Jarvis escuchó la campanilla de servicio sonar con insistencia. Bufó un tanto exasperado y, haciendo acopio de toda su estirpe flemática inglesa, tomó la bandeja con el desayuno de esa mañana y la llevó con seguridad y sin apuros hasta la habitación de huéspedes que, durante más de un mes, había ocupado Víctor von Doom. Jarvis, para soportar tener que servirle, se había hecho a la idea de que aquel se trataba de un invitado de esos que no saben cuándo la fiesta acabó y se quedan más tiempo del preciso.
Víctor estaba en la cama todavía, sentado con la espalda apoyada en los almohadones detrás. Jarvis tuvo que dejar la bandeja sobre la mesita de noche para sacar la pequeña mesa plegable y apoyar ahí, después, la bandeja con los alimentos.
—Buenos días, señor—dijo el mayordomo al dejar todo listo frente a Víctor.
—Buenos días—respondió éste último con calma, aunque no le había gustado del todo el tono que había usado Jarvis; sabía que Tony no toleraría que maltratara al anciano, así que contuvo cualquier impulso. Desdobló el periódico y con un gesto de la mano le indicó que podía irse.
Jarvis dio media vuelta y, gustoso, emprendió el camino hacia la puerta, pero antes de que alcanzara la perilla, Víctor lo llamó y lo obligó a voltear.
—¿Tony ya se levantó? —preguntó Víctor.
—El señor Stark se marchó ayer a un viaje de negocios urgente con la señora Potts-Strange.
Víctor despegó la vista del periódico y con una ceja arqueada miró a Jarvis.
—¿Viaje de negocios? —preguntó extrañado.
—Así es, señor.
—¿A dónde?
—A Boston, señor. Pero no sé los detalles.
Víctor estaba a punto de replicarle que no se hiciera tonto, porque Tony todo le decía; pero como había hecho antes, reprimió su impulso y se limitó a asentir y dejar marchar al mayordomo. Dejó el periódico a un lado y bebió un sorbo de café. Se dijo que, por lo intempestivo del viaje, tenía que ser justamente algo urgente, algo que no lo demoraría más que un par de días. Sin embargo, algo le molestaba, como si algo estuviera a punto de pasar y que ese algo se interpusiera en sus planes. Quiso llamar a los agentes de Hydra para corroborar lo que ese tal Steve estuviera haciendo en ese momento, pero recordó que Schmidt ya había levantado la vigilancia hacia el muchacho.
Se convenció de que Steve debía de estar en su casa, ¿qué motivos tendría él para ir a Boston? Además, estaba seguro que Tony no se había comunicado con él. Sería una jugarreta muy sucia del destino que se encontraran. Se rió por la improbabilidad de aquello y terminó de desayunar. Luego, se levantó, se duchó y vistió; pero en cada una de esas acciones permaneció esa incomoda sensación, así que resolvió marcar al número de teléfono de Tony y averiguar que estaba haciendo.
Tony sintió la vibración de su teléfono en el bolsillo de su pantalón, pero lo ignoró. Se encontraba a en una reunión muy importante y estaba a punto de perder su diplomacia con aquel representante de Genosha tan terco y altivo. Pepper, a su lado, también estaba a punto de aventarle la carpeta o el cenicero que estaba sobre la mesa. Así se les agotaban las opciones.
—Como le dije, señor Stark —decía el representante —. Genosha es un país en desarrollo, en estos momentos su proyecto sería imposible de costear.
—Señor Lehnsherr, el proyecto es perfecto para un país con las características de Genosha. Una de las ventajas de la energía limpia, como la que mi empresa ha desarrollado, representará un ahorro sustancial a largo plazo, una inversión bien hecha—contrapunteó Tony —. Por otro lado, a mí y a mis colaboradores nos interesa poner en marcha este proyecto, no se lo voy a negar. Y una vez que su país se convierta en uno de los más avanzados en tecnología como esta, lloverán las inversiones extrajeras.
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Sugar
FanfictionTony no está pasando por una buena racha en su matrimonio y sin proponerselo se embarcará en una aventura con un joven barman, quien en una sola noche ha cautivado su corazón. Pero su esposo no estará dispuesto a dejarlo ir tan fácilmente. Stony AU...