En la motocicleta

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Lunes

La camioneta negra de Tony se estacionó delante del edificio de departamentos donde vivía Steve. De ella salió la pareja y bajaron las maletas y obsequios que los padres del joven rubio habían enviado, no sólo para él, también para los amigos de ést; por supuesto, se incluían las galletas que Bucky había pedido con vehemencia.

Jarvis les ayudó a llevar todo al interior del departamento. Steve se duchó y salió corriendo para tomar sus clases. Tony se quedó en casa, junto a Jarvis y deshicieron las maletas.

—¿Cómo le fue, señor? —le preguntó Jarvis—. No le veo ningún golpe o daño.

Tony rió y sacudió la cabeza.

—Los padres de Steve son un amor. Me aceptaron sin problemas y mira—Tony le enseño su teléfono celular, donde aparecía un número de contacto con el nombre de "Mami Sarah"—. Su mamá es lo mejor de lo mejor, hemos estado platicando por chat desde que nos fuimos.

Jarvis vio a Tony reír como un niño pequeño. Parecía feliz, su ánimo estaba por las nubes. Le agrado verlo tan contento; esa luz en sus ojos hace mucho tiempo que no la veía.

—Me enseñó a hacer donas, se me quemaron unas, pero ahora sé cómo hacerlas—continuó Tony.

—Me parece, señor, que la idea de ser parte de la familia Rogres, le agrada.

Tony hizo una pausa reflexiva; sí, era justo así. Asintió y volvió a sonreír.

—El padre de Steve también es muy agradable. Le gusta la mecánica y le ayudé a arreglar su viejo auto.

Jarvis sonrió.

—Eso me recuerda que tengo que llamar a Pepper.

Había dos cosas que tratar con Pepper, así que la llamó en cuanto terminó de deshacer sus maletas. Su amiga le preguntó un poco sobre su visita con los suegros y después pasaron a asuntos de más peso. En primer lugar, el divorcio. Víctor había recibido la demanda y también la propuesta de arreglo para la repartición de bienes y, por el momento, seguían a la espera de alguna respuesta de su parte.

—Él está seguro de que volverás con él—le dijo Pepper con sobriedad—. Si te soy honesta, su seguridad me asusta.

—Sólo está en negación—aseguró Tony—. Es la primera vez que le cumplo la amenaza.

—Bueno, sólo nos queda esperar, pienso llamarle el viernes para presionarlos. No queremos perder mucho tiempo, ¿cierto?

Tony asintió y comentó sentirse optimista al respecto; luego, cambió de tema.

—Sobre lo que te pedí...

—Ah, sí. Mañana pueden ir por él.

—Gracias.

Tony colgó y sonrió, respiró tranquilo. Todo parecía ir por buen camino, pero no era el único que lo pensaba. En la mansión Stark Víctor también sonrió tras colgar el teléfono; sus espías le habían informado que su esposo y el amante de éste habían regresado de su viaje y que estaban retomando sus rutinas del diario.

Martes

Tony fue por Steve a la universidad, y optó por ir a pie; desde la nueva residencia del rubio, la distancia no era tanta. Sin embargo, aún sin auto del año y de marca cara, Tony llamaba la atención. Llevaba un traje negro con camisa roja que lucía particularmente bien en él, sus lentes oscuros y la actitud segura de siempre terminaban de ser un imán de miradas.

—Te buscan—dijo Bucky al ser él, el primero en notar cómo los ojos de sus compañeros se clavaban en el hombre cerca de la puerta que esperaba mirando su reloj Gucci o algo por el estilo, seguramente.

SugarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora