Capitulo 67 (Parte 2)

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POV. ALBA

No recuerdaba muy bien cómo había pasado, no recuerdaba como había llegado allí. Los recuerdos que tenía de ese momento eran vagos, ¿tal vez me había drogado0? Recordaba que estaba en el parque con Natalia y fui a por unos helados; cuando volvía noté como alguien se acercaba mucho a mí por la espada y enseñándome la pistola que llevaba guardada en la chaqueta y me dijo que caminara.

No sabía cuantas horas o días llevaba inconsciente pero cuando desperté estaba sentada en una silla con las manos atadas a la espalda, en una habitación no muy grande llena de polvo, muebles rotos y solo iluminada por la poca luz que entraba por una ventana.

Grité y pedí ayuda pero fue un intento inútil, nadie iba a escucharme. Desesperada seguí gritando hasta que escuché la puerta abrirse.

- Hola, cariño -dijo una voz gruesa y masculina.

Al encender la luz pude verle la cara.

- ¿Johnny? -empecé a forcejear para poder soltar las cuerdas. Él se acercó a mí. El solo hecho de que pusiera su mano en mi hombro hizo que me dieran arcadas- ¡No me toques! -grité.

- Nena, tranquila, no voy a hacerte daño.

En ese momento lo mire, lo mire bien; nada quedaba de aquel chico de instituto. Puede que hace unos años no fuera el más guapo pero tampoco era feo. No quedaba nada del seductor, el campeón del curso. Estaba demacrado, su mirada era completamente escalofriante, tenía cara de loco. Los años en presión le habían pasado factura y de la peor manera.

- Alba, Alba, Alba... ¿por qué tan tensa y distante?

Si su mirada era escalofriante, su voz tampoco se diferenciaba mucho.

- Suéltame.

- No -rio- Disfruta del reencuentro, preciosa.

Se sentó en el suelo mientras yo intentaba de nuevo, sin éxito, desatarme. Él solo me miraba desde su sitio. A veces murmuraba algo desde su sitio, como si estuviera hablando consigo mismo.

- Suéltame -suplique llorando- ¿Por qué haces esto?

- Porque eres mía y siempre lo serás.

- ¡¡¡NO!!!

- Cálmate, nena, no te alteres. Disfruta de estos momentos, serán los últimos que tengas -se puso de pie de nuevo y caminó hacia mí- Te tengo. Por fin, después de tantos meses, te tengo -acaricio mi mejilla- Primero, el chico ese comiendo lo que no era para él -dijo y me agarró del pelo tirando de él- ¿Quién es ese chico? ¿Me engañas? -soltó mi pelo y me pego un puñetazo; note como la sangre empezaba a caer por mi nariz- El de la pizza, ¿quien era?

- ¿Fuiste tú? ¿Tú envenenaste a Alex? Hijo de puta... -intenté abalanzarme sobre sobre él pero la silla me lo impidió.

- Se suponía que debías morir TÚ. Eso era para ti, no para ese imbécil. Igual que el coche, TÚ DEBÍAS IR EN ÉL, NO LA ESTÚPIDA DE TU AMIGA. TÚ ERAS LA QUE TENDRÍA QUE ESTAR MUERTA -gritó- Por eso estas aquí -dijo bajando el tono de su voz- Voy a matarte -beso mi frente y después salió de la habitación.

Entre sollozos y gritos estuve pidiendo ayuda hasta que no pude más.

Iba a matarme.

Alba, tienes que ser fuerte, no te rindas así de fácil. Busca una salida, haz lo que sea, menos rendirte. Hazlo por mamá, por papá, por Marina, por Julia, por Noelia, por Sabela, por Alex, por tí, por Natalia… mi amor.

Hazlo por ella. Sal de aquí y vuelve con ella.

Nat.

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Cuestión de tiempo | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora