarse mi moto, está en el estacionamiento.
Bucky tomo las llaves y una luz se le iluminó.
—Oye, si vas a irte a comer por ahí, ¿nos dejas ir a tu departamento?
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Sugar
FanfictionTony no está pasando por una buena racha en su matrimonio y sin proponerselo se embarcará en una aventura con un joven barman, quien en una sola noche ha cautivado su corazón. Pero su esposo no estará dispuesto a dejarlo ir tan fácilmente. Stony AU...