Capitulo 58

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POV. ALBA

- Chicas ¿Qué hacéis...? ¿¡Alba!? -oímos la voz de mi padre, nos separamos asustadas- ¡¿Qué está pasando aquí?!

- Papá yo... -no sabía qué decir porque la verdad estaba todo bastante claro con lo que había visto.

- Ha sido culpa mía -intervino Natalia- Estábamos discutiendo y para enfadarla más la besé -yo negué con la cabeza- Sí, pasó así.

- ¿Forzaste a mi hija para que te besara? -dijo enfadado. Natalia iba a hablar pero me adelanté.

- No, papá, no me ha obligado a nada. Nos estábamos besando porque... -respiré hondo- porque Natalia es mi novia -me abracé al brazo de Natalia y mi padre se quedó callado- ¿Papá has oído lo que he dicho?

- Alba, vete -dijo con tono serio.

- ¿Qué? -pregunté bajito.

- Alba, vete al comedor y déjame solo con Natalia. Tengo que hablar con ella.

- ¡No! -me opuse.

- Alba, fuera, ya. Y tú, a mi despacho -dijo refiriéndose a Natalia. La miré y me asintió. 

Salí de allí. Me senté en una de las sillas apartada de cualquier conversación que hubiera en el comedor y miraba mis manos nerviosa.

¿Qué le estará diciendo? Me tenía que haber quedado.

Me mataba pensar que podría estar pasando en ese despacho.

Mi padre salió de su oficina y se sentó junto a mi madre como si nada hubiera pasado. Me miró y fruncí el ceño; en su cara no se mostraba ningún sentimiento, ni bueno, ni malo. 

Me levanté y fui a buscar a Natalia, la encontré parada delante de la puerta del despacho de mi padre.

- Nat -dije y nos abrazamos. 

Después de unos segundos me separó de ella y me tendió un papel partido en dos- ¿Qué es esto?

*******
 
 
POV. NATALIA

Caminaba detrás de Miguel Ángel con la cabeza alta, no tenía que avergonzarme de lo que había hecho. Entré a su despacho y me quedé de pie frente a la mesa. Cuando cerró la puerta fue hacia su escritorio y cogió algo. El silencio inundaba la habitación.

- Miguel Ángel, yo... -me interrumpió.

- No me expliques nada ¿Cuánto quieres por dejar a mi hija? -dijo.

Me paralicé.

- ¿Perdón? -fue lo único que pude decir.

- ¿Eres fotógrafa, no? Te pagaré todo lo que cueste un equipo nuevo -no hablé- ¿Te parece poco? Entonces dime una cifra y deja a Alba -un nudo se me formó en la garganta.

- ¿Estás intentando sobornarme?

- Tómalo como quieras... ¿Cuánto quieres?

- No -dije pero no me escuchó ya que las palabras salían inaudibles de mi boca.

- Me parece que esto será suficiente -escribió sobre el talonario que tenía en las manos. Arrancó el cheque y me lo dió.

No había visto tantos ceros juntos en mi vida.

El padre de mi novia salió y yo me quedé mirando el papel teniendo muy claro lo que iba a hacer con él.

Salí de la habitación y me quedé delante de la puerta. Partí el cheque en dos con toda la fuerza del mundo; nadie me volvería a obligar o amenazarme para que dejara a Alba nunca más.

Cuestión de tiempo | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora