Capitulo 28

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POV. NATALIA

- Bueno ¿a que esperas? Abre la puerta -dije cuando llegamos a la puerta.

- Natalia, yo no cogí la llave. Tú lo hiciste.

- Mmm no, tú. Vamos, déjate de bromas y abre.

- No estoy de broma, yo no tengo la llave.

- ¿Y ahora que tengo que bajar a por una a recepción? -me quejé.

- Sí, por fa, ve tú. Yo te espero aquí -dijo tiernamente.

Bajé a recepción y tardé algunos minutos en conseguir una llave nueva ya que abajo todavía había algo de revuelo por lo del incendio. Al subir, me encontré a Alba apoyada en la puerta de la habitación, sonrió al verme llegar.

- Por fin, ¿Qué has ido, a fabricar tú misma la llave? -dijo separándose de la puerta. Yo le sonreí y se la dí- ¿Qué?

- Que estás deseando volver ahí dentro conmigo.

- Uno, -dijo poniéndose cerca de mi- estoy deseando entrar porque hace frío y tengo sueño y dos... -hizo una pausa- Como que tú no estás deseando volver ahí dentro conmigo...

- Venga, abre la puerta -dije. Después de meter la llave en la cerradura se giró hacia mí.

- Uyy, cuanta prisa tienes, ¿no? -dijo burlándose.

- Hace frío y tengo sueño -dije imitándola.

- Aja, eso será.

- ¡Quieres abrir yaaa!

- Voy, voy, tranquila... -abrió la puerta.

Ella pasó delante y cerré la puerta detrás de mí. Nos quedamos mirándonos unos diez segundo la una a la otra sin saber muy bien que hacer o que decir. Como si ambas nos hubiéramos puesto de acuerdo telepáticamente, ella corrió hacia mí y yo hacia ella. Saltó encima de mí rodeando mi cintura con sus piernas y mi cuello con sus brazos y nuestros labios se unieron como si hubieran estado años sin tocarse.

- Vamos a provocar nuestro propio incendio -dijo separándose de mí, la miré con cara de 'No acabas de decirme eso' y le sonreí coquetamente.

- El lado sexy de la Reche... Mmmm, me encanta -dije atacando de nuevo sus labios, fui hasta la cama y nos dejé caer en ella.

- Yo siempre soy sexy, Lacunza -dijo después de volver a besarme. 

- Claro, sí, obvio, siempre -dije con un poco de burla en mis palabras.

La agarré de la cintura y la acomodé más arriba de la cama.

- Esto es mío -dijo refiriéndose al pijama.

- Quítamelo entonces -eso hizo. Se levantó quedando sentada con la espalda apoyada en el cabecero de la cama.

- Te queda bien -dijo levantando la camiseta y poniéndola de nuevo del derecho- Te ves muy adorable… Vale, nunca pensé que diría eso en voz alta -rió. Puse cada una de mis rodillas a un lado de las de ella y me senté sobre sus piernas.

- ¡Eh! Yo soy adorable -dije poniendo cara de enfadada.

- Lo que tu digas -agarró mi cuello y me "obligo" a besarla. Sin despegarme de ella bajé la cremallera de la chaqueta y acaricié su piel. Después de un rato sintiendo sus cálidos y suaves labios fundirse en los míos se separó y suspiró.

- ¿Te pasa algo?

- No, nada -sé quitó la chaqueta y la tiró al suelo.

- ¡Eh! Trátala con amor, que es mi favorita.

Cuestión de tiempo | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora