Capitulo 41

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POV. ALBA

Cuando desperté Natalia ya no estaba. Me levanté de la cama y vi que el dinero no estaba en la mesita.

Obvio que se lo llevo, no la culpo ¿quien querria aguantarme a mi y encima gratis?

Baje a desayunar.

- Hola, mamá.

- Hola, hija -me sirvió el desayuno- Natalia ya se fue -dijo. La miré asustada- Sé que pasó la noche aquí, me la encontré cuando se iba. Además su coche estaba fuera, me dijo que durmió en el cuarto de invitados -sentí alivio al escuchar esa mentira- ¿No peleariais o algo, no? -negué- Es que me dijo que ya no podría cuidar más a Marina porque le habían cambiado los horarios de la universidad, pero si te digo la verdad, me sonó a excusa -me encogí de hombros- ¿Te pasa algo? -negué con la cabeza.

Se fue.

Se acabó.

*****************

POV. NATALIA

Dos semanas habían pasado desde que admití mis sentimientos, dos semanas desde que ya no me engañaba más, dos semanas estando mal. No creía que esto me afectaría tanto pero al parecer sí, estaba mal. No tenía ganas de hacer nada, ni de salir con otras chicas ni siquiera salir con Sabela o Alex. Todas las noches hacía lo mismo: me ponía música para no pensar y me quedaba durmiendo.

Estaba en mi cuarto, en la universidad. Me encontraba sola ya que mi compañera de habitación, Rose, se había ido de fiesta. Es normal, era viernes y casi todo el campus estaba fuera.

De repente oí que llamaban a la puerta. Me levante a abrirla y me encontré a Sabela.

- ¿Puedo pasar?

- Sí, claro ¿te pasa algo? -nos sentamos en mi cama.

- A mí no, pero a ti sí -afirmó.

Odiaba que Sabela me conociera tan bien.

- ¿Y? ¿Qué te pasa? -insistió

- Sab, prefiero no hablar de ello. Por ahora no.

- Vale, pero sabes que estoy aquí siempre que quieras hablar.

- Sí, lo sé.

- Bueno Lacunza, ¿Qué quieres hacer? Y no me digas que dormir.

- No sé, ¿Bajamos a la sala de estar?

Necesitaba distraerme.

- Claro, vamos.

Sabela y yo nos dirigimos a la sala. Había varios juegos recreativos, un billar, una tele gigante para ver películas, y hasta una pequeña pista de baile.

Nos pusimos a jugar en una de las máquinas. Estábamos tan concentradas en pegarle a los muñecos que no nos dimos cuenta que detrás de nosotras estaba Alex.

- ¡SEÑORITAS! -gritó asustándonos a las dos.

- Idiota, nos has asustado -le regañé.

- Por tu culpa he perdido -mi amiga le dio con la maza por el brazo.

- ¡Auch! -se la quitó.

- Ehhh, damela.

- No... ¿Qué hacéis? -preguntó mientras se ponía a jugar apartándonos a las dos del sitio donde estábamos jugando.

- Pues ¿no lo ves? -dijo intentando apartarlo del juego

- Alex, quita -lo empujé pero no se movió.

Cuestión de tiempo | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora