Epilogo (Parte 3)

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~~ NUEVE MESES DESPUÉS ~~

POV. ALBA.

Me desperté al escuchar la alarma de Natalia, como veía que no se levantaba toqué su brazo. Al hacerlo se despertó, se cambió de ropa y bajo. Poco después de que ella cerrara la puerta de nuestra habitación volví a dormirme.

- Mi amor -acarició mi brazo- Albi -abrí los ojos y la vi sentada en el borde de la cama- Me voy a trabajar, te he dejado el desayuno ahí -señaló la mesita.

Aunque le decía que no lo hiciera, Natalia insistía en traerlo todas las mañanas. Se preocupaba mucho por mi, no pude elegir mejor mujer.

- Intentaré salir lo antes posible del trabajo ¿vale?

- No hace falta, amor.

- Sí, sí que hace falta -agarró mi mano. Después se acercó y me beso- Me voy ya o llegaré tarde. Te amo -bajó hasta mi gran vientre para hacer lo que todas las mañanas antes de ir a trabajar hacia- Buenos días hijos, soy mami, cuidad mucho de mamá mientras yo no esté, ¿vale? -dio un beso encima de la tela de mi pijama- Nos veremos en unos días -sonreí.

Faltaban pocos días para poder conocer a nuestros pequeños hijos.

- Si necesitas algo, llámame.

- Lo sé -me besó de nuevo- Te amo.

Natalia salió de la habitación. Yo ya no tenía sueño así que alcancé la bandeja y desayuné en la cama mientras ponía algo de música en mi móvil.

La verdad es que estar de baja se me hacía aburrido. Me pasaba el día en casa, sola, tumbada en el sillón viendo una película o jugando con Sansa hasta que Natalia llegaba por la noche de trabajar, ya que mi mujer tampoco me dejaba hacer grandes esfuerzos.

Después de ordenar un poco la habitación y dar vueltas por ella sin rumbo, fui hacia la estantería que había en el despacho para elegir una película. No sabía cual elegir, las había visto todas como unas treinta veces.

- Oh, no... -dije en voz alta al sentir una rara sensación en mi cuerpo.


POV. NATALIA

Estaba empezando la tercera sesión de fotos del día cuando mi ayudante Tom, un chico joven, principiante en esto de fotografía se acercó a mí.

- Señora Lacunza, su móvil ha sonado varias veces.

- Tom, ahora no puedo contestar. Y no me llames señora, no soy tan vieja -le dije y sonrió tímidamente- Ahora mira al infinito, como si estuvieras pensando en la decisión más importante de tu vida -le dije a la modelo.

- Señorita Lacunza, ha vuelto a sonar.

- Contesta y di que me llamen más tarde, por favor, estoy ocupada ahora -el chico me obedeció.

- Señorita Lacunza -lo mire- Es... es su mujer -dijo con algo de miedo por la mirada que le había dado cuando me giré a verlo. En cuanto escuche eso dejé la cámara y le quité el móvil de las manos.

- Mi amor, ¿Qué pasa?

- Natalia, ya vienen.

- ¿Cómo que ya vienen? ¿ya? Pero si aún te quedaban unos días... No importa, voy para allá.

- Tu trabajo... -empezó a hablar pero la interrumpí.

- Salgo ya para casa, no te muevas, en diez minutos estoy allí -no puso ninguna objeción y colgué- Tom, ven aquí -se acercó- Acaba la sesión de fotos.

- Yo no puedo hacer eso -dijo asustado.

- Sí, sí puedes, yo confío en ti, tienes talento, sabes como hacerlo. Por favor acabala. Mi mujer está de parto, tengo que llevarla al hospital... Solo necesito que acabes esta sesión de fotos y pospongas todo lo que haya para hoy. No te lo pediría si no supiera que puedes hacerlo -asintió- Muchas gracias.

Cuestión de tiempo | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora